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Más de 40 veces ha comparecido ante tribunales por ofensas y burlas

Todo poder, no hay nada que tema más que la risa, credo del actor y dramaturgo
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de marzo de 2016, p. 5

Roma.

Algo tan contundente como hizo Shakespeare no va con él; Dario Fo, quien hoy cumple 90 años, se ve más bien como un bufón, un mimo.

Acudí al teatro no con la idea de interpretar Hamlet, sino con la intención de ser un payaso, un comediante, dijo en 1997, cuando recibió el premio Nobel de Literatura. Casi ningún otro italiano tiene esa gracia en el habla y ese talento para contar historias.

El poder, todo poder, no hay nada que tema más que la risa, las risas y las burlas, reza el credo de Fo, para quien la sátira no es otra cosa que la mala conciencia del poder. Por ello que no es ninguna casualidad que Fo haya comparecido en más de 40 ocasiones ante los tribunales por ofensa y burlas a los poderosos. En varias ocasiones lo han detenido en el mismo escenario.

En el teatro ha dado vida a papas lujuriosos, políticos extravagantes y borrachos elocuentes. Somos brutos y como a todos los brutos de este mundo nos gusta reír, bromear, ser vulgares y, a veces, cómicos, dijo en cierta ocasión el artista, conocido por su fuerte mímica.

Su extraordinario talento y su trabajo en el teatro social y político le reportaron el Nobel y, cuando se anunció en Estocolmo, el mundo literario se sorprendió. Pero el comité del Nobel tenía buenos argumentos para su decisión y aseguró que era un escritor que, siguiendo la tradición de los juglares del Medievo que fustigaban al poder, restablece la dignidad de los débiles y humillados.

Dario Fo siempre habló de nuestro premio Nobel, en referencia a su esposa Franca Rame. Casados desde 1954, escribieron más de 70 obras a cuatro manos.

Al principio era muy tímido y no se atrevía a hablar a la hermosa y elegante Franca, hija de un feriante. Pero ella tomó la iniciativa: Un día le agarré detrás del escenario, lo empujé contra la pared y lo besé.

Pareja excepcional

Durante casi 60 años, Fo y su esposa fueron una pareja que encajaba a la perfección, en el sentido figurado y en el literal, pues a menudo se subían al escenario juntos. En las entrevistas, Fo señala que todavía sueña todas las noches con ella, a pesar de que ya han pasado varios años de su muerte.

A finales de los años 60 del siglo pasado el matrimonio comenzó a tener éxito y su fama cruzó fronteras. Dario es un monumento y yo soy su base, solía decir Franca.

Entre las obras más conocidas del autor figuran Pareja abierta (1985), Tengamos el sexo en paz (1996) y El diablo con tetas (1997). En el punto de mira de Fo han estado la mafia, la industria de las armas, el Estado clerical y los delitos ecológicos. Su inspiración siempre bebió de la tradición de la comedia del arte y sus monólogos, críticos con la sociedad. No conoce tabú alguno y la provocación es su pan diario.

En 2012 publicó su libro y obra de teatro Picasso desnudo. Dos años después, reconoció que falsificó junto con su escuela de pintura cerca de 80 obras del artista español para así evitar problemas con sus herederos por los derechos de reproducción de la obra. “Como el hijo de Picasso me pedía una suma desproporcionada por los derechos de las imágenes, entonces pensé: ‘Voy a hacer un Picasso falso’”. Posteriormente, las obras se pudieron ver una exposición titulada Falso Picasso.

Una de las características menos conocidas de Fo es que desde hace 75 años dibuja y pinta. Pintura y escritura han estado a menudo ligadas en el artista. No puedo escribir si al mismo tiempo no tengo la posibilidad de dibujar, de pintar, dijo en cierta ocasión.