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Lo acompañaron en el Zócalo Jaime López y David Haro, entre otros

En suceso trovador y roquero Óscar Chávez festejó 81 años

Se celebró también medio siglo de su actuación en Los Caifanes

Foto
El Caifán Mayor con imágenes de la película dirigida por Juan Ibáñez, donde interpretó a El Estilos Foto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de marzo de 2016, p. a10

Óscar Chávez es el justo medio entre el rock y el folclor, expresó el tamaulipeco Jaime López durante el concierto-homenaje al Caifán Mayor, con motivo de su cumpleaños 81 y a 50 años de su actuación en la película Los Caifanes, dirigida por Juan Ibáñez, a quien también se rindió tributo con la proyección de imágenes de la historia de quienes jugaban en las camas del amor eterno (ataúdes) y vestían a la Diana Cazadora.

Organizado dentro del Festival del Centro Histórico, a las seis de la tarde del pasado domingo comenzó el suceso trovador y roquero en el Zócalo de la Ciudad de México, a muy baja temperatura, tanta, que Óscar reclamó: ¡Qué pinche frío! Algunos fueron al hotel Majestic para desde ahí gozar del concierto, pero está demostrado que no se oye.

Óscar, quien desarrolló el papel de El Estilos en Los Caifanes y enamora a la bella Paloma, interpretada por Julissa, vive una etapa que hay que aprovechar, porque está cantando las que el público quiere realmente escuchar, como De terciopelo negro, que interpretó con su sempiterno grupo Los Morales. Antes, el grito hecho canción: Se vende mi país, reflexión contra el neoliberalismo.

En la pantalla se ve al Mazacote en la escena del bote pateado y al son de la rana me atoro a tu hermana.

Luego cantó Fuera del mundo, rola para buscar un espacio para dos amantes. Sólo ahí nadie molestaría. Este arreglo es como para lo OTI, bromeó. Flores negras, para que los jóvenes de siempre recuerden que hay boleros de calidad. En un momento entró David Haro para dar a la rola el sabor tropicalero.

Axel, nuevo valor invitado por Óscar, controla el nervio y canta una de locos. Óscar: Hay jóvenes que hacen las cosas a pesar de los gobiernos, de la prensa, de las disqueras, de la televisión.

Haro cantó una composición que describe la labor de Óscar Chávez, a quien conoció en Los Íntimos, negocio ya desaparecido que tenía mucho carácter. Con Mozambique, otro tributo. El Caifán le hizo segunda.

Originarios del reino de la hache

Rafael Mendoza y Óscar Chávez, a dúo, en ¿Quién parará esta locura?, que calentó un poco la noche. Con Jaime López el reino de la hache aumentó su umbral léxico. En ese momento la trova mexicana vivió uno de sus mejores momentos, con las voces y guitarras de verdaderos cantores, poéticos y bohemios, reacios a homenajes y medallas, a la lisonja facilona.

De sus estertores y esternón las canciones de Jaime ya dejaron de ser de este mundo para salir roncas, ásperas y con letras profundas e ingeniosas. La hache: ¡chingón! Pura chilanga banda. Lo chilango no morirá, aunque se llame CDMX. La hache vivirá.

La canción cardenche es llevada al Zócalo y todos los trovadores interpretan Siete soles, supercreación de Rafael Mendoza.

En vivo, vía Skype, desde Arizona, Dr. Shenka y los panteoneros rococó saludan y se unen al homenaje a Chávez.

Jaime: Gracias, Óscar, porque nos has regalado una ciudad. ¿Qué pasó con la Paloma? Cuéntanos, acá entre nos. Responde El Estilos: Se la llevó el vendaval. Jaime cantó entonces Amadísima ciudad. Y fue la neta del planeta.

Regresaron Los Morales y el cierre es de ya sabe qué el que no cante. Perdón, Hasta siempre, Por ti, Macondo… 81 años… casi 100 años de no soledad. En la pantalla se ven imágenes del gran Gabo. Lanza un encore: Mariguana, de la que aclara no es para promover la yerba, sino que se le cantaba a Antonio López de Santana.

Por último, todos los participantes y el público le cantaron a Óscar Las mañanitas. Gracias, muy amables, dijo El Estilos, El Caifán Mayor.