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Credencialización en el extranjero: cuentas alegres
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a empezado la expedición de credenciales del Instituto Nacional Electoral (INE) en algunos consulados mexicanos en Estados Unidos. Sin duda es una buena noticia. Por fin se ponen de acuerdo la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el INE para expedir las credenciales. Una demanda muy sentida de la comunidad mexicana residente en el exterior.

Sin embargo, no podemos echar las campanas al vuelo. Simplemente se trata de un parche más a un problema mucho mayor, que es el derecho que tenemos los mexicanos a una cédula de identidad universal y obligatoria.

Hace varias décadas que existe un mandato legal sobre la cédula de identidad ciudadana y no se ha podido implementar. Fue uno de los puntos señalados en el famoso pacto de Peña Nieto (compromiso 33) y todo ha quedado en el olvido.

Uno de los problemas radica precisamente en que la credencial del INE, que es para votar, en la práctica sirve para identificación. Con el agravante de que no es universal, ni obligatoria. La credencial del INE está controlada y supeditada a los partidos y sus intereses electorales.

Ciertamente, la credencial del INE puede evolucionar y convertirse en un documento nacional de identidad, pero tendría que salir de la estructura electoral y formar parte de un ente diferente, autónomo. De hecho, en la mayoría de países democráticos el sistema de identificación nacional suele ser un ente independiente, pero que se vincula con la Secretaría de Gobernación, la de Relaciones Exteriores, el sistema o poder electoral, el Poder Judicial y la policía.

En la mayoría de los consulados del mundo, los nacionales de cualquier país pueden solicitar un documento nacional de identidad: es un trabajo rutinario de cualquier consulado. En México es una novedad de la segunda década del siglo XXI.

Precisamente para subsanar esta anomalía nacional, la SRE expedía matrículas consulares para que los ciudadanos en el exterior, que no tenían documentos, pudieran contar con una identificación válida. Otro parche, sin duda necesario, pero que no soluciona el problema de fondo.

No sabemos qué va a pasar ahora con la matrícula consular. Porque de hecho en Estados Unidos la credencial del INE sirve como identificación en los bancos e incluso uno puede viajar al interior de Estados Unidos con esa identificación, que se supone es la identificación oficial de los mexicanos.

Hasta hace poco, la credencial del INE carecía de una fecha de caducidad clara. Tenía un sistema críptico de vencimiento de 03 - 06 - 09, etcétera, que muy pocos entienden. Con el problema adicional de que no se sabe cuál es el número válido, ya que tiene tres: el folio, la clave de elector y el de atrás, que consta de 13 números. Con nueve números se pueden identificar y distinguir a 900 millones de personas, pero al parecer el INE necesita cuatro más.

A diferencia del cualquier documento de identidad de cualquier país del mundo, donde su usuario se sabe su número de memoria y lo utiliza para todo, en México nadie recuerda el número, ni tampoco la fecha de caducidad. En México tenemos la CURP, el pasaporte, la credencial del INE y la del SAT, todos con números o claves diferentes y todavía no están completamente articulados en los sistemas.

La credencialización en el exterior responde a lo que se puede hacer, no a lo que se debe hacer, que es cumplir con una ley que lleva años en el olvido.

Según un estudio realizado por el CIDE, para las elecciones de 2012, 51 por ciento de las credenciales estaban vencidas, eran las llamadas 03. Hoy en día no sabemos cuántas credenciales de ciudadanos en Estados Unidos están vencidas, porque ya caducaron la 03 - 06 - 09, etcétera, sólo es vigente la 18.

En esa investigación se estimó que aproximadamente podían votar unos 3.5 millones de ciudadanos mexicanos, que contaban con credencial del extinto IFE, incluida la 03 que ya no está vigente. Pero no sabemos cuántas credenciales vencidas hay en la actualidad.

Según declaraciones del presidente consejero del INE, este año se podrán credencializar aproximadamente medio millón de ciudadanos. El próximo año (2017) sólo se podrá credencializar hasta septiembre, porque los que quieran votar tendrán que hacer el trámite respectivo en los últimos tres meses. Siendo generosos podríamos especular que se pueda credencializar al doble, es decir, a un millón.

Todo son especulaciones y no hay cifras claras y precisas. La credencial del INE es un derecho de los mexicanos, también lo es la cédula de identificación ciudadana. Pero la preferencia la tienen los partidos políticos, no la sociedad.

El gasto de la credencialización en México es estratosférico. Se han expedido 7 millones de matrículas consulares en Estados Unidos, que no sirven para votar y no tienen valor en México. Tampoco era válido, hace unos años, el pasaporte expedido en el extranjero para poder sacar la credencial del IFE (ahora INE). La desconfianza en las instituciones, principio cardinal del sistema electoral mexicano, nos cuesta muy caro a los ciudadanos.

Como quiera, si suponemos que los que se credencializan en el extranjero en este periodo tienen verdadero interés y deseos de votar (para eso hacen el trámite), podemos inferir que habrá una mayor participación de electores en el extranjero en los próximos comicios.

Cuentas alegres. Todos contentos, todos felices.