San Sebastián.

En el segundo intento tampoco lo logró. El líder socialista Pedro Sánchez fracasó este viernes en la sesión de investidura para ser electo presidente del gobierno y sustituir en el cargo al derechista Mariano Rajoy. Todos los partidos políticos votaron igual que el miércoles pasado, excepto Coalición Canaria, que cambió la abstención por el sí, con lo cual el candidato sólo cosechó 131 votos en favor y 219 en contra. Ahora se abre un periodo de dos meses de negociación antes de que se convoque a nuevas elecciones, que se llevarían a cabo a finales de junio.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Ciudadanos confirmaron su alianza, mientras el Partido Popular (PP), Podemos, Izquierda Unida (IU), Democracia y Libertad, Esquerra Republicana de Cataluña, Foro Asturias, Partido Nacionalista Vasco, Bildu, Nueva Canarias y Unión del Pueblo Navarro votaron en contra.

El líder del PSOE llegó a la sesión de investidura con un pacto firmado con el derechista Ciudadanos y con un plan de gobierno que incluye importantes reformas y nuevas políticas sociales para afrontar la situación de emergencia que vive el país, cosa que no convenció a los demás partidos.

El presidente derechista en funciones, Mariano Rajoy (PP), señaló que todo esto ha sido un fraude. Una farsa. Su fiesta ha llegado al final. Ha perdido las elecciones, con el peor resultado en la historia de su partido. Ha perdido la investidura y nos ha hecho perder a todos el tiempo... Y eso también es corrupción.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, confirmó que su formación votaría contra la investidura e insistió en que tienen la mano tendida pero sólo para un gobierno de izquierdas, en el que también estarían los partidos independentistas catalanes y vascos.

El dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, señaló al PP y a Podemos como los que impiden al país avanzar: Sólo les pido que dejen de destruir y dejen construir. No les voy a pedir que se sumen ni que propongan, porque son incapaces de hacerlo. Sólo les voy a pedir que se abstengan.

Ahora se abre una nueva etapa de negociación, pero en un ambiente de más crispación y con el diálogo casi roto entre los grandes partidos políticos.