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Un estado permanente de serenidad
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Periódico La Jornada
Sábado 5 de marzo de 2016, p. a12

Quietud.

Un estado de quietud. Una sensación de calma, paz espiritual y tranquilidad de alma. Un estado de meditación. Todo eso produce, además de la sensación de quedar suspendido en el espacio, la escucha de la nueva colección discográfica dedicada a Arvo Pärt que llega a México.

Paul Hillier conducts Arvo Pärt. Choral & Instrumental Music, se titula esta caja triple que incluye en su portada un letrero jubiloso: Happy Birthday. Happy 80 Years! Arvo Pärt, de la disquera harmonia mundi, caracterizada por sus ediciones de primer nivel de calidad en contenido, sonido y presentación.

El cumpleaños del compositor estonio ocurrió el 11 de septiembre pasado y desde entonces no han dejado de fluir nuevas grabaciones y ediciones conmemorativas como la que ahora nos ocupa.

Quietud. Stillness.

Ese elemento atraviesa la música de Arvo Pärt que contienen estos tres discos y aparecen como la visión más completa hasta la fecha del universo que ha construido este autor.

La selección y dirección de las obras está hecha por uno de los expertos en el tema, Paul Hillier, fundador y director del coro Theatre of Voices, anidado en una institución independiente que ha transformado para bien el mundo de la música contemporánea, la disquera alemana ECM, para cuyo director y fundador, Manfred Eicher, el Disquero no se cansa de pedir el Premio Nobel de la Belleza. Y si no existe, pues lo creamos y ya.

Cada uno de los tres discos agrupa música distinta, el todo unido por la voz y la palabra, es decir, la atención está puesta en las partituras donde Pärt une textos con sonidos.

Cada uno de estos tres discos, también, contiene textos escritos por el propio Paul Hillier, extraídos de su libro titulado así: Arvo Pärt (editado por Oxford University Press).

Cada uno de los tres discos lleva el título de la obra inicial que contiene. El primero: De profundis, seguido por la Missa Sillabica, Solfeggio, And one of the Pharisees, Cantate Domino, Summa, Sept Antiennes du Magnificat, The Beatitudes, Magnificat.

Un océano de tranquilidad.

El segundo, Da Pacem, seguida por Salve Regina, Zwei slavische Psalmen, Magnificat, An den Wassern zu Babel, Dopo la vittoria, Nunc dimittis, Littlemore Tractus.

Un océano de belleza.

El tercero, Creator spiritus, ese antiguo himno de invocación, Veni Creator Spiritus, cuando se dispone uno a emprender una labor, escribir un texto, componer música, pintar, amar.

Más belleza en este disco: The Deer’s Cry, Psalom Most Holy Mother of God, Solfeggio (en otra versión), la inconmensurablemente bella My heart’s in the highlands, Peace upon you, Jerusalem; Ein Wallfahrtslied; Morning star/ Stabat Mater, una obra maestra, para muchos la más bella de las que ha escrito Arvo Pärt.

Quietud. Steady-state.

La sensación de quietud, paz, inmovilidad que crea la música de Pärt se explica por su invención del sistema tintinnabuli, que consiste en la emisión de tríadas que viajan en paralelo y que producen la sensación de que siguen sonando cuando la emisión de sonido ya ocurrió, como cuando una campana sigue vibrando mucho tiempo después del golpe de badajo. De ahí el nombre de tintinnabuli: campaneo, tintineo.

Con este sistema, Arvo rompió con el esquema lineal de tensión-alivio (originalmente llamado modulación) y en cambio creó una especie de tonalidad en steady-state. Quietud.

Esa tonalidad quieta, en steady-state, algunos la llaman nodal y está ligada íntimamente con la música medieval.

Así, la tríada no cambia, parece quedarse quieta, suena. Y queda sonando, como una campana mucho después del golpe de badajo. Tintinnabuli.

En el primer track del primero de estos tres discos, por ejemplo, en la obra titulada De Profundis se escuchan campanas, tanto las tubulares en la disposición instrumental, como las del efecto tintinnabuli.

Los discos uno y tres son interpretados por el coro Theatre of Voices, mientras el segundo por el Estonian Philharmonic Chamber Choir, que es el instrumento de Arvo Pärt con el que y para el cual compone su música. Todos dirigidos por la eminencia Paul Hillier.

Tres discos de los que emana paz, armonía, serenidad. Quietud. Ayudan, como lo hace la acción de meditar, a aquietar la mente.

La música de Arvo Pärt da felicidad. Porque otorga serenidad. Y la verdadera felicidad, define el monje budista Matthieu Ricard, consiste en un estado permanente de serenidad.

Quietud.

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