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Visita Papal

Denuncia de un chileno perjudicado por abusos sexuales del clero católico

Al Papa no interesan las víctimas de los sacerdotes pederastas
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Activistas de los derechos humanos se manifestaron al paso del papa Francisco con pancartas de alerta sobre la prevención del VIH/sida y el uso del condón. La imagen, durante el recorrido del pontífice por el Eje Central hacia el Zócalo de la Ciudad de MéxicoFoto Alfredo Domínguez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 14 de febrero de 2016, p. 8

Indignado por la presencia del cardenal Norberto Rivera Carrera junto al papa Francisco a su llegada a México, Juan Carlos Cruz Chellew, víctima de abusos sexuales del clero católico y uno de los más importantes denunciantes latinoamericanos ante la Santa Sede, dice sentirse muy decepcionado del pontífice.

“La presencia del cardenal Rivera es símbolo de que al Papa no le importamos las víctimas de pederastia sacerdotal. El cardenal es un monstruo para todos nosotros porque ha protegido a los curas mexicanos abusadores, y pasearse con él en el papamóvil y verlos juntos como grandes amigos me produce repulsión y un dolor enorme. Ambos se burlan en nuestras caras. Al Papa se le cayó su máscara de sacerdote bondadoso; no le interesan las víctimas de pederastia clerical”.

Desde hace 20 años, el cardenal Rivera Carrera ha sido denunciado ante el Vaticano por víctimas de abusos sexuales de sacerdotes. Lo acusan de no solamente proteger a los perpetradores con sotana, sino de ser cómplice de sus crímenes.

Obispos y cardenales

Cruz Chellew recientemente regresó del Vaticano, donde fue llamado para declarar, pero dice que ha podido comprobar que la reciente comisión pontificia de previsión de abusos sexuales, creada por el Papa, es una burla, una especie de pantalla para seguir protegiendo a los abusadores sexuales y a sus encubridores, los obispos y cardenales.

La Santa Sede es un nido de víboras, dice sin ambages en entrevista con La Jornada. El Papa no ha cumplido sus promesas, tiene un discurso muy bonito, pero no ha cambiado nada, al contrario, ha empeorado. Han creado una estructura vaticana para aplicar protocolos que sigan encubriendo a los abusadores y protegiendo a sus superiores.

Por eso, señala, no espera nada de la visita del Papa a México. El balance es absolutamente negativo. Él ha encubierto obispos, cardenales y hasta nuncios apostólicos acusados de abusos sexuales. El Papa no representa para nosotros el acceso a la justicia. Palabras bonitas las podemos decir todos. ¡Queremos hechos!.

Las víctimas mexicanas de abusos sexuales de sacerdotes solicitaron entrevistarse con el Papa, sin respuesta alguna. Sin embargo, Cruz Chellew dice que de acuerdo con su experiencia, el papa Francisco –tal como lo hizo en su reciente visita a Estados Unidos– tal vez reciba a unos cuantos para simular apertura. Aceptará ver a tres o cinco, será una especie de acto de relaciones públicas, pero las víctimas que esperan justicia sin respuesta del Vaticano son miles y las víctimas silenciosas muchas más. Pero ni el Papa ni sus obispos o cardenales van a luchar por nosotros, somos nosotros los que tenemos que seguir luchando.

El complot contra Saunders

Desde hace más de 10 años, Juan Carlos Cruz Chellew emprendió la lucha por la justicia. Fue víctima del sacerdote Fernando Karadima Fariña, conocido como el Marcial Maciel chileno, y su testimonio en los informes elaborados por el Centro de los Derechos Constitucionales y la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (CCR y SNAP, por sus siglas en inglés) presentado en las audiencias de la Organizción de Naciones Unidas contra el Vaticano, para reivindicar los derechos de las víctimas latinoamericanas de abusos sexuales del clero.

Recientemente fue propuesto por la irlandesa Marie Collins para instalar nuevas prácticas en la tutela de menores por instituciones de la Iglesia, pero fue bloqueado por los cardenales Francisco Javier Errázuriz Ossa y Ricardo Ezzati Andrello, ambos encubridores del cura pederasta Karadima Fariña y cuyos correos electrónicos fueron filtrados a la prensa ante su inminente nombramiento. Eso significaría dar crédito y avalar algo que el señor Cruz ha construido astutamente (sic), escribió Ezzati, y el cardenal Errázuriz contestó: ¡la serpiente no prevalecerá! Ya está claro que ese nombre no será miembro de la comisión.

Pese a ello, Peter Saunders, parte de esa pontificia comisión para la protección de menores, invitó hace unos días a Cruz Chellew para aportar importantes testimonios de víctimas de América Latina, durante dos horas de almuerzo-sesión, según la agenda.

Cuando Saunders sale de la comisión para ir al hotel por Cruz Chellew y llevarlo a declarar, la comisión que preside el cardenal irlandés Sean O’Malley emitió un comunicado dándolo de baja. Se decidió que el señor Peter Saunders tomara licencia para ausentarse como miembro, para considerar cómo podría ayudar mejor al trabajo de la comisión.

Sorprendido, Cruz Chellew no daba crédito al complot contra Saunders, víctima de abuso sexual y fundador de la Asociación Nacional de Reino Unido para apoyar a las víctimas de pederastia clerical. El Vaticano torcidamente y de manera secreta emite su comunicado, pero antes ya habían advertido que no me querían ver y la forma del Vaticano fue sacarlo, pero sin decirlo. Nunca dicen las cosas directamente.

Saunders era miembro de la comisión para la protección de menores desde diciembre de 2014, pero en meses recientes había criticado severamente la falta de acción del papa Francisco y el trabajo de la comisión, que se dedicaba más a crear protocolos para seleccionar seminaristas en cinco años, que a apoyar a las víctimas que actualmente están sufriendo para obtener justicia y reparación.

Se vanaglorian de que la comisión es absolutamente independiente, pero es mentira. La investigación de los abusos sexuales del clero en el fondo es todo una burla, mientras la comisión simula, los abusos sexuales de sacerdotes continúan por todas partes.

Comentó que dos sacerdotes del sur de Italia denunciaron a un cura pederasta, pero el obispo les ordenó silencio. Los curas, muy valientes, fueron a denunciar al sacerdote pederasta, pero la policía preguntó por la postura del obispo y entonces resulta que no le hicieron nada. Estos curas pederastas siguen abusando y los obispos y cardenales, como Rivera Carrera, siguen escondiéndolos.

Por eso asegura que la comisión pontificia es un engaño. “Nos quieren meter el dedo en la boca diciéndonos que el tema de los abusos sexuales ya pasó y que ahora se van a dedicar a limpiar. Nos quieren engañar. La comisión vaticana es el hazmerreír de las víctimas, han perdido toda credibilidad”.

Un Papa indolente

Cruz Chellew se ha convertido en la voz de miles de víctimas latinoamericanas de abusos sexuales de sacerdotes. Por donde va insiste en el caso paradigmático de protección y complicidad del cardenal Rivera Carrera en la pederastia sacerdotal, y ha emprendido una batalla para exhibir lo que llama incongruencias del papa Francisco que, dice, en lugar de castigar a los encubridores, los premia.

Otro de los casos expuestos en los informes sobre los crímenes sexuales del clero, es el del obispo de Osorno, al sur de Chile, Juan Barros, recientemente nombrado por el Papa y acusado de abusos sexuales y de encubrimiento. El cura Karadima abusaba de nosotros frente a otros sacerdotes. Barros era uno de ellos, se besaba y se tocaba con Karadima, y vio cómo abusaba de nosotros durante 35 años, y ahora el Papa lo nombra obispo de Osorno, es terrible.

Dice que las víctimas tenían ilusión de cambio con el papa Francisco, pero eso fue al principio, porque muy pronto demostró que todo en él son discursos. El Papa es de una tozudez y una soberbia espantosa. Se presenta como una oveja que da buenos titulares, pero no actúa, no cumple. El año pasado anunció con bombos y platillos que iba a crear tribunales para juzgar a obispos que hubieran participado en encubrimiento, obviamente ninguno de ellos ha pasado por esos tribunales. Todo es una pantalla, una mentira.

Decepcionado de la visita del Papa a México, dice que su experiencia en el Vaticano ha sido la peor de su vida. Estar allí y ver las maquinaciones políticas, las protecciones y los intereses de cada uno. Ahora entiendo cómo premia a los monstruos cardenales protectores dándoles puestos en comisiones pontificias. Lo que yo vi es un verdadero nido de víboras.

El número de víctimas de sacerdotes pederastas en América Latina seguirá aumentando, dice, porque hay total impunidad. “El Papa sabe perfectamente lo que está pasando con los curas pederastas, sin embargo, hace mutis”.

Cruz Chellew sigue siendo católico y dice que al estar en San Pedro y entrar por la puerta santa, arrodillado frente al cuerpo del padre Pío, empezó a rezar. Sigo siendo católico y me estoy sujetando al último hilito de fe que me queda. Es muy duro haberme dado cuenta de que el Papa es igual que todos. Ahora me siento con una responsabilidad enorme de seguir denunciando. No es por mí, sino por todas las víctimas. Tengo el deber de ayudar. Voy a seguir hasta que Dios me dé fuerza y energía.