Política
Ver día anteriorDomingo 14 de febrero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Visita Papal
Eliminar privilegios: Francisco

Terreno fértil para la corrupción, la exclusión y la violencia, advierte

El Estado laico protege la diversidad y la dignidad: Peña

Foto
Jorge Mario Bergoglio fue recibido en Palacio Nacional por el presidente Enrique Peña NietoFoto Carlos Ramos Mamahua
Foto
Recorrido por los murales del Palacio NacionalFoto Presidencia
 
Periódico La Jornada
Domingo 14 de febrero de 2016, p. 2

Buscar el privilegio o beneficio de las minorías en detrimento del bien de todos se convierte en terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión, la violencia, el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, advirtió el papa Francisco ayer en Palacio Nacional. Su anfitrión, el presidente Enrique Peña Nieto, reivindicó el carácter laico del Estado mexicano y le aseguró: en México verá a millones de personas de bien, honestas, trabajadoras y con una vida de principios.

El respeto, la tolerancia y el entendimiento son cualidades que, independientemente de la creencia de cada quien, nos hacen mejores personas y son espacio de encuentro para, dentro de las diferencias, construir un mundo mejor, dijo el jefe del Ejecutivo.

En el segundo día de la visita papal, y al cumplirse los actos protocolarios del encuentro de dos jefes de Estado, hicieron un llamado al entendimiento. Los mexicanos, dijo el obispo de Roma, deben encontrar nuevas formas de diálogo, de negociación y tender puentes, capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario.

La palabra clave es diálogo, dijo a su vez el presidente Peña, y éste debe hacerse entre dirigentes y con todo el pueblo.

El cardenal Bergoglio llamó a los líderes mexicanos a dar a la gente oportunidades de ser dignos actores de su propio destino y dar acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimentos, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz.

Esto, subrayó enseguida, no es sólo un asunto de leyes que requieran de actualizaciones y mejoras, siempre necesarias, sino de la urgente formación de responsabilidad individual, con pleno respeto del otro, como corresponde en la causa común de promover el desarrollo nacional.

Y remarcó: es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias, tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales. Comprometerse, en suma, a construir una política auténticamente humana y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte.

El jefe del Estado Vaticano consideró que “la principal riqueza de México hoy tiene rostro joven (…) esto permite pensar y proyectar un futuro, un mañana. Un pueblo con juventud es capaz de renovarse, de transformarse”.

Peña Nieto ubicó al actual como un momento de cambios propicio para las oportunidades, pero también de incertidumbres y donde se enfrenta el constante dilema de hacer el bien, ser indiferentes o dejarse llevar por el mal.

A los gobiernos corresponde crear las condiciones para asegurar un piso básico de bienestar y en lo espiritual, las religiones deben mantener la promoción de la esperanza, la solidaridad, la fraternidad y el amor. De ahí la importancia de tener un Estado laico, como el mexicano, que al velar por la libertad religiosa, protege la diversidad y la dignidad humana, resaltó el mandatario.

Para el pontífice, el pueblo mexicano afianza su esperanza en la identidad forjada en duros y difíciles momentos de su historia, cuando han comprendido que para poder superar las situaciones nacidas de la cerrazón del individualismo se requería el acuerdo entre instituciones políticas, sociales y de mercado, así como de la búsqueda del bien común y de la promoción de la dignidad.

Peña Nieto habló de las paradojas presentes: se extiende la democracia en el mundo, pero también resurgen grupos intolerantes que convierten sus fobias en actos de odio y donde las actitudes individualistas, de consumismo y ambición, provocan ansiedad, frustración y atentan contra la solidaridad y el cuidado del planeta.

Casi al finalizar, el pontífice ofreció al presidente Peña la colaboración y compromiso de la Iglesia para la gran causa del hombre: la edificación de la civilización del amor. Y a su vez, el mandatario le expresó: “su peregrinar por México será histórico; será luz y guía para millones de mexicanos’’ y contribuye a reafirmar la vocación nacional por la paz y la fraternidad, por la justicia y los derechos humanos.

Las causas del Papa son también las causas de México, dijo Peña Nieto.