Sociedad y Justicia
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Concluye estudios 23% de la matrícula contra 63% en la Unidad Xochimilco

Llegan a la UAM-I estudiantes con rezagos educativos y socioeconómicos

A diferencia de la licenciatura, en investigación y posgrado no nos duele nada: rector Nateras

 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de febrero de 2016, p. 34

Los alumnos de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-I) son, en palabras del rector Octavio Nateras, distintos de los que atienden las otras cuatro unidades de esta casa de estudios. Son muchachos que llegan con rezagos de la educación básica y media superior, como los de todas las universidades, pero además vienen de condiciones socioeconómicas y culturales complicadas.

Esto se refleja en los índices de eficiencia terminal. Cifras oficiales indican que en 2014 sólo 23 por ciento de quienes ingresaron a la UAM-I en 2009 habían terminado sus estudios, mientras 63 por ciento de los que entraron a la Unidad Xochimilco hicieron lo mismo.

Nateras, doctor en sicología por la UNAM y especialista en sicología social, señala en entrevista que 30 por ciento de los estudiantes de la UAM-I habitan en las delegaciones Iztapalapa e Iztacalco y otro 30 por ciento en municipios del oriente del estado de México, como Chalco, Chimalhuacán y Texcoco, en tanto 20 por ciento de los casi 15 mil estudiantes son los primeros de sus familias en llegar a la educación superior.

Objetivo cumplido

Hace 42 años, cuando se creó la UAM, se pensó que cada una de sus unidades diera cobertura a zonas donde no había oferta de educación superior. En la UAM-I lo hemos cumplido.

En general, dice, las instituciones de educación superior deben hacer frente al rezago que sus alumnos arrastran de la educación básica y media superior. Llegan a la universidad con deficiencias que tienen que ver con el razonamiento lógico-matemático, el manejo de un idioma y habilidades de expresión oral y escrita.

Sus condiciones económicas y las de sus familias agravan la situación. Hay estudiantes –cuenta– que no pueden ir a clases una semana porque no tienen recursos para transportarse. Las becas son una alternativa; sin embargo, tenemos un círculo vicioso, porque cuando entran, muchos alumnos acceden a ellas, pero las pierden rápidamente al reprobar materias, y esto también está relacionado con la formación previa.

Entre los factores escolares que dificultan concluir los estudios identifica la alta exigencia académica de la institución y el reto que supone adaptarse al sistema trimestral de la UAM.

Estamos haciendo esfuerzos para intentar compensar esas carencias, como cursos propedéuticos o de preparación, apunta. Los resultados de estas estrategias ya se notan.

“El índice de deserción escolar, que en años anteriores era hasta de 65 por ciento en el primer año, ha bajado considerablemente: en algunas carreras es de 40 por ciento, pero en otras es de alrededor de 20 puntos porcentuales.

Si logramos que se queden en la universidad, los jóvenes terminan sus estudios, pero les lleva mucho tiempo concluirlos. Las licenciaturas están programadas para durar 12 trimestres y tenemos alumnos que las acaban en 24, asegura.

En otros ámbitos, como la investigación o la educación de posgrado, no nos duele nada. Cualquiera le puede decir que la UAM Iztapalapa se distingue por su fortaleza en investigación. En 2014, a nuestro investigador de sociología Néstor García Canclini le fue otorgado el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y en 2015 se lo dieron a Fernando del Río Haza.