Opinión
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México SA

México: discurso agotado

Latinoamérica en el borde

Mueven fichas petroleras

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Indigente duerme en el bajo puente de República Federal y calzada Ignacio ZaragozaFoto José Carlo González
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o es novedad, por ser la constante desde muchos años atrás, pero el hecho es que México concluyó 2015 con un resultado muy alejado del discurso y –faltaba más– de las promesas oficiales, una de ellas, por cierto, que apuntaba a que la sólida economía nacional crecería más que toda la región (en realidad, cerró el periodo en el escalón número 13 de 20 posibles, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal).

Los resultados durante el presente año no tendrían por qué ser diferentes (es decir, la abismal diferencia entre discurso, promesas y realidad), puesto que en apenas el arranque de 2016 cuando menos tres organismos internacionales (la propia Cepal, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) recortaron sus estimaciones sobre el crecimiento económico de México.

Lo anterior por el lado nacional, pero ¿cómo le fue a la región en el año recién concluido? En días pasados se realizó la cuarta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en la capital ecuatoriana, durante la cual la propia Cepal presentó un informe para los jefes de Estado y de gobierno participantes –el inquilino de Los Pinos, entre ellos–, del que se toman los siguientes pasajes. Va pues.

En 2015 el crecimiento de la economía mundial presentó una desaceleración de 0.2 puntos porcentuales, pasando de 2.6 en 2014 a 2.4 por ciento en 2015. Detrás de este resultado estuvo la desaceleración de las economías en desarrollo –cuyo crecimiento en ese lapso disminuyó de 4.3 a 3.8 por ciento– y en particular de China, que por primera vez desde 1990 registró una expansión por debajo de 7 por ciento. Los países desarrollados, por el contrario, si bien todavía presentan tasas muy inferiores a las del mundo en desarrollo, han venido mostrando una aceleración en los últimos años y su ritmo de crecimiento aumentó de 1.7 a 1.9 por ciento.

Las proyecciones para 2016, aunque señalan un desempeño mejor que el de 2015, se han venido revisando a la baja. Se espera para ese año que la tasa de crecimiento mundial se acelere 0.5 puntos porcentuales, llegando a 2.9, como resultado de una aceleración en ambos grupos de países, desarrollados y en desarrollo. En los primeros la tasa de crecimiento aumentaría tres décimas, hasta 2.2, y en los segundos cinco décimas, hasta 4.3 por ciento. Destaca naturalmente el caso de China, cuya economía se desacelerará hasta 6.4 por ciento.

En 2015 el producto interno bruto (PIB) de América Latina y el Caribe se redujo 0.4 por ciento, lo que se tradujo en una reducción de 1.5 por ciento del PIB por habitante de la región. Este resultado corresponde a la tasa de expansión más baja registrada desde 2009 y, sin duda, da cuenta de la agudización de la desaceleración que registra el crecimiento en el último quinquenio.

La contracción de la actividad económica regional fue consecuencia del menor dinamismo exhibido por las economías de América del Sur, que pasaron de registrar una expansión, como grupo, de 0.6 por ciento en 2014, a una caída de 1.6 en 2015. Este resultado subregional está muy influenciado por el crecimiento negativo registrado en el Brasil y Venezuela en el año que recién concluyó.

Las economías del Caribe de habla inglesa y holandesa muestran una modesta aceleración del crecimiento (de 0.7 en 2014 a uno por ciento en 2015), a pesar de los embates que algunos de estos países sufrieron producto de los desastres naturales. Distinto fue el caso de Dominica, país en que los efectos fueron tan severos que provocaron una contracción del PIB en 2015. Las economías de Centroamérica y México lograron acelerar su ritmo de expansión en 2015. En Centroamérica el crecimiento aumentó de 4 en 2014 a 4.4 por ciento en 2015, mientras en México pasó de 2.2 a 2.5.

La contribución de las economías de América del Sur al crecimiento, como grupo, ha venido disminuyendo desde 2011. No obstante, la contribución de esos países, si se excluye Brasil y Venezuela de las estimaciones, ha sido muy estable en el último trienio. En los casos de Centroamérica y el Caribe de habla inglesa u holandesa, ambas subregiones han aumentado su contribución al crecimiento. En Brasil y Venezuela la contribución al crecimiento ha sido negativa.

Por otra parte, en 2014 una contracción inusualmente fuerte de la participación laboral atenuó el impacto de la desaceleración del crecimiento económico en el mercado laboral. En contraste, en 2015 el ajuste del mercado laboral al enfriamiento de la economía regional siguió las pautas históricamente habituales en América Latina y el Caribe. En efecto, ese año se frenó la caída de la tasa de participación, y la mayor entrada de personas en búsqueda de ingresos al mercado laboral en un contexto de baja demanda laboral se tradujo tanto en un incremento del desempleo abierto y del subempleo por horas como en un deterioro de la composición del empleo.

Específicamente, una proporción creciente del empleo surgió en actividades de baja productividad, sobre todo en el trabajo por cuenta propia, mientras la generación de empleo asalariado fue escasa. En consecuencia, la productividad laboral media sufrió un marcado descenso. Además, en algunos países la inflación creciente impactó negativamente en los salarios reales, lo que, junto con el débil crecimiento del empleo y el deterioro de su composición, disminuyó el poder adquisitivo de los hogares.

El desempeño laboral fue heterogéneo entre los países de la región y, en el promedio del año, las tasas de ocupación y de desempleo en la mayoría de los países no muestran aún signos de empeoramiento, mientras el promedio ponderado regional se determina significativamente por la negativa evolución del mercado laboral de Brasil. De todas maneras, a lo largo del año se registra un deterioro laboral gradual como tendencia cada vez más generalizada. Se estima que en 2015 el número de desocupados urbanos se incrementó 1.5 millones, para llegar a 14.7 millones al cierre del año (mexicanos el 17 por ciento de ellos).

Por lo demás, América Latina refrendó su condición como la región más desigual del planeta.

Las rebanadas del pastel

Lentos, pero seguros: con las arcas semivacías, algunas naciones productoras de petróleo comienzan a mover sus fichas en un intento por recuperar algo de lo mucho que han perdido por el desplome de precios. Los países de la OPEP y otros productores están cerca (Maduro dixit) de alcanzar un acuerdo, aunque no hay garantía. ¿Y México en qué tablero juega, o sólo está de mirón?

Twitter: @cafevega