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España en la encrucijada

Hoy, los comicios más disputados desde que se reinstauró la democracia en 77

Serán elegidos 208 senadores y 350 diputados

Se pronostica un cuarto del pastel para cada partido

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Trabajadores acondicionan un centro electoral en una vivienda de Puerto Sauco, una pequeña comunidad cerca de la ciudad de RondaFoto Reuters
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En el centro de Madrid se dan cita miles de soñadores para comprar un billete de lotería en el expendio de doña ManolitaFoto Josetxo Zaldua
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Funcionarios preparan la papelería electoral para la disputada jornada políticaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 20 de diciembre de 2015, p. 2

Madrid.

España vivirá este domingo una jornada electoral histórica, la más disputada desde que se reinstauró la democracia en 1977, tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1976). Más de 36 millones y medio de electores elegirán entre la continuidad de un gobierno de corte conservador, presidido por el gobernante Partido Popular (PP), o por un cambio hacia la izquierda, que sólo se podrá alcanzar con un voto masivo para las dos principales formaciones en ese eje, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el emergente Podemos.

Todas las miradas están puestas en el cómputo de los votos. A partir de las nueve de la noche, hora local, se empezarán a dar los primeros resultados oficiales.

Los electores españoles, tanto los que viven en el país como más de un millón y medio de residentes en el extranjero, elegirán este domingo a sus nuevos representantes parlamentarios.

Serán elegidos 208 senadores y 350 diputados, con lo que se renovarán las dos sedes del poder parlamentario.

La jefatura del Estado es, según la Constitución de 1977, por herencia nobiliaria y está presidida desde junio de 2014 por el rey Felipe VI tras la abdicación de su padre, el rey emérito Juan Carlos I.

Las elecciones de este domingo son las décimo segundas desde que España recuperó su tradición democrática y dejo atrás el régimen totalitario del franquismo.

Los gobiernos han ido alternándose entre las filas conservadoras y el PSOE, que se convirtió de inmediato en la formación de referencia de la izquierda española a pesar de que en la década de los 80 del siglo pasado el Partido Comunista Español (PCE) tuvo amplio apoyo de la sociedad.

Desde 1977 el país ha tenido seis presidentes de gobierno: Adolfo Suárez (1977-1981), Leopoldo Calvo Sotelo (1981-1982), Felipe González (1982-1996), José María Aznar (1996-2004), José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) y el actual mandatario y aspirante a su primera reelección, Mariano Rajoy.

El aspirante del PP asumió el cargo hace cuatro años con un resultado histórico para la derecha española, al lograr una mayoría absoluta inédita en sus filas con 175 diputados.

El reparto de escaños le permitió gobernar sin necesidad de acuerdos con ninguna de las fuerzas con representación y en muchas ocasiones por medio de decretos ley que después eran aprobados en el Congreso de los Diputados y el Senado gracias a su mayoría absoluta.

Así ocurrió con las principales reformas del gobierno de Rajoy, como la legislación laboral, los presupuestos anuales, la educación y la sanidad, en las que hubo además severos recortes al gasto público.

Rajoy asumió el cargo con la tasa de desempleo más alta de la Unión Europea: 25.3 por ciento de la población activa, más de 5 millones 300 mil ciudadanos.

Entre los jóvenes, el desempleo llegó a alcanzar 60 por ciento. Cuatro años después, el mayor problema del país sigue en un nivel parecido, con 24.5 por ciento de la población activa y alrededor de 4.5 millones de personas afectadas.

Después de siete años de crisis económica y financiera, España recuperó este año la senda de crecimiento, aunque a un ritmo tan lento (uno por ciento del PIB), que la creación de nuevos puestos de trabajo todavía es muy baja y en muchos caso el empleo nuevo es de mala calidad.

A este escenario hay que sumar los graves casos de corrupción que se han registrado en todas las instituciones del Estado –desde la jefatura hasta los ayuntamientos más discretos–, lo que ha provocado que en estas elecciones esté en juego el actual sistema bipartidista que ha regido el país en los pasados 40 años.

Por primera vez en la historia reciente, la hegemonía del PP y del PSOE está en peligro en favor de dos formaciones nuevas y con mucho empuje –Podemos y Ciudadanos–, que aspiran a sustituir lo que ellos llaman de forma despectiva la vieja política.

Pero los sondeos no auguran en ningún caso un cambio radical, sino más bien un reparto más o menos igualitario de los votos entre las cuatro principales formaciones, que tendrán cada una algo más o algo menos de un cuarto del pastel del censo electoral.

El PP está al frente de los sondeos, pero por escaso margen, seguido del PSOE de Pedro Sánchez y por Ciudadanos y Podemos.

El final de la campaña ha sido tan intenso y se ha movilizado tanto a los potenciales votantes que cualquier cosa podría suceder.

De hecho el candidato de Podemos, Pablo Iglesias, que partía como el candidato más débil, en cuarta posición, hizo un cierre de campaña masivo, mostrando que podría estar en condiciones de luchar por la segunda plaza con el PSOE.

Todo un hito tratándose de una formación con apenas un año de historia, que tiene en la dirección del partido a un profesor universitario de 37 años y a sus compañeros y amigos de la universidad.

Podemos nació de la indignación de la sociedad española, del movimiento de mayo de 2013, cuando se llenaron las plazas bajo el grito de no nos representan.

En un principio, Podemos asumió el reto de encausar esa indignación bajo la máxima que aprendieron de los zapatistas de mandar obedeciendo y de crear una nueva forma de hacer política que vaya de abajo hacia arriba.

De hecho en su origen lucharon por una democracia asamblearia y participativa. Pero poco a poco esa idea se ha ido diluyendo hasta convertirse en el actual partido, gobernado por una dirección centralizada que asume la mayoría de las decisiones de su principal líder y candidato.

Desde la derecha o el centro liberal reformista nació Ciudadanos, también con base en un movimiento que asumió, en parte, el discurso de la indignación y la lucha contra la corrupción, y aupó a su líder, Albert Rivera, un catalán de 36 años que lleva 10 años en política y que tiene encandilada a la mayor parte de los jóvenes de clase media y profesionales de nuevo cuño.

Los comicios de este domingo en España marcarán un antes y un después. Supondrán una renovación generacional en la clase política, que se demuestra en que todos los candidatos, salvo el presidente Rajoy, son menores de 45 años.

Una de las claves para conocer la profundidad del cambio que se avecina serán los más de siete millones de indecisos que podrían definir entre la continuidad de un gobierno conservador del PP o un cambio que suponga un viraje hacia la izquierda, presidido por el PSOE.