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Difícil pronóstico

F

inalmente el priísmo veracruzano se puso de acuerdo y será una convención de delegados –una suerte de democracia dirigida– la que designe el candidato a la gubernatura. En un giro sorpresivo al acto de aparente disciplina institucional que había diferenciado a los senadores Héctor y José Yunes, ambos parecen haber aceptado el método de decisión con el cual el tricolor enfrentará un escenario inédito y complicado, pues tendrá del otro lado una asimétrica alianza formada por los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática (PRD), que está por definir representante.

También hará frente al casi seguro aspirante de Morena, Cuitláhuac García, quien iría solo; al candidato independiente Gerardo Buganza Salmerón, quien apura la constitución de una estructura estatal con la cual competir por diputaciones y alcaldías, y alguno más que surja a última hora, pues tanto Movimiento Ciudadano como el Partido del Trabajo no han aclarado su posición en una contienda que se prevé cruenta y desgastante.

Así, la nomenclatura priísta encabezada por el gobernador Javier Duarte se reunió el domingo pasado en un acto al que acudieron quienes son vistos como potenciales candidatos del tricolor a la minigubernatura de dos años. Junto con los senadores, el trío lo complementa el líder del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional y diputado federal Alberto Silva Ramos, la opción del duartismo para confrontar la coalición de la derecha panista y la postura ideológica que represente el PRD veracruzano, convertido hoy en entidad amorfa penetrada años ha por el gobierno y que en el pecado lleva la penitencia, pues en los comicios recientes sus bonos han bajado sensiblemente.

De acuerdo con filtraciones desde la fracción que impulsa la alianza, será el diputado federal Miguel Ángel Yunes Linares quien encabece esta opción. Cercado por sospechas de corrupción a su paso por la dirección del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, Yunes Linares se presenta a una segunda contienda en otras condiciones y con el desgaste interno que atraviesan tanto PAN como PRD.

El independiente Buganza Salmerón, también ex candidato en 2004, logró en esa ocasión más de un millón de votos, lo cual lo ubica en una posición de alta visibilidad electoral, igual que el morenista Cuitláhuac García, con quien comparte una oferta electoral que ahora mismo se aprecia indescifrable y de difícil pronóstico.