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Acuerdo histórico en París
Golpe a energías fósiles

Compromiso de 195 naciones

Reducirán las emisiones de GEI y evitarán cambios irreversibles

Es un enorme paso adelante para el planeta: David Cameron

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Christiana Figueres, secretaria ejecutiva del Convenio Marco sobre Cambio Climático; Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas; Laurent Fabius, ministro de Asuntos Exteriores francés, y el presidente François Hollande durante la sesión final de la COP21Foto Reuters
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Ecologistas protestan con disfraces contra el cambio climático cerca de la Torre EiffelFoto Reuters
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Ecologistas protestan con pancartas contra el cambio climático cerca de la Torre EiffelFoto Reuters
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Horas antes de concluir la cumbre, miles de personas salieron a las calles de París para reclamar mayor protección del climaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de diciembre de 2015, p. 2

Le Bourget.

Tras cuatro años de tensos cabildeos en la Organización de Naciones Unidas (ONU) y dos semanas de intensas negociaciones, en el marco de la 21 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París (COP21), representantes de 195 países aprobaron este sábado un histórico acuerdo que limitará el volumen de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para lograr que el aumento de la temperatura mundial se mantenga por debajo de dos grados centígrados y medidas para impedir cambios climáticos irreversibles.

Al superar obstáculos y forcejeos entre países ricos y naciones en vías de desarrollo, 187 de 195 naciones se comprometieron a controlar sus GEI, lo que equivale a 95 por ciento de las emisiones contaminantes del planeta.

El Acuerdo de París sobre el clima queda aprobado, señaló con nerviosismo el presidente de la COP21, el canciller francés Laurent Fabius, y añadió que con un pequeño martillo se pueden lograr grandes cosas, antes de sellar el trascendental pacto, en medio de calurosos aplausos de los delegados de casi 200 naciones.

El documento final que comenzó a negociarse el pasado 30 de noviembre en Le Bourget, al norte de París, y que pretendía remontar el fallido pacto del clima de Copenhague de hace seis años, fue una victoria para la ONU que invirtió los pasados cuatro años luchando contra la inercia política y las profundas divisiones entre las naciones desarrolladas y los países más pobres, hasta lograr el consenso global.

El proyecto marca un objetivo a largo plazo para eliminar la producción humana de gases de efecto invernadero durante este siglo y señala el ambicioso plan de contener el aumento de las temperaturas muy por debajo de los 2 grados Celsius de los niveles preindustriales.

Más de 2 grados Celsius constituyen un límite que según científicos podría ser un punto de inflexión para el clima.

Según el texto, para la segunda mitad del siglo no se deberán emitir gases de efecto invernadero más que en lugares donde puedan ser absorbidos.

Esto significa que no deberán llegar gases adicionales a la atmósfera, y tendrá que lograrse un equilibrio total entre las emisiones de GEI y las acciones para contrarrestarlas por medio de mecanismos naturales o artificiales para absorber el carbono de la atmósfera.

Además, el proyecto propone 100 mil millones de dólares anuales como mínimo, de los países desarrollados para ayudar a los países en desarrollo a limitar sus emisiones de GEI y a enfrentar el calentamiento global, a partir de 2020, indicó el canciller francés.

Las potencias emergentes que lo deseen podrán ayudar financieramente, pero de forma voluntaria, como ya lo hace China, el principal emisor mundial de gases de efecto invernadero, con cerca de un cuarto de las emisiones a nivel mundial.

El Acuerdo de París, que consta de 31 páginas en inglés, remplazará a partir de 2020 el actual Protocolo de Kyoto en su función de sentar las bases para la reducción de GEI, que ahora será la tarea de todos los países y no sólo de los países industrializados, y para comenzar a migrar hacia un mundo sin combustibles fósiles.

Asimismo, envía una fuerte señal al sector privado de que la economía mundial está moviéndose en la dirección de las energías limpias.

Todos las naciones se comprometieron a verificar que los demás países firmantes cumplan sus planes de reducción de emisiones (INDC), que son los causantes del aumento de la temperatura del planeta, con revisiones a partir de 2023.

La ministra alemana de Medio Ambiente, Barbara Hendricks, destacó que a partir de 2020 los países presentarán cada cinco años sus planes que deben ser lo más ambiciosos posibles para proteger el medio ambiente.

China se comprometió, por primera vez, a estabilizar sus GEI en 2030, a más tardar, y quiere reducir entre 60 y 65 por ciento su intensidad carbono (emisiones de CO2 respecto al crecimiento) en 2030 respecto a 2005.

Estados Unidos, segundo contaminador mundial, quiere reducir entre 26 y 28 por ciento sus emisiones de aquí a 2025, también respecto de 2005.

La Unión Europea, tercera productora de contaminación en el mundo, anunció en marzo su plan para reducir en 40 por ciento sus emisiones respecto a 1990.

India prometió reducir su intensidad carbono en 35 por ciento en 2030 respecto a 2005, pero no se fijó un objetivo global de reducción de emisiones.

Ninguno de los grupos negociadores logró que todas sus demandas se incluyeran en el texto del acuerdo final.

Estados Unidos evitó que se incluyeran obligaciones concretas para que determinadas naciones tengan que pagar por los efectos climáticos provocados en otros países.

Dentro de la Unión Europea, hubo una pequeña crisis porque el gobierno polaco no quería sumarse a las metas del resto del bloque para abandonar los combustibles fósiles.

Los representantes de los países árabes del Golfo lograron en París que en la parte vinculante del acuerdo no figurara un impuesto a fuentes de energías fósiles.

Venezuela, San Cristóbal y Nieves fueron los últimos países en anunciar su plan de reducción de emisiones; Nicaragua no acompañó el consenso.

El acuerdo será abierto para la firma de países individuales a partir de abril en las oficinas centrales de la ONU, pero no entrara en vigencia hasta que se produzca la ratificación de 55 países que sean responsables al menos de 55 por ciento de las emisiones de GEI.

El jefe de Estado francés, François Hollande, calificó de ambicioso, universal y vinculante el acuerdo con el que el mundo entra en una nueva era irreversible, caracterizada por las bajas emisiones de contaminantes y manifestó que hoy en París se realizó la revolución más bella y pacífica: por el cambio climático.

Esto es enorme. Casi todos los países acaban de firmar el Acuerdo de París sobre cambio climático, gracias al liderazgo de Estados Unidos, escribió en Twitter el presidente estadunidense, Barack Obama, quien más tarde celebró la adopción de un pacto fuerte en París y dijo que si bien no resuelve el problema, establece el marco sostenible que el mundo necesita para resolver la crisis climática.

El primer ministro británico, David Cameron, consideró que el pacto climático representa un enorme paso adelante para el planeta.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó el pacto de éxito monumental para los pueblos, dio las gracias a Venezuela y precisó que sólo quedan ocho países por presentar sus INDC; mientras el presidente de la Organización de los Estados Americanos, Luis Almargo, lo calificó como un paso decisivo.

El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el mexicano José Ángel Gurría, aplaudió el histórico acuerdo y su robustez.

El plan acordado asesta un duro golpe a la industria de las energías fósiles, opinaron Greenpeace y otros grupos de defensa del medioambiente.

La mayoría de los activistas del clima reaccionaron positivamente alentados por unos objetivos a largo plazo más ambiciosos de lo que muchos esperaban, pero advirtieron que este es sólo el primero de muchos pasos.