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El cineasta Robert Zemeckis presenta The Walk, inspirada en el icónico funambulista

Sin rebeldía no hay creación, es la mejor manera de entenderla, dice Philippe Petit

Desobedecí las reglas de mis padres, de la escuela, de la sociedad, afirma el artista de 66 años

Foto
Fotograma de la cinta que narra la hazaña de Philippe Petit, quien cruzó ocho veces la distancia entre las Torres Gemelas de Nueva York, en 1974
 
Periódico La Jornada
Sábado 12 de diciembre de 2015, p. 9

Madrid.

Philippe Petit, el hombre que recorrió sobre un cable la distancia entre las dos torres del World Trade Center (WTC) de Nueva York, se considera un rebelde. No hay creación sin rebeldía, asegura este artista de 66 años, quien se encuentra en Madrid para promover la nueva película de Robert Zemeckis, The Walk, inspirada en su vida.

La cita con la prensa, como no podía ser de otra forma, es en el escenario más próximo a las nubes en Madrid: el helipuerto del rascacielos madrileño de la Torre Picasso, lugar que ofrece vistas espectaculares de la ciudad, sobre todo en una jornada soleada sin apenas contaminación.

Desde allí, Petit contempla las Kio, las dos torres inclinadas que coronan una de las principales arterias de la capital española, y de inmediato asegura que le encantaría tender un cable sobre ellas y cruzar. No puede evitarlo. Tiene 66 años, pero se ve cruzando de una torre a otra. Su entusiasmo resulta contagioso y ese espíritu es el que ha conseguido Zemeckis llevar a la gran pantalla en The Walk (El desafío).

Joseph Gordon-Levitt, que saltó a la fama con (500) Days of Summer, encarna a Petit, un autodidacta que siempre se rebeló contra todo. Estamos pegados al suelo, lamenta el artista, que con apenas cuatro o cinco años comenzó a subirse a mesas, árboles y también comenzó a escalar.

Me rebelé contra las reglas de los padres, de la escuela, de la sociedad, dijo Petit (Nemours, 1949), que de adolescente se marchó de casa y se trasladó a París, donde se ganaba la vida como mago y malabarista callejero, hasta que un día en 1968, por un dolor de muelas, descubrió en una revista lo que se iba a convertir en su sueño: el diseño de las Torres Gemelas, del japonés Minoru Yamasaki, el mismo que diseñó la Torre Picasso.

Ingenio, picardía y valor

De inmediato trazó con un lápiz una línea para unirlas y se imaginó cruzando ese vacío. Esa hazaña, que se hizo realidad en 1974, con una gran dosis de ingenio, bastante picardía y sobre todo valor, ocupa la parte central de la película, en la que Zemeckis se sirve del Imax 3D, para acercar al espectador ese vértigo ante el vacío a más de 400 metros de altura.

Un documental sobre Petit, Man on Wire, ganó el Óscar en 2009, pero para este artista que no conoce el miedo y para quien la competición no es sinónimo de arte, la película que ahora se estrena es complementaria. Una película de ficción es como contar un cuento y un buen cuentista siempre cambia detalles en favor de la historia, explica el funambulista en un español bastante pasable y que ha aprendido por su cuenta, al igual que los otros seis idiomas que habla aparte del francés.

Hace 10 años Petit dio su visto bueno al proyecto del director de Regreso al futuro o Forrest Gump, con la condición de que se contara con él. Pasado el tiempo, esa colaboración al parecer se fue diluyendo y él lo ha lamentado en algunos detalles pequeños que sólo él puede ver como conocedor de la historia, pero en general asegura que la película le ha gustado, porque ha sabido captar sobre todo la alegría de aquella aventura.

La mejor parte de esta película es la alegría. Yo soy alguien que no puede vivir sin alegría, dijo el funambulista, quien cruzó ocho veces la distancia entre ambas torres y estuvo suspendido en el cable durante 45 minutos.

En la película, Petit habla de dar alma a aquel proyecto de metal, cristal y cemento que se levantaba sobre la parte sur de la isla de Manhattan. Y el hecho de que aparezcan en pantalla las Torres Gemelas, que se derrumbaron con el atentado terrorista en Nueva York del 11 de septiembre de 2011, ha sido como un bálsamo para muchos espectadores, señaló el artista. Yo cuento la felicidad de las torres y de ese tiempo, agregó.

En la actualidad, la rigidez de las normas harían casi imposible repetir aquella aventura, para la que se camufló como contratista y así pudo entrar en las torres mientras las construían. Pero hay que seguir luchando, asegura Petit. La mejor forma de entender la rebeldía es continuar creando a pesar de los pesares, asegura este hombre que caminó entre las nubes y a quien siempre lo motivó hacer posible lo imposible.