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Pensionissste: de De la Torre a Videgaray
C

onfirmando que –después de 18 años– el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) es un sistema de ahorro más que uno de pensiones, José María de la Torre –vocal ejecutivo de Pensionissste– acudió a la Semana de la Seguridad Social del Senado, señalando que el sistema financiero continúa funcionando con dinamismo: las modificaciones en curso tienen como objetivos aumentar inclusión financiera, incrementar financiamientos y mejorar la calidad de vida de los mexicanos.

Agregó que esos cambios son resultado directo de la entrada de los esquemas de capitalización individual hace 17 años. El rol de Afore en mercados domésticos y en estabilidad macroeconómica es innegable. Claro que aún falta establecer qué mejora pensionaria ha reportado a quienes –con sus fondos usados por Afores para financiar al gobierno y privados– buscan retiros dignos.

Además, frente a las dificultades estructurales del SAR para garantizar pensiones superiores a la cuarta parte del último salario devengado –que ya hasta la OCDE reconoce– y como también lo hace la agenda parchada de la Consar, De la Torre porta la creencia de que el problema del SAR es sólo de maduración. Por tanto, sólo hay que actuar rápidamente en tareas específicas. ¿Cómo cuáles?

Con más ahorro, dice, el país se beneficiará y generará más empleo formal bien remunerado: los trabajadores de la nueva generación, al obtener las tasas de remplazo que merecen, lo agradecerán. Pero, ¿y cómo ahorramos más? Sencillo: con más educación financiera.

En su opinión la baja respuesta de los trabajadores a los llamados para incrementar saldos de su cuenta individual o mantenerla en administradoras que proporcionarán los mayores beneficios económicos, es el resultado de la falta de información y orientación especializada: del bajo conocimiento del trabajador para tomar buenas decisiones financieras. ¿Baja respuesta y bajo conocimiento de los trabajadores? Fácil: todos inscritos en los cursos de educación financiera del Museo Interactivo de Economía (BdeM) y ¡asunto resuelto! Como si el problema no obligara a vincular el nivel salarial efectivo de los trabajadores con su capacidad real de ahorro para, así, poder tonificar su nivel pensionario.

Pero De la Torre brindó más pistas. Para él también es primordial que las Afore aumenten el rendimiento que ofrecen a los trabajadores: hay que imponer candados que frenen la posibilidad de que un trabajador se cambie a una Afore que ofrece un menor rendimiento. Pero, nuevamente, ¿se trata sólo de los cambios entre Afore? O, más bien, para que aumenten los rendimientos, habría que establecer con toda precisión que, después de 18 años de operación, el diseño de la reforma Zedillo al IMSS (1997) –que impuso el SAR– no puede, con su relación estructural entre inversiones-rendimientos-comisiones, más que generar ahorro obligatorio, pero nunca pensiones dignas obligatorias.

Aunque, por supuesto, las Afore todavía pueden hacer mucho más para elevar el rendimiento neto de sus clientes, como confirman los actuales resultados de Afore-Inbursa.

Algo similar ocurre con su curiosa interpretación sobre el impacto de la baja en comisiones que cobran las Afore. De la Torre sostiene que deben seguir bajando: hay que continuar con la disminución. Es algo en lo que la Consar ha puesto mucho énfasis. Sin embargo, si se mantienen los esquemas comerciales como están en la actualidad será muy difícil que puedan bajar de manera sustantiva. La mayoría de las administradoras gastan una porción importante de sus ingresos en sus áreas comerciales y la rentabilidad de esa inversión es baja tanto para la administradora, como para el trabajador, quien se podría beneficiar de una disminución de comisiones en el futuro.

Pero, si así fuera, ¿cómo podría justificar que la iniciativa Peña para autonomizar Pensionissste contemple que sea el consejo de administración reformado el que las establezca? Dice a la letra –artículo segundo transitorio (XI)– las comisiones que cobre la sociedad que se creará se determinarán por un consejo de administración, conforme a la establecido en la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro.

Cuando, hasta la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos de Retiro (Amafore) observa que el máximo órgano de Pensionissste se integra por miembros de SHCP, los cuales tienen conflicto de intereses en materia de inversión, porque prefieren que los activos de las Afore se inviertan en fondos del gobierno.

¿Amafore querrá acusar al nuevo Pensionissste de competencia desleal frente a los mejores rendimientos netos que, con menos recursos, alcanzó De la Torre con un esquema público?

¿Y sobre las minusvalías que azotan al SAR? Sobre ellas, De la Torre no dice una sola palabra. Para él, como para la OCDE y la Consar, la muy pobre salida se localiza en el ahorro adicional que, De la Torre quiere –además– volver obligatorio: hay que establecer programas obligatorios y ofrecer incentivos para aumentar la promoción del ahorro adicional. La mayor promoción al ahorro voluntario, aunada a la mayor educación financiera, podría aumentar la tasa de remplazo alrededor de 3 y 5 por ciento.

Afectando severamente, sobre todo, el futuro pensionario de los jóvenes y mientras Joel Ayala (FSTSE) reparte las sillas del consejo de administración, la autonomización de Pensionissste sólo aplaza, peligrosamente, una solución efectiva a la dinámica estructural de un SAR, incapaz de garantizar pensiones dignas. Pero fue justo De la Torre quien insistió reiteradamente en la pertinencia de autonomizarlo, eludiendo olímpicamente, como Videgaray, esa dinámica estructural del SAR.

*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco