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El rector debe encabezar las mejoras en la UNAM

Modernizar el bachillerato y renovar la planta docente, los retos

En su primer día, Graue se ve llegando al piso seis de Rectoría con su esposa. Llevará consigo algunos objetos simbólicos de su despacho de la Facultad de Medicina: una fotografía original de Benito Juárez, la réplica del cráneo de Lucy y un trilobite fosilizado. Todo ello le recuerda que hay que crecer, y para ello se necesita evolucionar.

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En entrevista para La Jornada, Enrique Graue señaló que hay asuntos que le preocupan y para los que aún no tiene solución clara: la seguridad de los universitarios y la politización a la que puede ser sometida la UNAM en 2018Foto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de noviembre de 2015, p. 37

El próximo rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Luis Graue Wiechers, tiene claro que la casa de estudios necesita transformar su forma de enseñar, modernizar el bachillerato y rejuvenecer su cuerpo docente y de investigación.

Designado rector para el periodo 2015-2019 por la Junta de Gobierno –cargo que asumirá el 17 de noviembre– asevera que su objetivo será trabajar hacia dentro de la institución, pero sin que la voz de los universitarios deje de escucharse en el exterior en temas como la defensa de la autonomía y del presupuesto. En ese sentido, enfatiza que su relación con los poderes públicos será firme y respetuosa.

En entrevista con La Jornada, el rector designado reconoce que hay asuntos para los que aún no tiene solución clara y que le provocan preocupación: la seguridad de los universitarios y el proceso de politización al que puede ser sometida la UNAM durante la campaña presidencial para 2018.

Considera que el país está orgulloso de su universidad nacional, porque es uno de los pocos espacios que aún permiten la movilidad y los cambios sociales. Es un motor de cambio; muchos mexicanos lo sienten así y a ellos nos debemos.

Graue Wiechers (Distrito Federal, enero de 1951) es médico cirujano, especialista en oftalmología por la UNAM. Estudió la subespecialidad en el área de biología y cirugía de trasplantes de córnea en la Universidad de Florida, Estados Unidos. Fue director del Instituto de Oftalmología, es presidente del patronato de la Fundación Conde de Valenciana y desde enero de 2008 es director de la Facultad de Medicina.

–¿Qué viene a partir del martes para Enrique Graue y para la universidad?

–Para mí, trabajar y trabajar. Lo haré hacia dentro porque la universidad requiere que nos involucremos en todo para mejorarla, y el rector tiene que encabezarlo.

–¿Qué es trabajar hacia dentro?

–Para dar el ejemplo pienso liderar personalmente el proceso de modernización del bachillerato. Si no demuestras que a la universidad y al rector le interesa, las cosas pueden ir lentas.

–Con el enfoque puesto en el interior, ¿seguirá presente la voz de la UNAM en otros espacios?

–La voz de la UNAM es colegiada, el rector no sabe de todo. Cuando existe un proyecto de la colectividad intelectual (se puede hablar) de educación, ciencia, investigación, justicia. Habrá que estar con la voz muy fuerte para mantener la autonomía, para defender el presupuesto de educación y ciencia. Es una de las funciones muy importantes de la rectoría.

–¿Cuáles son los retos de la universidad?

–Los hay hacia dentro y hacia el exterior. Entre los primeros están mejorar la calidad educativa, generar en la investigación trabajo de grupos y redes y procurar que los productos (de los científicos) vayan a la sociedad. Hemos tenido medio abandonado el bachillerato y tenemos todo para que sea el mejor de México: estudiantes, profesores, instalaciones y laboratorios. Necesitamos que la cultura permee más entre los estudiantes y fortalecer estructuras que van a la sociedad, como Tv UNAM y Radio Universidad.

“En lo nacional hay que propiciar la movilidad, particularmente de nuestros estudiantes a otras universidades (del país). En lo internacional no sólo es con los rankings; debemos lograr que nuestros académicos estén fuera, algunos que pueden aspirar a un premio Nobel. También cumplir los objetivos de los convenios que se firmen; tenemos 198 y hay que darles seguimiento, como el de las titulaciones dobles con universidades extranjeras (hay dos, uno con la Autónoma de Madrid, España, y otro con la de Groningen, Países Bajos), y en eso también hay que crecer.”

–Una queja constante, sobre todo en bachillerato, son los profesores que no van a clases. ¿Qué hará el rector Graue?

–Eso pasa, pero no puede permitirse. Al profesor que no cumpla se le rescindirá el contrato, aunque nos genere conflictos.

–¿Está dispuesto a enfrentar conflictos?

–Sí, sin ningún miedo. Hay cosas que me dan miedo, esa no.

–¿Qué le da miedo?

–Me da temor lo que podría suceder si no se respeta la libertad o la divergencia política que existe en la UNAM. Que algún partido quiera meterse durante el siguiente proceso electoral. Habrá que trabajar y reafirmar nuestra posición (de que la universidad no es arena política). La seguridad también me preocupa, todavía no encuentro el hilo de cómo la vamos a corregir. Pero un profesor que no cumpla, eso no. En la Facultad de Medicina, he echado a algunos... Sí, es un problema, pero lo ganas en Conciliación (y Arbitraje) cuando lo documentas bien.

–Algunos han propuesto la realización de un congreso universitario. ¿Está dispuesto a emprenderlo?

–Se puede analizar, pero habría que ver los temas. Hay clamores fuertes para que se revise la constitución de la Junta de Gobierno y la forma en que se elige al rector. Para cambiarlo tenemos que pasar nuestra ley orgánica por el Congreso de la Unión y no sería de un día para otro. En dos años México estará muy agitado y tendríamos el riesgo que se nos metieran los partidos políticos y deshagan nuestra estructura. Eso sería mucho peor, sujetar nuestra ley orgánica a un Congreso dividido que lucha por el poder, que esos clamores. ¿El voto universal, directo, secreto o ponderado, como tienen otras universidades? Ya lo hicimos y falló, por eso apareció la ley orgánica de 1945. Analicemos posibles reformas de forma ordenada, en la que un grupo de universitarios analice sus pros y contras. Pero no lo veo como un proceso de asambleísmo.

–¿Cómo lograr rejuvenecer la planta docente? ¿Basta con el programa del rector José Narro, que mejora las condiciones de jubilación de académicos de más de 70 años y permite la contratación de personal menor de 40 años?

–Sí, basta con eso y hay que continuarlo. La planta académica ya empezó a estabilizarse; ahora la edad promedio del profesorado es de 57 años (era más alta). También hay que buscar un mejor programa de estímulos.

Cuando era aspirante a la rectoría, Graue expresó en entrevista a este diario que defenderá la gratuidad de la universidad, por lo que no considera el cobro de cuotas. Sobre la recuperación del auditorio Che Guevara (oficialmente Justo Sierra), señaló que primero debe hablarse con los grupos que lo ocupan, en la búsqueda de acuerdos, y si no se alcanzan, conseguir el apoyo de las autoridades.

–¿Lo ha marcado algún ex rector desde que usted es universitario?

–Todos, déjenme describirlos: Javier Barros Sierra es el gran defensor de la autonomía; a Pablo González Casanova le debemos el crecimiento de la educación media superior, creó los CCH; Guillermo Soberón conjuntó la aceptación de todos; Octavio Rivero Serrano continuó con esa línea. Jorge Carpizo fue el primero que dijo aquí estamos mal y tuvo la sensibilidad de reconocerlo; con José Sarukhán creció la investigación; Francisco Barnés le puso gran entusiasmo, aunque las cosas no le resultaron y la universidad cayó en un bache; Juan Ramón de la Fuente volvió a hacer sentir el orgullo universitario, levantó a la institución y la proyectó, y a José Narro le ha correspondido hacerla crecer y, por su gran capacidad de gestión, los recursos presupuestales fluyeron muy bien.

–¿Qué le dejó ser director de la facultad?

–Toda la experiencia del mundo.

Graue ya vislumbró cómo será su primer día en el máximo puesto en la casa de estudios: se ve llegando al piso seis de la Torre de Rectoría luego de la ceremonia de toma de posesión. Lo acompañará su esposa, con quien comerá. Llevará consigo algunos objetos que hoy tiene en su despacho de la Facultad de Medicina y que son simbólicos para él: una fotografía original de Benito Juárez, la réplica del cráneo de Lucy (una hembra de la especie Australopithecus afarensis, cuyo esqueleto, preservado en 40 por ciento. tiene 3.2 millones de años) y un trilobite fosilizado. Todo ello le recuerda que hay que crecer, y para ello se necesita evolucionar.