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El dramaturgo Antonio Zúñiga estrena obra en el teatro Juan Ruiz de Alarcón

Retratan un Madero espiritista que no es reconocido así en la historia oficial

El prócer pudo cambiar el destino del país, pero sus decisiones estuvieron determinadas por esa fe, opina el autor

Necesitamos un hombre honesto para reconfigurar nuestro ser político

Foto
Mauricio Jiménez, director del montaje de Madero o la invocación de los justos, en un ensayo de la obra cuya temporada en el recinto de Insurgentes Sur 3000 concluirá el 6 de diciembreFoto Cortesía Teatro Nómada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de noviembre de 2015, p. 5

La figura paradigmática y controversial de Francisco I. Madero (1873-1913), así como su práctica y fervor espiritista es el tema central de una obra escrita por Antonio Zúñiga.

Madero o la invocación de los justos, con dirección de Mauricio Jiménez, se estrena hoy en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.

El autor propone un retrato del personaje visto desde su condición de espiritista.

Según Zúñiga, Madero podría haber cambiado el destino del país, pero sus decisiones políticas siempre estuvieron determinadas por su fe espiritista, por su creencia en el más allá y en los espíritus que conversan con el más acá.

Añoranza por un referente

Entre las fuentes de Antonio Zúñiga figura el libro Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana: Francisco I. Madero y su libro secreto, manual espirita, de la escritora y traductora Catherine Mansell Mayo, así como en los diarios escritos por Madero, que contienen sus orientaciones filosóficas, ideológicas y espirituales.

El montaje propone un Madero espiritista, al que no estamos acostumbrados a reconocer así en la historia oficial.

Para Zúñiga leer esos diarios o comunicaciones espiritistas permite entender la postura de Madero respecto de negarse a tomar venganza o revancha contra sus adversarios porfiristas que aún estaban en el gobierno, luego de ocupar la Presidencia y haber triunfado la Revolución Mexicana, lo que con el tiempo, sin embargo, le costó la vida, al ser traicionado y asesinado por órdenes de Victoriano Huerta.

Madero vivió, opina el autor, una especie de apostolado predestinado a la desgracia, lo cual él mismo lo creía así. Aceptó como un imperativo categórico su destino de héroe trágico y sus propios errores. Lo mató su fe ciega (en el espiritismo).

Sin embargo, añade Zúñiga, también sostenía que para gobernar hay que saber del arte y las letras; es decir, hay que leer y escuchar música.

En estos tiempos, cuando existe enorme corrupción en México, la añoranza por un solo hombre justo y honesto es la nostalgia de la necesidad más grande. Necesitamos esos referentes en la reconfiguración de nuestro ser político y ciudadano. Que sean honestos y justos, señala el dramaturgo.

Con las actuaciones de Zamira Franco, Ángel Lara, Aída López, Francisco Mena, Fabián Varona y Fernando Sakanassi, la temporada de Madero o la invocación de los justos concluirá el 6 de diciembre. Funciones: miércoles, jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas en el teatro Juan Ruiz de Alarcón (Insurgentes Sur 3000).