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La cara progresista de América Latina
E

n el ámbito de las políticas internacionales de población, América Latina es el continente más progresista del mundo. La próxima semana, del 6 al 9 de octubre, se celebrará en México la segunda reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe. La reunión busca fortalecer la implementación y el seguimiento de las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo (CM 2013), firmado por los países de la región en agosto de 2013, a través del compromiso con una guía operacional de implementación y seguimiento que contiene un conjunto de medidas eficaces y concretas de aplicación. El CM 2013 es el acuerdo intergubernamental más liberal del mundo, una consenso que va adelante de la Agenda Global 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada recientemente en la ONU.

El avance de América Latina es paralelo al crecimiento del secularismo y al declive del conservadurismo, que en esta región podemos vincularlo al declive del catolicismo, así como al crecimiento de los no creyentes. En tan sólo 18 años la proporción de católicos pasó de 80 a 67 por ciento, aunque esto ocurrió mientras ganaban adeptos los protestantes (de 9 a 19 por ciento), pero fue simultáneo al incremento de la proporción de no creyentes: de 4 a 8 por ciento (Pew Research Center, 2014). El lenguaje open minded del nuevo y primer Papa latinoamericano bien puede ser una estrategia para recuperar mercado hacia este linaje religioso centralizado en el Vaticano.

El CM 2013 enfoca sus objetivos en el ejercicio de los derechos humanos y en la lucha contra la desigualdad demográfica: la desigualdad territorial, la de género, la generacional y la intercultural. Se analizarán los temas en siete paneles sustantivos. El panel sobre niños, niñas, adolescentes y jóvenes se centra en garantizarles oportunidades para tener una vida libre de pobreza y de violencia, con acceso a salud, educación y protección social; invertir en políticas de trabajo y empleo juvenil; asegurar la implementación de programas de educación integral para la sexualidad, y acceso a métodos anticonceptivos modernos para que adolescentes y jóvenes ejerzan sus derechos sexuales y derechos reproductivos.

El panel sobre el envejecimiento se enfoca en formular políticas con perspectiva de género que aseguren un envejecimiento de calidad, tanto para las personas que viven en las ciudades como en el campo y la selva. En el siguiente panel se busca asegurar que las personas ejerzan sus derechos sexuales y reproductivos en condiciones seguras, el derecho a tomar decisiones libres, informadas, voluntarias y responsables sobre su sexualidad, con respeto de su orientación sexual e identidad de género, sin coerción, discriminación ni violencia. El panel de género buscará fortalecer los mecanismos institucionales para la construcción de políticas que garanticen la autonomía de las mujeres, dotando los programas de autonomía y recursos humanos y financieros que permita a las mujeres incidir en forma transversal en la estructura del Estado al más alto nivel.

El panel sobre migración se centra en la protección y derechos de las personas migrantes, destacando la necesidad de brindarles una atención integral en aquellos países de tránsito y destino. Hay también un panel en que se busca construir territorios más articulados, integrados y cohesionados, mediante el diseño y ejecución de políticas e instrumentos de gestión territorial y urbana gestados de manera participativa, con una visión de género, sostenibilidad y gestión del riesgo ambiental. Otro panel es para el derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas, y el último aborda las intersecciones de género, raza, etnia y generacionales, y situaciones de discriminación que sufren las mujeres, especialmente, las jóvenes afrodescendientes.

Las organizaciones de la sociedad civil esperamos que Claudia Ruiz Massieu y su equipo de diplomáticos se comprometan con la agenda de la igualdad, que la nueva canciller mexicana cambie la ambigüedad mostrada anteriormente ante los compromisos del CM 2013. Porque el propio consenso ha favorecido la generación de mejores mecanismos de monitoreo y vigilancia para el cumplimiento de la agenda, y ha fortalecido los mecanismos para la rendición de cuentas.

Por su carácter internacional, esta reunión puede ser una oportunidad para fortalecer políticas poblacionales que mejoren el sistema de justicia, superen la impunidad y la corrupción, y para que México deje de ser candil de la calle. Al llamar y hospedar a los países latinoamericanos a suscribir esta agenda, el gobierno está obligado a ser consistente. Porque la guía operacional que se discutirá del CM 2013 está centrada en superar la retórica y en generar mecanismos que se traduzcan en programas que garanticen el ejercicio real de los derechos humanos. Si la visibilidad de las graves violaciones a los derechos humanos llevó a este gobierno a pasar del “Mexican moment” al “The Mexican morass” (del Momento mexicano al Pantano mexicano), esta reunión es una oportunidad más para superar el no entienden que no entienden con que fueron calificados nuestros gobernantes por el semanario británico The Economist.

Twitter: @Gabrielarodr108