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Ante la apertura económica de la isla, busca que la Iglesia sea puente del cambio

Con calculada prudencia, el Papa enfocó sus mensajes en Cuba a temas pastorales

En EU, enfrenta la paradoja de obispos católicos que simpatizan más con la derecha republicana

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El papa Francisco y el presidente Raúl Castro, durante la ceremonia de despedida del pontífice en el aeropuerto de Santiago, de donde voló a Washington, luego de una estancia de cuatro días en la islaFoto Ap
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Religiosas de la Misericordia se retratan con una imagen de cartón del papa Francisco, en el contexto del Encuentro Mundial de las Familias, en Filadelfia. El pontífice llegó este martes a Washington, donde lo recibieron el presidente Barack Obama; su esposa, Michelle Obama, y otros funcionariosFoto Ap
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de septiembre de 2015, p. 27

La Habana

La etapa cubana del largo viaje de Francisco ha concluido. El Papa ya está en suelo estadunidense, donde fue recibido por el presidente Barack Obana, sin protocolos pero con calidez. Hoy dio inicio a una visita compleja, delicada y densa en actividades.

Mientras distintos funcionarios salían del aeropuerto en grandes camionetas y aparatosos dispositivos de seguridad, el pontífice, fiel a sus convicciones, abordó un Fiat todo terreno hacia la nunciatura en Washington, reiterando que ni los lujos ni lo ostentoso van con él. Postura que pone muy nerviosos a los servicios de seguridad estadunidenses.

Francisco ha dejado la austera Cuba, que se aferra a su modelo socialista, y llega al corazón mundial del imperio capitalista. Vaya contraste. Muchos lamentamos los silencios de Francisco en la isla. Personalmente, hubiera deseado posicionamientos críticos sobre los derechos humanos y las libertades políticas, pero Francisco se enfocó en temas pastorales y catequéticos, de los cuales se pueden extraer ciertos posicionamientos y frases que sólo sirven para hacer más llamativa una cabeza mediática, pero que en realidad esconden una calculada prudencia. Los mensajes del Papa merecen un análisis más fino para constatar cierta condescendencia con el régimen cubano; a pesar del leguaje pastoral, evidentemente hay un trasfondo político. ¿Cuál es la lógica que está detrás? Es posible que Francisco encuentre afinidades entre el régimen cubano y los principios doctrinales de la Iglesia en materia social.

Cuestionamiento al modelo consumista de la sociedad

En su encíclica Laudato Si cuestiona el modelo consumista de la sociedad de mercado e invita a repensar civilizatoriamente nuestro modo de vida y refutar las expectativas que genera la sociedad moderna. También comparte, con matices diferentes, un antiliberalismo y rechazo a toda forma de imperio o imperialismo.

Sin embargo, creo que apuesta por una transición a más largo plazo. No olvidemos que la Iglesia piensa con una lógica de larga duración. La tarea mediadora de deshielo con Estados Unidos no es una acción casual ni espontánea. La irreversible apertura económica de Cuba a la globalización de la economía traerá cambios que en sí mismos tensarán el orden actual. Francisco apuesta por fortalecer y posicionar aún más la Iglesia cubana para que sea puente y mentora de trasformaciones que tarde o temprano se producirán en la isla, con o sin los hermanos Castro. Solo así se entiende el tono tan religioso y pastoral de sus mensajes, que contrastan con su último viaje a Sudamérica. En la homilía última en el santuario de la Virgen del Cobre, el Papa sentenció: Como María, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad de un pueblo noble y digno. Como María, madre de la caridad, queremos ser una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación. Como María, queremos ser una Iglesia que sepa acompañar todas las situaciones embarazosas de nuestra gente, comprometidos con la vida, la cultura y la sociedad. Frente a la apertura inevitable, la identidad puede verse amenazada o fortalecerse, dijo.

Aquí reafirma el sustrato católico de Cuba como soporte último de su identidad, al señalar: “La patria cubana nació y creció al calor de la devoción a la Virgen de la Caridad. Ella ha dado una forma propia y especial al alma cubana –escribían los obispos de estas tierras–, suscitando los mejores ideales de amor a Dios, a la familia y a la patria en el corazón de los cubanos”. Un discurso cercano a la imbricación entre el guadalupanismo y la mexicanidad; aquí la cubanidad pasa por la identidad primaria que hereda el catolicismo.

Para Loris Zanatta, historiador de Bolonia, la actitud moderada del Papa es peronizar y catolizar el castrismo, es decir, llevarlo al cauce nacional y popular, por tanto, católico, en el que Francisco ve reflejada la identidad sustancial de América Latina (La Nación, Buenos Aires, 22/09/15). En ese sentido, para el vaticanista inglés y biógrafo del pontífice Austen Ivereigh, en su mensaje Francisco está buscando construir un futuro poscomunista, arraigado en las tradiciones nacionales y cristianas de Cuba. El Papa pretende, por tanto, alentar al gobierno para que en el proceso de reapertura se inauguren cambios teniendo a la Iglesia como aliada y operadora de distintos puentes. Así, su apuesta es fortalecer su Iglesia local. Su ambigüedad en esta visita es la misma de la Iglesia cubana tan atacada, ahora, por los cubanos de Miami, que la acusan de colaboracionista.

Francisco mira el proceso en un arco de tiempo más largo, como cuando Juan Pablo II tendió acercamientos y negociaciones con Fidel Castro en 1998, de lo que hasta ahora estamos viendo frutos y resultados. El lance también es sopesado por el régimen, los riesgos y las oportunidades.

Simpatía en la clase media estadunidense

Ya en Estados Unidos, Francisco enfrenta paradojas. Los obispos, en su mayoría conservadores, tienen como cabeza un Papa más abierto y reformista. Mientras que tradicionalmente los obispos católicos se sienten más cómodos negociando con la derecha republicana, ahora este Papa tiene mayor empatía con los demócratas. A pesar de su discurso anticapitalista, sectores de las clases medias estadunidenses lo ven con simpatía por sus posturas ante los homosexuales, el aborto y los matrimonios nulos. Obama quiere sacar ventaja y posicionamiento con Francisco. Otro hecho central es que la Iglesia estadunidense está cimbrada por los escándalos de pederastia y experimenta un preocupante declive, ya que numerosos católicos la abandonan. Por tanto, necesita revitalizar no sólo su imagen deteriorada, sino ganar confianza, y Francisco es un área de oportunidad. Conservadores y moderados, los obispos tienen en él la posibilidad de remontar la debacle. Además de oposiciones de cristianos ultraconservadores, Bergoglio tendrá días muy exigentes y definitorios en Estado Unidos.