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Osama Mohsen era técnico en la primera división de su país con el equipo Al-Fotuwa

Refugiado sirio que recibió una zancadilla será entrenador en Madrid

La escuela oficial de preparadores de futbol y futbol sala le ofreció vivienda y trabajo en Getafe

Mi hijo y yo pudimos morir durante el viaje a Europa; ahora sólo quiero entrenar, señaló

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Osama Abdul Mohsen (al centro, escoltado por sus dos hijos) expresa su agradecimiento en la estación de tren de Barcelona, en una de sus escalas rumbo a MadridFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 17 de septiembre de 2015, p. a13

Madrid.

La imagen del sirio Osama Abdul Mohsen recorrió el planeta cuando hace un par de semanas se hizo viral el video en el que el refugiado corría desesperado huyendo de la policía con su hijo Zaid, de siete años en brazos, cuando la camarógrafa húngara Petra Laszlo le puso una zancadilla y lo mandó al suelo. El niño lloró aterrorizado, mientras el padre también sollozaba de frustración y perplejidad.

Ayer se conoció que este padre de dos vástagos llegó a Getafe, donde será entrenador de futbol.

La imagen de la agresión a Mohsen generó indignación aquí. Un grupo de periodistas de El Mundo localizó al sirio en la frontera entre Hungría y Serbia, y relató su historia.

En el reportaje se narró la biografía de Mohsen hasta antes de que la guerra en su país lo obligara a huir con sus dos hijos a cuestas, sorteando amenazas y peligros de todo tipo. Era entrenador del equipo Al-Fotuwa, de primera división en su país, y tiene una amplia y reconocida trayectoria como profesional de la enseñanza del deporte más popular del planeta.

Tras conocer su historia, la Escuela Oficial de Entrenadores de Futbol y Futbol Sala (Cenafe) decidió darle una oportunidad, ofrecerle una vivienda en Getafe y otorgarle un trabajo como entrenador de algún equipo de balompié, todavía por decidir.

El contacto, en Alemania

Miguel Ángel Galán, director de la Cenafe, contactó con un alumno suyo nacido en Marruecos para preguntarle si tendría problema en viajar a Munich en busca de esta familia. Después se logró el contacto con Mohsen quien, incrédulo, no dudó en aceptar la oferta.

Nosotros somos un centro nacional de formación de entrenadores de futbol, pues surgió la idea de ayudar a un compañero entrenador. Lo más importante es que tendrá vivienda, manutención, alimentos, ropa, un trabajo que le vamos a dar de entrenador de futbol. Como había el obstáculo del idioma, que era el árabe, Mohamed Labrouzi, alumno nuestro, se ofreció a colaborar en la traducción y además a ir a Alemania a buscarlo, añadió el directivo.

El hombre y sus dos hijos abordaron el pasado martes un tren hacia París para después subir a otro con destino a Barcelona y desde ahí terminar por recalar en la capital española, donde les espera un nuevo hogar y una oferta de trabajo.

Sin embargo, primero tendrá que aprender el idioma y conocer poco a poco la cultura española.

Los quiero a todos. Amo a España. Gracias España, dijo en inglés Mohsen a los medios que lo esperaban en Barcelona.

Con visible cansancio y acompañado de sus dos hijos, uno de ellos el pequeño Zaid, que no dejaba de sonreir a las cámaras, Mohsen dijo en árabe: Sólo quiero entrenar, ser entrenador.

Mohamed Labrouzi se encargó de traducir sus palabras después de haber viajado con los tres refugiados desde Alemania.

En Barcelona fueron recibidos por Alex Martín y Quico Martí, directores en Cataluña de la escuela de entrenadores para la que trabajará Mohsen, quienes le obsequiaron una camiseta y una bufanda del Llagostera, un equipo de segunda división.

En el reportaje que publicó el periódico El Mundo sobre su historia, Abdul Mohsen confesó lo duro que fue sufrir la agresión de la camarógrafa húngara, que ya fue despedida de su trabajo.

El viaje fue agotador y estresante. Muy difícil y peligroso. Mi hijo y yo pudimos morir durante el traslado a Europa, pero la patada de la periodista fue inquietante y dura... Mi sensación fue de sorpresa. Y después dolor cuando vi el miedo y el pánico en la cara de mi hijo. Zaid lloró durante dos horas. Estaba aterrado. Luego de eso nos tomaron las huellas digitales, nos amenazaron con la cárcel, explicó.

Mohsen fue una de las primeras personas detenidas por el régimen del presidente de Siria, Bachar al Assad, después del estallido de las protestas en 2011, que desembocaron en una guerra civil.

El ex entrenador huyó de la nación árabe por temor a la expansión del llamado Estado Islámico que lo amenazó.

Durante el trayecto de tren rumbo a la capital española, el sirio declaró estar muy feliz por la llamada del señor Miguel (Ángel Galán), presidente de Cenafe para venir a España.

Vinieron por mí a Munich y me dijeron: 'Ven a España'. El futuro va a ser muy bueno para mi hijo aquí, dijo emocionado.

Relató que su sueño es reunir a toda su familia, por lo que pidió ayuda para poder juntar a todos sus parientes. Quiero traer a mi mujer, a mi hija y a mi otro hijo, así como obtener el asilo político.

A su vez, la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, explicó que los refugiados fueron tristemente conocidos por la zancadilla de la periodista que demostró su estilo xenófobo e intolerante, pero se les prestará toda la atención que sea necesaria.

Agregó que trabajarán con el club Getafe para que Abdul Mohsen pueda entrenar y que su hijo también pueda jugar en el equipo e incluso, quién dice si en un futuro pueda hacerlo en algún otro equipo español.

El gobierno español, del derechista Mariano Rajoy, tiene previsto otorgar la condición de refugiados a más de 14 mil personas. La actitud de la administración española, que en un principio era reacia a admitir a más de 2 mil refugiados como cuota, cambió precisamente a raíz de la patada de la camarógrafa y de otros historias y escenas de horror producidas por la crisis de refugiados sirios, como la de los niños que han muerto ahogados en las costa en su intento por llegar a suelo europeo.

La Comunidad de Madrid puede acoger a unos 2 mil 400 refugiados en los próximos meses, como parte de la cuota de 17 mil 500 que le corresponden a España, según fuentes oficiales.