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Reúne unas mil imágenes con información sobre cada retrato sedente, ubicación y fecha

Publican un catálogo razonado de las fotografías de Lewis Carroll

Edward Wakeling, ex presidente de la sociedad que ostenta el nombre del escritor británico, comenzó a integrar el libro hace 20 años

Veía a un niño desnudo como algo casi sagrado

Foto
Lewis Carrol (1832-1898) con Alice Liddell, en quien se inspiró para escribir su libro Alicia en el país de las maravillas; a la derecha, otra de las fotografías del autor británico incluida en el catálogoFoto tomadas de Internet
The Independent
Periódico La Jornada
Viernes 28 de agosto de 2015, p. 5

Londres.

Cuando tenía 24 años de edad y era catedrático de matemáticas en el Christ Church College de Oxford, y mucho antes de que el Sombrerero Loco, el Conejo Blanco y el gato de Cheshire capturaran la imaginación del mundo, Charles Dodgson (más tarde conocido por su seudónimo literario, Lewis Carroll) compró una cámara fotográfica.

Dodgson fue de los pioneros en adoptar la fotografía, en 1856, apenas cinco años después de la primera muestra pública importante de la tecnología en su país, en la Gran Exhibición del Hyde Park de Londres. Su tío favorito, Robert Wilfred Skeffington Lutwidge, ya captaba vistas arquitectónicas y escénicas, y Dodgson le pidió consejo sobre esa forma de arte. Antes de comprometerse a comprar una cámara –eran caras y requerían un cuarto oscuro para procesar los resultados–, acompañó a su pariente a hacer tomas, y eso despertó su interés.

Aunque acababa de ser designado para el puesto en Christ Church, Dodgson comentó en su diario que deseaba alguna ocupación aquí aparte de sólo leer y escribir.

En los 25 años siguientes tomó retratos de familiares, amigos y colegas, así como de muchas celebridades de la época. Son muy conocidas sus fotografías de la joven Alice Liddell, la inspiración de sus famosas novelas, pero un nuevo libro de Edward Wakeling, The Photographs of Lewis Carroll, ofrece un catálogo razonado de su trabajo. Con casi mil imágenes sobrevivientes de Dodgson, también contiene información sobre cada retrato sedente, incluso ubicación y fecha.

Ex presidente de la Sociedad Lewis Carroll, Wakeling comenzó a integrar el libro hace 20 años, cuando, al editar los diarios privados de Dodgson, descubrió que no había una compilación de sus fotografías. Se necesitaron dos becas de investigación y numerosas visitas a coleccionistas privados en todo el mundo para completar el proyecto.

Fue uno de los fotógrafos aficionados más importantes de la era victoriana, afirma Wakeling. Tenía un estilo muy particular de composición: para él los fondos eran inmateriales, en un tiempo en que otros fotógrafos tendían a usar pilares, telones pintados y flores. Su enfoque era siempre el sujeto sedente.

Belleza inocente

Los retratos requerían largo tiempo de exposición, a veces hasta 40 segundos. Para mantener quietos a sus sujetos más jóvenes, les contaba cuentos. En fechas recientes ha habido cierta controversia sobre sus fotografías de niños, en particular por el descubrimiento de un desnudo de la hermana púber de Alice, Lorina.

La respuesta de Wakeling es que no fue tomada por él. De hecho, los rumores de que Dodgson hizo desnudos de cientos de niños no surgieron de la esmerada investigación de Wakeling: él encontró sólo poco más de 30 de esas tomas, que representan, señala, apenas uno por ciento del número total de fotografías.

En todos los casos, explica Wakeling en el libro, “los padres habían dado permiso, y en algunos fueron ellos quienes hicieron la solicitud. Dodgson dio los negativos en placa de vidrio a los padres y se guardó una sola impresión, e instruyó a sus albaceas que la destruyeran. El número total de familias involucradas no pasó de ocho.

En su fuero interno, [Dodgson] veía un niño desnudo como algo casi sagrado: belleza inocente en un espíritu de reverencia. No estaba solo en ese punto de vista: muchos victorianos compartían esa opinión. Se veía a los niños como cercanos a los ángeles, y la alta tasa de mortalidad infantil hacía que muchos padres quisieran obtener alguna imagen permanente de su hijo, ante la posibilidad de que no sobreviviera a la infancia.

El libro de Wakeling también está salpimentado con retratos de personas famosas de su tiempo, entre ellas el laureado poeta Alfred Tennyson, los artistas Dante Gabriel Rossetti, John Everett Millais y William Holman Hunt, así como personajes de la realeza como Federico, príncipe heredero de Dinamarca, y el príncipe Leopoldo, duque de Albania.

Existe una leve contradicción en el carácter de Dodgson, comenta Wakeling. Como el escritor Lewis Carroll, no le gustaba ser tratado como celebridad y era muy celoso de su privacidad. Sin embargo, le encantaba conocer a celebridades, en especial si admiraba su obra, como a Tennyson.

Aunque comenzó a acercarse a esos sujetos antes de que sus novelas lo hicieran famoso, Dodgson tuvo la ventaja de ser un profesor confiable y conocido por tomar buenas fotografías. Y su posición en la universidad le significó entrar en contacto con importantes matemáticos y científicos, sobre todo cuando Oxford alojó el famoso debate sobre la evolución entre TH Huxley y el obispo Wilberforce en 1860, luego de la publicación de El origen de las especies de Darwin. Muchos nombres prominentes, entre ellos el del científico Michael Faraday, llegaron a la ciudad, y Dodgson los invitó a todos a tomarse un retrato.

Renuncia súbita

Hoy, sus fotografías pueden alcanzar entre mil y 40 mil libras en una subasta: los fanáticos tanto de Lewis Carroll como de la fotografía temprana victoriana son compradores entusiastas. Dodgson pudo haber tomado muchas fotografías más, pero en 1880 renunció de súbito a su pasión de 25 años.

Perdió el fuelle, explica Wakeling. Se estaba repitiendo en términos de las fotos y [para sus sujetos] se volvió más fácil ir con un fotógrafo local, pues ya para entonces los había en la mayoría de ciudades. Luego estaba la cuestión de los químicos, la preparación de la cámara, el cuarto oscuro... se volvió una lata, eso fue lo que ocurrió.

The Photographs of Lewis Carroll: A Catalogue Raisonné (Las fotografías de Lewis Carroll: catálogo razonado), de Edward Wakeling, es una edición de University of Texas Press. Una exhibición, El otro lado de la lente: Lewis Carroll y el arte de la fotografía durante el siglo XIX, curada por Wakeling y otros, se presenta actualmente en el Christ Church College de Oxford, hasta el 30 de septiembre.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya