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Cuba-EU, cinco décadas de bloqueo

Un embarazo in vitro, secretas visitas de un cardenal a Obama y liberación de reos

Sorprendentes revelaciones de la secreta negociación que a veces naufragó
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 18 de agosto de 2015, p. 3

La Habana.

Peter Kornbluh y Michael LeoGrande, dos investigadores y cabilderos estadunidenses liberales, especializados en asuntos cubanos desde hace décadas, revelaron la semana pasada sorprendentes episodios que fueron surgiendo en la medida que avanzó, durante dos años y en absoluto secreto, la negociación entre Washington y La Habana, con la mediación del papa Francisco y los buenos oficios del gobierno de Canadá.

Cuentan, entre otras cosas, cómo fue que las autoridades carcelarias de Estados Unidos permitieron realizar las acciones necesarias para que uno de los presos políticos más notables, el cubano Gerardo Hernández, jefe del equipo de cinco agentes detenidos y sentenciados por tribunales estadunidenses, pudiera embarazar in vitro a su esposa Julissa Reynoso, a quien en repetidas ocasiones le habían negado la visa para ir a visitar a su marido.

O cómo el cardenal de La Habana, Jaime Ortega, ingresaba subrepticiamente a la Casa Blanca para sostener reuniones confidenciales con el presidente Barack Obama y entregarle mensajes del Papa, sin registrar su nombre en la bitácora de la oficina presidencial.

O bien cómo todo lo que se había tejido, cuidando que cada petición y cada concesión de ambos gobiernos fueran estrictamente recíprocas, estuvo al borde de naufragar cuando Washington puso sobre la mesa la exigencia inesperada de que le entregaran al doble espía Rolando Sarraff Trujillo, quien llevaba 12 años preso en la isla y sobre quien casi nadie sabía.

La negociación, aseguran los autores del artículo publicado la semana pasada por la revista Mother Jones, no la inició John Kerry, y probablemente no supo de ella hasta que asumió la conducción del Departamento de Estado, durante la segunda administración de Obama. El proceso fue una iniciativa de la anterior jefa de la diplomacia estadunidense, Hillary Clinton, y empezó cuando la familia del experto en informática Alan Gross, preso en Cuba por intentar instalar una red de telecomunicaciones ilegal con patrocinio de la Usaid, exigió con fuerza la intervención de su gobierno para lograr la repatriación del reo, gravemente enfermo de cáncer.

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Una niña mira desde una ventana de la sede de la representación diplomática de Estados Unidos en CubaFoto Ap

La dificultad radicaba en que La Habana se negaba a que la liberación de los cinco cubanos –considerados héroes en la isla y espías en Florida– fuera moneda de canje por el retorno de Gross, ya que sostenían que la repatriación de los isleños era una demanda legítima.

En septiembre de 2011 Cuba accedió al canje y la negociación entró en otra etapa de complejidades que a lo largo de los años se fueron resolviendo. Finalmente, después de la quinta Cumbre de las Américas en Puerto España, Trinidad y Tobago, cuando los presidentes del hemisferio advirtieron a Estados Unidos que no acudirían a ninguna otra cita de ese nivel si Cuba seguía excluida, se abrió la oportunidad de poner en el horizonte no sólo el intercambio de prisioneros, sino también fines políticos de mayor calado. Fue cuando se empezó a hablar de la normalización de las relaciones diplomáticas. Era abril de 2013 y Kerry apoyaba plenamente la negociación.

Sostienen Kornbluh y Leogrande: Lo que llevó a un cambio tan radical fue una extraordinaria alineación de los astros de la política: había una transformación en la opinión pública respecto de Cuba, particularmente entre los cubanoestadunidenses, la transición del liderazgo entre Fidel y Raúl Castro y una evolución, lenta pero estable, de la economía socialista cubana hacia una de mercado. Además, los países latinoamericanos ya dejaron de aceptar la exclusión de Cuba de los asuntos regionales.