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Bajo la Lupa

¿Guerra de divisas o guerra geofinanciera?: jugada maestra del yuan chino

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Una cajera cuenta billetes de 100 yuanes en una sucursal del Banco de Construcción de China, en la provincia de Jiangsu; ayer China devaluó su moneda, lo que se cree podría ser sólo el inicio de un deslizamiento mayorFoto Reuters
L

os soporíferos mercados del verano fueron despertados en forma dramática por la medida del banco central chino de depreciar el renminbi/yuan.

La angustia del título del Financial Times lo dice todo: China debilita abruptamente al renminbi/yuan; la mayor caída en un solo día desde 1993, que toma a los mercados por sorpresa (http://goo.gl/heJnco).

Una devaluación de 2 por ciento en un solo día no es tanto; si no, que le pregunten al devaluado neoliberal Banco de México.

The New York Times considera que la medida china podría levantar tensiones geopolíticas (http://goo.gl/4pcjnl), mientras Bloomberg evalúa a vencedores –los exportadores chinos– y perdedores: aerolíneas chinas (con deudas en dólares), materias primas (commodities), productos de lujo de Europa, en especial carros alemanes, relojes suizos y accesorios franceses (http://goo.gl/2JY0mA).

The Japan Times comenta que la depreciación está destinada a combatir la desaceleración, cuando China había dilapidado 300 mil millones de dólares con el fin de mantener fija la paridad del yuan al dólar e impedir una fuga de capitales de sus reservas, que ahora se ubican en 3.7 billones de dólares (trillones en anglosajón).

Después de su revaluación de 15 por ciento en un año, la política depreciativa está encaminada a facilitar el ingreso del yuan a la canasta de cuatro divisas de los derechos especiales de giro del FMI: dólar, euro, libra esterlina y yen nipón (http://goo.gl/hJkM9a).

Los superhalcones monetaristas/fiscalistas de la hegemonía dolarcéntrica, como el pugnaz senador demócrata Charles Schumer, reaccionaron en forma visceral para impedir la consideración del renminbi/yuan como divisa de reserva global por el FMI, mientras persista en devaluar su divisa en forma artificial.

¿Y a poco la revaluación del dólar, con unilaterales masivos estímulos de corte fiscalista/monetarista, no es artificial, sumada a su obscena guerra geofinanciera contra el BRICS?

En la perspectiva de India, hoy cuarta geoeconomía global, habiendo desplazado a Japón, la jugada china amenaza asfixiar a los exportadores en el mundo, cuyas mercancías serán comparativamente más caras que los productos chinos (http://goo.gl/Yrorfs), lo cual afectará la manufactura de otros países, incluyendo Estados Unidos y Europa, no se diga al “México neoliberal itamita”.

El banco central de China aduce que la devaluación es resultado de las reformas que intentan colocar la tasa de cambio en la orientación del mercado.

La Unión Europea y Japón han hecho lo mismo que China en los pasados dos años al haber deprimido al yen nipón y al euro en forma deliberada. Resalta que las imprecaciones anglosajonas estén dirigidas solamente a China.

El inminente incremento de las tasas de interés por la Reserva Federal, que podría ser pospuesto, tenderá a encarecer todavía más las exportaciones de Estados Unidos, cuando el dólar se ha revaluado alrededor de 25 por ciento en los pasados dos años frente a una canasta de las principales divisas globales. De allí que el timing de la jugada maestra de China tenga mucho que ver con los teoremas de Sun Tzu.

China se moverá en forma cautelosa y es muy probable que la devaluación inicial sea el inicio de otras que vayan en paralelo con el alza del dólar.

Algo fundamental a señalar es el efecto dominó de la depreciación que golpeó a todas las materias primas, incluyendo el petróleo –lo cual beneficia todavía más a China, por ser ya el primer importador del oro negro–, con la notable excepción del oro amarillo, que aumentó cinco dólares.

Alguien que sabe mucho del mercado chino, el estadunidense Stephen Roach –prominente becario de la Universidad Yale–, considera que una devaluación de 1.9 por ciento es apenas el comienzo de otras depreciaciones posteriores, cuando nos encontramos apenas en escaramuzas cada vez más desestabilizantes en vísperas de una guerra global de divisas (http://goo.gl/VbVezI).

Analistas de la city esperan que el yuan se deprecie en forma gradual otro 4 por ciento a lo largo del año a partir de ahora (http://goo.gl/ndQuB6).

Para el supremacista blanco/mexicanófobo/misógino Donald Trump la devaluación del yuan devastará a Estados Unidos (http://goo.gl/jMpy0D).

Más temprano que tarde, el crecimiento de las exportaciones chinas estimulará el comercio regional, lo cual redundará como motor de la economía global.

La devaluación del yuan es benéfica para Asia, mientras que la revaluación del dólar es maligna para Latinoamérica, lo cual denota una abrasiva re-regionalización marcada del comercio mundial.

Si China crece, el mundo crecerá: este es el nuevo axioma del siglo XXI; mientras que si Estados Unidos crece en forma egoísta –mediante políticas monetaristas/fiscalistas que elevan artificialmente su dólar a expensas ajenas– el mundo decrece, no se diga el daño a sus aliados masoquistas, como México.

Sin contar sus sub-reportadas reservas de oro, hoy China posee 26 veces más reservas de dólares que Estados Unidos, las cuales pueden paliar su devaluación, con todo y la fuga de capitales.

Las raquíticas reservas de divisas de Estados Unidos (menores que las del Banco de México) –144 mil 600 millones de dólares, paradójicamente, en su mayoría constituidas por oro, al precio todavía caduco de 35 dólares la onza: cotización añeja de Bretton Woods– no compiten frente a las colosales reservas chinas, con todo y el alza del dólar concomitante a la captación masiva por Wall Street de los capitales fugados del planeta.

Alexander Gabuev, experto del Centro Carnegie de Moscú, asevera que la depreciación se debió al temor de posibles conmociones sociales que generarían las dificultades económicas que atraviesan las empresas exportadoras (http://goo.gl/x8yT1N).

A un mes de la visita del mandarín Xi a la Casa Blanca, Global Times, rotativo oficioso chino, comenta que la devaluación liberaliza la tasa de cambio basada en las fuerzas del mercado y es conducente para el ingreso a la canasta de los derechos especiales de giro del FMI (http://goo.gl/xCsDPt).

Los superhalcones fiscalistas/monetaristas de la Reserva Federal exigían una revaluación del yuan de por lo menos 30 por ciento y ahora se encuentran con un movimiento en sentido contrario a sus anhelos hegemónicos.

Xinhua considera que si bien es cierto que un yuan más débil re-energiza las exportaciones, también una depreciación prolongada desencadenaría fugas de capitales que perturbarían el sistema financiero y acabarían por afectar al yuan (http://goo.gl/CFNNoo); juzga que China no libra una guerra de divisas, sino que meramente arregla una discrepancia. Pues sí: la discrepancia es la artificial revaluación del dólar, que por egoísmo ha dañado la economía global, sin importar el daño colateral a sus aliados.

Quedó atrás la guerra de divisas (http://goo.gl/qBUEs6). Ahora nos encontramos de lleno en las multidimensionales guerras geofinancieras del siglo XXI.

No es solamente un asunto delicado de devaluaciones de divisas. Es mucho más profundo, cuando está en juego militar –desde Ucrania, pasando por el gran Medio Oriente, hasta el Mar del Sur de China– el nuevo orden mundial del siglo XXI que, desde el punto de vista geoestratégico, será tripolar –Estados Unidos/Rusia/China– o no lo será.

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