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En 30 años de trayectoria, la banda venezolana ha hallado en el ska un vehículo para la crítica

El arte rebelde logra trascender las barreras ideológicas: Desorden Público

A finales de año lanzarán un paquete de lujo con rarezas

Preparan nuevo disco para 2016

Foto
Desorden Público en 1986, durante un ensayo en El Cuartico, en casa de Antonio Rojas, en Vista Alegre, CaracasFoto tomada del Facebook de la banda
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de agosto de 2015, p. a10

Caracas.

Si nos van a seguir robando, al menos cámbiemos a los ladrones, dice una canción de la banda venezolana Desorden Público, que en 30 años de recorrido ha encontrado en el ska un vehículo para la denuncia social y la reflexión.

Criticar la corrupción y la demagogia, repudiar la criminalidad y señalar las injusticias han sido constantes en la carrera de este puñado de músicos, que se reunió en el oeste de Caracas en 1985 para emular, bajo el sol del trópico, el sonido de sus ídolos británicos.

Desde su primer concierto, en julio de 1985, con aires de punk, cantaron: Yo quisiera que los políticos fueran paralíticos, un coro que poco después censuraría el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989).

Los roces con el poder han generado tempestades que, según el vocalista Horacio Blanco, letrista de sus siete álbumes de estudio, lograron sortear gracias a un discurso coherente en sus letras.

Desorden Público no ha sido de ningún bando político ni de una sola ideología. El arte rebelde logra trascender las barreras de la división partidista y las diferencias ideológicas, declara Blanco en su sala de ensayo, rodeado de afiches e instrumentos musicales.

El artista comenta que los tragos más amargos llegaron en años recientes, producto de la polarización política que creció en tiempos de Hugo Chávez (1999-2013), en los que recibieron andanadas de odio a través de las redes sociales.

Aún así, la banda no ha dejado de presentar piezas como el bolero-ska Llora por un dólar, que describe el sufrimiento del venezolano por procurar divisas cada vez más inasequibles en un país que padece un férreo control cambiario desde 2003.

El tema promocional más reciente es el enérgico y sarcástico Todo está muy normal, que describe como ¡una maravilla! la realidad del país, agobiado por la inseguridad, una profunda escasez de productos básicos y una inflación de 68.5 por ciento en 2014.

Aspiro a que Desorden siga siendo ese periódico del momento. Que en cada disco siga diciendo cosas divertidas de la vida, pero que continúe tirando piedras a quien las merece, comenta el bajista Caplís Chacín.

En los años 90 cantaban: Con el tetero de petróleo, lo único que crece es su círculo vicioso. Se referían a los vicios detrás del auge petrolero en Venezuela, que cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo.

También bautizaron como Valle de balas a Caracas, capital del país más violento del planeta, según la Organización de Naciones Unidas, con un índice de homicidios de 53.7 por cada 100 mil habitantes en 2012.

En las canciones se menciona el pecado, mas no el pecador, dice el percusionista Óscar Alcaíno, que desde su ingreso generó una fusión rítmica con especies caribeñas que distingue a Desorden Público de otras propuestas.

El bajista Chacín añade que el sentido crítico de sus obras no sólo apunta a las temáticas sociales y políticas, sino que extiende su burla hacia la estética.

Mientras Venezuela estaba sumergida en el pop romántico de artistas como Ricardo Montaner y Franco de Vita, ellos coreaban: No sé si mi amor se lo llevó el viento, o si se lo llevó tu mal aliento.

Desorden mundial

Blanco agrega que han buscado explorar nuevas construcciones literarias en sus canciones. En 1994 editaron la fábula La danza de los esqueletos, que en el fondo es un tratado contra toda forma de discriminación. Más tarde, crearon el personaje Simón Guacamayo para ilustrar el universo de lo mágico-religioso en El Caribe.

El baterista Daniel Sarmiento, quien completa la columna vertebral de la agrupación que ha permanecido intacta desde sus inicios, atesora el recuerdo de cuando vieron a la extinta banda de rock Sentimiento Muerto en tarima y se preguntaron si alguna vez estarían allí recibiendo ovaciones.

Desde entonces, cuando empezaron a vestir traje y corbata para copiar la estética de agrupaciones como Madness y The Specials, han realizado conciertos en cuatro continentes, incluso intensas giras europeas y latinoamericanas.

En junio grabaron con la banda mexicana Maldita Vecindad y el próximo 16 de agosto actuarán en el festival Rock al Parque en Bogotá, Colombia.

A finales de año lanzarán un paquete de lujo recopilatorio y de rarezas. También editarán un álbum con el ensamble C4 Trío. Mientras tanto, preparan un nuevo trabajo para 2016.