Es hija de un ex velocista y una ex saltadora, pero no le gustó el atletismo y prefirió el deporte blanco. Romary Cárdenas Rifka ha comenzado a escribir su propia historia con la raqueta y ayer se coronó en el Centroamericano y del Caribe en República Dominicana, en singles y dobles.

A sus 13 años, la hija de Alejandro Cárdenas y Romary Rifka se perfila como una promesa en el tenis, en una categoría mayor a la de su edad. Respaldada por sus padres, que viven en Boca del Río, la mayor de la familia Cárdenas Rifka decidió ser tenista, no como una imposición, sino por el puro gusto de pegarle a la pelota con una raqueta.

Vía telefónica, Alejandro informó sobre las victorias de su hija, quien hace tres meses radica y estudia en Vero Beach Florida, entrenando en la Academia de Jorge Lozano y Marco Osorio.

El apoyo de los padres es importante y si le gusta y gana, tenemos que motivarla, platicó orgulloso el que fuera medallista mundial de 400 metros planos.

La pequeña Romary venció 6-1, 3-6 y 6-13 a la puertorriqueña María Cecilia Aguilar en la final de singles, mientras en dobles, con una representante de Jamaica, ganó 7-5, 3-6 y 10-3.

Cuenta en su palmarés con una Copa Davis juvenil y varias medallas en Olimpiadas Nacionales. Su sueño es representar a México en Juegos Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos.