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El auto piloteado por Esteban Gutiérrez fue la estrella de la mañana

La emoción de la Fórmula Uno recorrió Paseo de la Reforma

La presencia de Ferrari, aperitivo antes del GP de la Ciudad de México

 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de agosto de 2015, p. 5

Un termómetro de emociones, un aperitivo al Gran Premio de la Ciudad de México, después de dos décadas sin el rugido de los motores de la Fórmula Uno, eso fue la avenida Paseo de la Reforma para cerca de 80 mil espectadores que siguieron las vueltas del piloto mexicano Esteban Gutiérrez a bordo del Ferrari F60.

De la glorieta de La Palma a la Diana Cazadora, un óvalo privilegiado, donde el piloto de pruebas condujo su bólido a toda velocidad para medir la respuesta de los aficionados al deporte motor, los cuales pasaron años de sequía y para incentivo a nuevas generaciones.

Después de que la escudería Red Bull hiciera rechinar las llantas en el Zócalo de la ciudad de México ante unas 60 mil personas en junio pasado, lo organizadores palparon otra vez la pasión que los capitalinos sienten por los monoplazas. Un cálculo para el regreso de este deporte a la ciudad, que en noviembre tendrá lugar en el Autódromo Hermanos Rodríguez.

A lo largo de la pista urbana miles aguardaban al piloto mexicano y, sobre todo, al auto, que en algunos momentos fue la verdadera estrella de la mañana. Y en cada intervalo también se regocijaron con ese número que ejecutan los mecánicos de los pits, que en cuestión de segundos cambiaron neumáticos y recibían aplausos como si hubieran concluido una pieza musical.

Para mucho capitalinos ver la evoluciones de un auto del Gran Circo fue como un sueño. Pero también lo fue para Esteban Gutiérrez, piloto de pruebas de la escudería de il cavallino rampante y tercero en el equipo, donde los estelares son los campeones Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen. En otras circunstancias, el mexicano difícilmente montaría un monoplaza en competencia.

Con la respuesta de la afición sobre Reforma después de tres intervenciones, Esteban Gutiérrez estaba conmovido, como si hubiera cruzado alguna de las metas de los principales premios del mundo. Ondeó una bandera y subió la escalinata en la columna del Ángel de la Independencia.

Como piloto de pruebas debo estar enfocado en el desarrollo del auto y con la mentalidad como si fuera a correr en cada evento, porque siempre debo estar preparado, dijo Gutiérrez al terminar la exhibición.

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La escudería Ferrari despertó el interés de miles de aficionados en la ciudad de MéxicoFoto Víctor Camacho

No ocultó que, como todo piloto, su aspiración es la competencia, pero matizó ese deseo con la convicción de que participa en un proyecto con visión y de que el riesgo que significó entrar a Ferrarri fue en aras de una apuesta a futuro.

Estar en mi posición de piloto de pruebas me obliga a demostrar en cualquier momento que estoy listo, dijo Gutiérrez. Ahora estoy en un proceso y espero cumplir con las expectativas para realizar mis aspiraciones.

Cuando le preguntaron al piloto mexicano cómo viviría el retorno del Gran Premio de la Ciudad de México desde lejos, Esteban asumió una postura insitucional y optimista. Para él, explicó, esos serían de mucha actividad como parte de uno de los equipos protagonistas de la Fórmula Uno.

Voy a estar presente con una agenda muy apretada, pero con la responsabilidad de representar a México y trataremos de conseguir un buen resultado.

Con el mismo optimismo, el responsable del deporte de la ciudad de México, Horacio de la Vega, reconocía en la respuesta de la gente la demanda por recuperar el automovilismo y el potencial de nuevas generaciones de público.

A tres meses del Gran Premio de la Ciudad de México, queda claro que la gente quiere automovilismo; antes de la carrera tendremos más presentaciones, quizás no con escuderías pero sí con algunos promotores.

Al finalizar, los aficionados se arremolinaron en torno a los distintos modelos de Ferrari que desfilaron antes del F 60 de Gutiérrez y del 458 de Ricardo Pérez, del Challenge Norteamérica.

Un joven de 16 años tocaba cada Ferrari con devoción ante la satisfacción de los propietarios que por unos minutos fueron pilotos en Reforma.

Es que son obras de arte que difícilmente vemos en la calle, dijo el muchacho.

Todos soñamos con tener un Ferrari.