Una flamenca “es una bailaora, una mujer empoderada en el escenario que tiene fuerza y dominio sobre lo que hace. Y una bailaora hecha y derecha no es la que sólo se sabe su coreografía, sino la que tiene potestad profunda de esa energía”.

Flamenca es una manera de decir danzando, una búsqueda personal de cómo expresar cosas. El cante es el camino que se expresa a través de la danza, el compás y la guitarra, comenta a La Jornada la bailaora mexicana Marién Luévano, quien se presentará junto con su compañía en el Lunario del Auditorio este martes 28 de julio, como parte del ciclo Concierta Independencia, concierto en el que también se presentará el grupo La Debla.

Flamenca es el nombre de su espectáculo, retrospectiva del trabajo realizado en los pasados dos años y que muestra a la bailaora en un formato tradicional: cante, guitarra y baile.

Luévano es alumna de Mercedes Amaya, Milagros Menjíbar, Rafaela Campallo y los Farrucos. Con su grupo suma al flamenco instrumentos mexicanos tradicionales, pero ahora pretende destacar momentos de silencio, generar paisajes sonoros, romper la estructura y jugar con el ritmo.

Cuando Marién era adolescente, asegura, no movía un dedo, pero luego de ver a Mercedes Amaya (esta cultura) me atrapó. En el escenario, ella mandaba; sola, le daba al suelo y creaba un diálogo entre los músicos y ella. Por ello, lo que me gusta en el proscenio es generar esa comunicación entre el músico, el bailaor y el espectador.

A esta maja del tablao le gusta improvisar y entregarse a lo que vendrá por hacer con mi cuerpo, afirma.

Aunque el espectáculo Flamenca tiene un formato tradicional, la idea de Marién de generar sus propios proyectos le han dado la pauta para probar nuevas cosas. Me gusta lo tradicional, pero también experimentar. Buscarme un poco. En mis presentaciones hay un toque de movimientos que no son puramente flamencos. En el escenario hay construcciones que se generan cuando creas una coreografía luego de ver imágenes que me conducen a algo profundo.

La bailaora mexicana Marién Luévano.Foto cortesía de la producción

Luévano, quien ha trabajado profesionalmente desde 1999 de bailaora solista en los escenarios más destacados de México y en los tablaos más representativos de Bélgica, Italia, Suiza, Marruecos y España, afirma que “el silencio es importante a la hora de la estructura; tiene contenidos de todo. El silencio no significa vacío o que se acabe algo... es esperar a que eso que se fue al aire regrese como un búmeran, pero de mil maneras distintas”.

Notas al aire

Agrega: Crear paisajes sonoros en el flamenco es dejar las notas al aire, en vez de llenar todos los tiempos. Dejar espacios es generar un paisaje al que le vas pintando un momento que te invita a algo que sucederá... algo que de pie, pero que no nos diga que será. Que plantee la escala o la nota, pero que no nos diga luego si es una bulería o rumba.

Con Luévano estarán dos cantaores: Mario Díaz y José Díaz El Cachito. En la guitarra Fernando Soto, en el violín Ulises Martínez y en el contrabajo César Martínez.

Por su parte, el ensamble La Debla reúne a músicos y bailaores mexicanos y españoles experimentados en la escena nacional e internacional, con intérpretes de otros géneros como jazz y música antigua, para lograr un lenguaje tímbrico propio.

Creado en 2007 en la ciudad de México, esta agrupación tiene una propuesta que ofrece una perspectiva contemporánea basada en la experimentación, improvisación, composición y diseño sonoro de un espectáculo dinámico que revisita los palos flamencos, respetando sus códigos básicos y buscando un lenguaje propio, enriquecido por otros géneros musicales. La Debla es un grupo de flamenco más musical que de baile.

Concierta Independencia, La Debla + Marién Luévano, en el Lunario, localizado en Reforma 50, Bosque de Chapultepec, costado poniente del Auditorio Nacional), a las 21 horas. Boletos: preventa 200 pésos, día del concierto 250, disponibles en las taquillas del Lunario y al 5325-9000.