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Presentarán hoy el libro Guerrilleras, de Luz María Aguilar

La participación femenina en la lucha social, pareja a la masculina
 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de julio de 2015, p. 14

Durante el periodo de la guerrilla en el país –entre los años 60 y 80 del siglo XX–, las mujeres jugaron un papel fundamental.

Al igual que sus compañeros hombres, las guerrilleras tomaban las armas, se organizaban en brigadas, entrenaban para posibles labores de combate y escape; se preparaban física y sicológicamente ante posible represión y se formaban ideológicamente. También fueron ejecutadas, torturadas y desaparecidas.

Luz María Aguilar Terrés, ex integrante de una organización, en el libro Guerrilleras, compiló diversos testimonios de sobrevivientes e información de muchas mujeres que se sumaron a la lucha y de quienes que no se volvió a saber nada. El texto será presentado este viernes a las 18 horas en el Foro Cultural Sal y Café (Manuel María Contreras 13, colonia San Rafael, Distrito Federal).

En entrevista con La Jornada, Aguilar dice que la idea surgió por la necesidad de visibilizar el papel que las mujeres jugaron durante el llamado Movimiento Armado Socialista, el cual intentaba derrocar al gobierno para instaurar un régimen socialista.

El libro surge de la necesidad de aparecer como mujeres en ese periodo de la historia. La obra es resultado de los trabajos de tres encuentros de ex guerrilleras –en 2003, 2008 y 2010– donde narraron sus historias; así como de información sobre 40 militantes que fueron detenidas-desaparecidas, ejecutadas o murieron en combate.

La historia, afirma, siempre la han escrito hombres, y en el imaginario colectivo la idea más frecuente de mujeres que se sumaron a la lucha armada es la de la soldadera de la Revolución de 1910, quien siempre estaba detrás del hombre, que atendía, le lavaba la ropa y le daba de comer. Precisamente, es esa la visión que intentamos romper en el libro. Durante la guerrilla, nosotras participábamos en las discusiones, teníamos una posición política y defendíamos nuestras ideas. Hacíamos las cosas, y más o menos al parejo.

En esa época, Aguilar Terrés era estudiante de la Escuela Nacional de Economía (hoy Facultad de Economía) de la UNAM. La represión y cerrazón del gobierno mexicano de aquellos años fueron la motivación para que cientos, dice, decidieran unirse a la guerrilla, en la sierra o en la ciudad. Entendíamos que por la vía pacífica no cambiaría nada.

Su historia personal es larga y compleja. Se sumó a la lucha urbana; ahí aprendió el manejo de armas, entrenó, hizo labores clandestinas de brigadeo con obreros –en aquella época los brigadistas podían ser detenidos por las fuerzas de seguridad–, se entrenó para acciones armadas, usó seudónimos, vivió en casas de seguridad, conoció a quien fue su esposo y padre de sus dos hijos e incluso tuvo que huir de un operativo que llegó hasta la casa de su madre, donde se vio obligada a dejar por varios años a su primera hija.

Fueron varios años dentro de la guerrilla, incluso cuando ya era madre, hasta que un día la necesidad de tener un trabajo remunerado la llevó a dejar de participar, aunque no de militar. A la fecha se reivindica como luchadora social, por ello la idea de publicar Guerrilleras, dedicado a aquellas militantes que buscaban un México más justo y sin represión.