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El contagio del no griego: primeras bases económicas de la dignidad

L

a crisis de 2008 fue provocada por el permiso que se dio a la codicia para actuar libremente, y ahora, a las víctimas que pagan los costos del desastre se les obliga a sacrificarse hasta los límites del hambre. Ante la necesidad de rescatar a los bancos griegos, el gobierno en turno se endeudó y su deuda creció tanto que ahora equivale a 175 por ciento de su producto interno bruto. Impagable.

Al igual que a México en 1982, los organismos financieros internacionales condicionaron la negociación a imponer sobre la población la dolorosa carestía y la irrestricta libertad al capital. Sin embargo, la resistencia del actual gobierno griego pone las cosas tensas e interesantes.

La intransigencia de los acreedores impulsó al primer ministro Alexis Tsipras a convocar al pueblo griego a tomar una decisión histórica el 5 de julio: aceptar o rechazar las ofertas de los neoliberales europeos. Medida histórica y cuyas consecuencias serán impredecibles si gana el no. El discurso del premier es el del honor y da la pelea contra la humillación y la imposición neoliberal.

Como a muchos otros países en desarrollo, a Grecia le han impuesto políticas económicas desde fuera, mediante condicionamientos infames y desventajosos. Y en esos países las autoridades actúan de la misma forma para impulsar sus reformas.

Pero ni en México, ni en el estado ni en sus municipios, mucho menos en la Universidad Autónoma de Zacatecas, existen dignidad ni voluntad de resistencia de sus autoridades. No obstante, todo puede cambiar en poco tiempo y en forma intempestiva. Así fue con el Podemos español.

Movimientos en esos dos países europeos para acotar la barbarie neoliberal. Movimientos sociales y políticos para poner un límite, por un lado, y crear nuevos caminos, por otro. Eso es lo que debemos aprender. Lo que ocurra de aquí al 5 de julio será definitivo para la historia de Grecia, y el ejemplo puede ser altamente contagioso.