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Representa a la Giselle que interpretó hace 70 años en Cuba

Artista dedica obra a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso

Odas en azul prusiano, de Jesús Lara, se exhibe en la Bienal de La Habana

 
Periódico La Jornada
Jueves 18 de junio de 2015, p. 7

La Habana.

El artista cubano Jesús Lara reveló ayer en una exposición individual, en la edición 12 de la Bienal de La Habana, una obra dedicada a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.

La obra, titulada Odas en azul prusiano, quedará ubicada en el salón de los espejos del Museo de la Revolución, dentro de la muestra Irla, que recorre la trayectoria creativa de Lara de 25 años.

La exposición está abierta al público desde el pasado 28 de mayo como parte de las actividades de esa bienal.

La nueva pieza representa a Alonso en el ballet Giselle y es un homenaje del artista a la bailarina por los 70 años de su primera presentación en Cuba en ese personaje.

Giselle devino la obra cumbre del romanticismo danzario y la trascendencia de algunas bailarinas ha estado marcada, en gran medida, por sus interpretaciones en este drama.

Alonso se convirtió en la primera latinoamericana en encarnar el personaje y, de acuerdo con la crítica mundial, su construcción de Giselle sigue siendo una de las más logradas en el mundo, para algunos especialistas la mejor.

En 1841, el crítico y poeta francés Théophile Gautier esbozó el argumento de Giselle para su amor platónico, la talentosa bailarina de origen italiano Carlotta Grisi, quien supo dibujar matices claves en el personaje hasta la actualidad.

Para dar cuerpo a la historia, Gautier anotó una leyenda popular alemana referenciada por el poeta Heinrich Heine y se la entregó al experto libretista de la Ópera de París, Vernoy de Saint-Georges.

Foto
Alicia Alonso el 19 de febrero de 2007, en el Teatro de la Danza en la ciudad de MéxicoFoto Carlos Ramos Mamahua

Este hombre encontró la muerte bella que nosotros necesitamos, contó entusiasmado Gautier a Heine en una correspondencia, pues él había concebido la idea de la muerte de la protagonista y su transformación en una wili (espíritu), mas no había conseguido definir la circunstancia de la muerte.

Giselle combina las dos corrientes del romanticismo en la danza: la terrenal o pagana, con predominio del realismo y el folclor regional, y la mítica o sobrenatural, con preminencia de lo subjetivo, los temas fantásticos e historias sobrenaturales.

El engaño del duque Albrecht quiebra la frágil salud de la campesina Giselle, quien tras su muerte perdona al amado y hasta le salva la vida de la venganza de las wilis, fantasmas de jóvenes muertas como ella antes del matrimonio.

A partir del texto, Adolphe Adam tradujo en música la narración y los dos mejores coreógrafos del momento en Francia, Jean Coralli y Jules Perrot, construyeron un magnífico discurso de pasos, gestos y pantomimas.

Esta pieza ha sido considerada el Hamlet del ballet por su exigencia interpretativa.

Desde que Alonso interpretó Giselle por primera vez, el 2 de noviembre de 1943, en el Metropolitan Opera House de Nueva York, inscribió su nombre entre las grandes artistas del siglo XX.