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¿Es Podemos un europeronismo?
E

l peronismo ha sido siempre difícil de entender. Hasta llegó a ser neoliberal con Carlos Menem. Es como el Apra en Perú, partido al que los militares impedían que ganara. Con Alan García fue neoliberal, pero siempre queda un rescoldo nacionalista-popular. En Ecuador, Correa es otro caso de peronismo: empieza en la izquierda, se corre al centro, crea sindicatos y confederaciones indígenas correístas, fortalece el Estado y reparte mientras pueda las rentas del petróleo.

Es evidente que el general y Evita Perón dejaron una memoria imborrable. Los sucesivos golpes militares impedían que el peronismo llegara al poder electoralmente, o sea, no puede criticarse al peronismo por antidemocrático.

Más bien, lo contrario. El peronismo consiguió atraer permanentemente a las masas obreras y populares a la vida política argentina, en una época de bonanza económica. Para Ernesto Laclau (1935-2014), pensador de origen marxista e inicial militancia trotskista, esa adhesión obrera y popular al peronismo, que incluía hasta un cierto elemento erótico hacia la persona de Evita Perón, presentaba un problema teórico de gran magnitud. ¿Cómo había logrado Perón una hegemonía política en Argentina abarcado diversos grupos sociales incluida la clase obrera?

Laclau mantuvo durante 50 años el empeño profesional, personal y político por explicar el fenómeno populista en América Latina, que conocía desde su infancia. Populismo se usa aquí en el buen sentido de la palabra, como forma política realmente existente, más democrática que los regímenes oligárquicos o caciquiles, o que los golpes militares que han sido realmente las alternativas en Argentina, como también en Ecuador o Bolivia, que hoy gozan de gobiernos de tipo peronista.

Podemos es un nuevo partido político español que se quiere nutrir de votos del PSOE, de los pos comunistas de Izquierda Unida (de donde procede Pablo Iglesias) y de los abstencionistas y de otros partidos, los que sean. Las encuestas le daban 25 por ciento de los votos en España en enero de 2015, pero posteriormente ha bajado a 15 por ciento, en promedio, en las elecciones municipales y regionales de mayo de 2015.

En un fascinante libro recién publicado por Icaria en Barcelona de conversaciones entre Chantal Mouffe (coautora y compañera de Ernesto Laclau) e Iñigo Errejón, dirigente de Podemos y admirador de Laclau, ella le reprocha que el empeño de situarse en el centro del tablero, en vez de presentarse públicamente como populismo de izquierda, puede difuminar la imagen de Podemos.

En efecto, un año después de la muerte de Laclau (y sin saber qué hubiera recomendado él mismo a Podemos), vemos que de los principios y propuestas en el programa de Podemos de mayo de 2014 para las elecciones europeas y de sus discursos iniciales cayeron las principales: la renta básica universal no condicionada, una auditoría de la deuda que tuviera dientes, una política económica que sea a la vez ecológica (nacida del círculo 3E: energía, economía, ecología), el derecho de autodeterminación de las naciones o nacionalidades que componen el Estado español, la posición republicana (Iñigo Errejón elogia al joven rey, cuya familia despide olor a corrupción).

Así, frente a la estruendosa bronca al rey y al himno real de 90 mil vascos y catalanes en la final de la copa de futbol en Barcelona el 30 de mayo, Podemos declara tímidamente que fue una situación incómoda y no saca jugo político.

La ambigüedad es calculada. Chantal Mouffe pide a Errejón más claridad. Le explica que hay populismo de derecha (Le Pen en Francia) y puede haberlo de izquierda. Que no se corran al centro. El peronismo fue catalogado por Laclau como un significante vacío, que podía llenarse en su expresión más propia con elementos nacional-populares (como los Kirchner), pero que ha sido compatible con montoneros de extrema izquierda y con el neoliberalismo de Menem. Los significantes vacíos del populismo pueden llenarse con cualquier cosa. ¿Con qué los va a llenar Podemos?

Perón se afirmó en sus orígenes destruyendo otros sindicatos anteriores y simplificando la elección política, y al mismo tiempo volviéndola antagónica. Esa es doctrina explícita de los dirigentes de Podemos. Braden o Perón fue el eslogan en 1945, donde Braden era el embajador de Estados Unidos y empresario minero trasnacional.

La revolución ciudadana contra los pelucones, proclama Rafael Correa. La gente contra la casta es el eslogan de los politólogos que dirigen Podemos. O están los de arriba y estamos los de abajo, que somos más.

Advertencia: nunca hables de derecha e izquierda, colócate en el centro del tablero. Tal vez preparan ahora otro eslogan aglutinador: La patria contra Merkel. La patria, caramba. ¿Van, pues, a romper con los pujantes nacionalismos peninsulares periféricos a beneficio del Estado español?