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El más destructivo ocurrió en 1899, también en Coahuila

En México son fenómenos frecuentes subregistrados, señala un experto
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de mayo de 2015, p. 35

Ensenada, BC.

Ni en México ni en otros países existen rutas preferidas por los tornados. Lo que existen son áreas geográficas que por sus condiciones físicas son más propicias para su formación. En el centro del territorio predominan las tormentas orográficas que pueden dar origen a fenómenos de baja y mediana intensidad, mientras en estados como Chihuahua y Coahuila ocurren tormentas frontales que pueden producir tornados de mediana y alta magnitud.

Lo anterior fue expuesto por el doctor Óscar Velasco Fuentes, investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese) y uno de los pocos especialistas que tiene México en ese tipo de fenómenos, quien consideró que ocurren con más frecuencia de la que pensamos. Los tornados, dijo, son fenómenos de escala pequeña y corta duración; por ello, no debe sorprender que en todo el mundo se reporten menos tornados de los que ocurren.

A pesar de ello, han sido observados a lo largo y ancho de nuestro país durante al menos 500 años. Por ejemplo, en el siglo XVIII el científico novohispano Antonio Alzate, en su descripción topográfica de la ciudad de México, escribió que trombas, tifones o culebras de agua, como las nombran aquí, se presentan muy a menudo en este valle. En el siglo XIX, Brasseur de Bourbourg, historiador y arqueólogo francés, afirmaba que el tornado es un fenómeno muy común y sumamente notable en México.

A escala mundial ninguno se compara con el que el 26 de abril de 1989 mató a cerca de mil 300 personas en las ciudades de Daulatpur y Saturia, Bangladesh. En México, el más destructivo, ocurrido el 10 de mayo de 1899, mató a 22 personas en Hondo, Coahuila. En el mismo estado, el 24 de abril de 2007, en Piedras Negras, se reportó otro evento que causó la muerte de tres habitantes.

El investigador explicó que los tornados se forman en tormentas inmersas en una atmósfera con tendencia a girar. Esas tormentas se producen por el ascenso elevado de aire húmedo y caliente. Dependiendo del mecanismo que hace subir el aire, las tormentas se clasifican en frontales, cuando dos masas de aire chocan a lo largo de un frente frío o cálido; orográficas, cuando la masa de aire sube al encontrarse con una montaña o cordillera, y convectivas, cuando la insolación intensa produce el ascenso localizado de masas de aire.

Según la distribución por altitud, la mayoría de los tornados reportados sucedieron entre los mil 500 y 3 mil 500 metros, y ocurren con mayor frecuencia en Oaxaca, Morelia, Cuernavaca, Tepic y la ciudad de México. También se cree que hay una correlación entre las densidades poblacionales y la observación de tornados.

Respecto de la tecnología utilizada para estudiar esos fenómenos, dijo que es la misma que se utiliza en otras áreas de las ciencias de la atmósfera: estaciones meteorológicas, investigación de campo, percepción remota, simulaciones numéricas y experimentos de laboratorio.

Pero a pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos de los últimos 50 años, el tornado sigue siendo elusivo: todavía hoy, cerca de 75 por ciento de avisos de tornado emitidos por el servicio meteorológico de Estados Unidos resultan ser falsas alarmas, indicó.