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Rinde homenaje a su padre con la obra El último preso o el policía

El teatro no hace soluciones; apostamos a mover conciencias, dice Bruno Bichir
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 21 de mayo de 2015, p. a10

Tijuana, BC.

El teatro no hace soluciones pero sí preguntas, apostamos por mover conciencias, a formar un halo protector colectivo para cuidarnos las espaldas, sumarnos a esta inconformidad, preocupados por lo que sucede en nuestro país.

Es la voz del actor Bruno Bichir, quien explica que no se trata de estar en contra a toda costa, pero sí pugnar por sociedades más equilibradas con mayores oportunidades, un sistema justo, de equidad y felicidad, pero que si se concentra en pocos no funciona.

La comedia es una expresión de vicios y virtudes de una sociedad, señala Bichir con motivo de la puesta en escena El último preso o el policía, del dramaturgo Slawomir Mrôzek, que estuvo autoexiliado en México, la cual toca sutilmente todos los problemas, incluso la migración o los jornaleros, de una manera inteligente.

El montaje de esta obra representa un homenaje a su padre Alejandro Bichir, a sus 80 años, por su generosidad, congruencia y compromiso como hombre de izquierda.

En entrevista con La Jornada Baja California afirma que esta comedia muestra la inteligencia del autor a partir de un ingenio noble y asequible, en la que expresa una idea sobre el terrible sistema represor en el orden capitalista y neoliberal que se apropia del mundo en beneficio de unas cuantas familias.

La historia se desarrolla en un hipotético país con un sistema represor que impide que nadie alce la voz contra el gobierno y hasta el último preso, en un acto de arrepentimiento, se dispone a retractarse de todas sus ideas revolucionarias que lo llevaron a la cárcel para quedar en libertad. El gobierno siempre necesita un preso, enfatiza Bichir.

El último preso nos recuerda al mejor Molière, a Chaplin y hasta Cantinflas por el juego de palabras gracioso, pero no suelta prenda ni deja nunca la reflexión, pero si el espectador va a divertirse se reirá.

“La risa es una catarsis que de pronto es una farsa con tintes de comedia muy llevadera que recuerda el año 58 en Polonia, pero pega duro porque también nos ubica en una realidad, como si hoy estuviéramos leyendo La Jornada”, expresa. Asimismo, señala que está dedicada a los 43 jóvenes normalistas desaparecidos, cuya cifra asciende a miles, por la injusticia y redención al poder de empresarios y políticos en una debacle terrible; es nuestro granito de arena.

Con un elenco que integra a los hermanos Bruno y Demián Bichir, Reynaldo Rossano y Sandra Cobián, bajo la direccion de Alejandro Bichir, incluyó funciones en el Centro Cultural Tijuana, el Teatro del Estado en Mexicali y en Los Ángeles, California.