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En Allende, mi abuelo Allende Marcia Tambutti empuja a su familia a recuperar el pasado

El dolor provoca un silencio poderoso y crea autocensura

El documental, que se presenta hoy en la Quincena de Realizadores en Cannes, es una búsqueda propia, interior, para descifrar el carácter cotidiano de Chicho, afirma

Es, también, una invitación a la reflexión y al diálogo entre generaciones para hablar de temas que se han dejado atrás, señala

Foto
Fotograma de la cinta en la que Marcia Tambutti, nieta del ex presidente chileno Salvador Allende, emprende un emotivo viaje para recobrar recuerdos e imágenes de un tortuoso pasado familiar
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de mayo de 2015, p. 7

Este domingo se proyecta Allende, mi abuelo Allende, en la Quincena de Realizadores del Festival Internacional de Cine de Cannes. La cinta está dirigida por Marcia Tambutti y la producción corrió a cargo de Martha Orozco.

La directora explicó: “En 1970, mi abuelo Salvador Allende fue el primer presidente socialista elegido por elecciones libres en Latinoamérica y probablemente del mundo. Desde entonces ha sido venerado y odiado dentro de Chile, y admirado y querido en el resto del planeta.

“Después del golpe de Estado, el 11 de septiembre de 1973, las imágenes icónicas de Salvador Allende –su rostro con sus gruesos lentes negros– se convirtió en un símbolo universal de consecuencia y democracia genuina, porque cumplió con su palabra y defendió su gobierno hasta la muerte. Durante los 17 largos años de dictadura, mi familia fue exiliada y se dedicó a llamar la atención por la violación de los derechos humanos en Chile y a difundir el legado de mi abuelo por el mundo, pero paradójicamente en la intimidad no hablaban de él. Así que crecí con la misma imagen icónica que todo el resto de los exiliados”.

Sin nociones preconcebidas

Sobre el origen de la cinta, la chilena mencionó: “Cuando empecé la película decidí recobrar recuerdos e imágenes de mi abuelo, en especial los álbumes fotográficos que nos fueron robados –o quizás destruidos– durante el golpe militar. Durante la búsqueda, me di cuenta que más allá de las fotografías personales de Chicho, como le decimos de cariño en familia, los recuerdos familiares no eran fáciles de recuperar. El dolor provoca un silencio poderoso y puede crear tabúes dentro de una familia. Y sin darnos cuenta, las nuevas generaciones desarrollamos una autocensura que permite la pérdida de nuestra historia familiar y de una parte de nuestra identidad.

“Quise abandonar todas las nociones preconcebidas de mi abuelo Allende. Esperaba que al hacer la película, mi familia y yo podríamos darnos la libertad de recordar, anhelar y extrañar a Chicho. Durante el proceso me di cuenta que también teníamos que recordar y hacer el duelo por mi tía Beatriz o Tati, la hija más cercana a Chicho, quien se suicidó cuatro años después del golpe de Estado”.

Marcia confesó que además de la motivación personal que la movió a realizar la cinta rápidamente entendí que mi viaje familiar e íntimo de alguna manera refleja la experiencia de Chile en las últimas cuatro décadas. Pertenezco a una generación que vivió traumas o experiencias muy duras, con una infancia en el exilio, pérdidas de familiares e identidades o bajo la opresión de la dictadura. En esos momentos difíciles, no había mucho espacio para preguntar sobre nuestro pasado reciente. La invitación del documental es a romper el silencio, a conversar los temas que se han dejado atrás, en sus propias familias, a propiciar el diálogo entre generaciones y entender mejor los diferentes puntos de vista y circunstancias que nos tocó vivir a cada uno.

Tambutti despejó la incógnita del por qué hacer algo sobre Allende si hay tanto publicado: “Yo buscaba algo muy personal: ¿Cómo era mi abuelo cuando estaba en familia, entre amigos, de vacaciones o con sus nietos? Para responder eso necesitaba hacer una búsqueda propia, desde el interior de mi familia, algo que no había sucedido con ninguna biografía, película o investigación existente. Además, la gran mayoría de lo que existe –incluyendo las películas– redunda en su consecuencia y sacrificio el 11 de septiembre de 1973 o está hecho desde un análisis sociopolítico por personas que participaron activamente en la época de la Unidad Popular, explicando su visión de la historia, centrado en lo político, mientras que mi interés radica en descifrar el carácter cotidiano de mi abuelo y reflexionar sobre la huella que dejó en la familia. Ser de otra generación me ha permitido abordar los hechos desde otro punto de vista; por ejemplo, el documental se da la libertad de explorar cómo transcurre la vida cotidiana de las personas que rodean a un líder cuya prioridad es el 'bien común de la patria', lo que hasta ahora ha estado invisible”.

Un proceso sanador

La cineasta mencionó que es importante ver su cinta porque: La película presenta un dilema sobre el papel de la memoria y el silencio respecto a temas dolorosos al interior de las familias, son cosas que suceden en cualquiera de ellas en cualquier parte del mundo. En mi búsqueda voy empujando de una manera cariñosa a que mi familia recupere la posibilidad de hablar de nuestro pasado sin toda la carga de dolor con la que su silencio lo había asociado; creo que darse esa oportunidad es sanador.

Transparente y emotiva

Tambutti consideró que el filme retrata una manera de hacer la política basada en el sacrificio particular y del entorno cercano, por convicciones e ideales, cuya mística hay que recuperar. Mi abuelo y sus colaboradores sufrieron grandes hoyos financieros, trabajaron arduamente durante sus largos recorridos por todos los rincones del país, se quedaban en lugares muy humildes, y por ello conocieron a fondo la situación social del pueblo chileno. Dado que la película presenta muchas capas, también permite reflexionar sobre el papel de la mujer en la política, en la toma de decisiones o bajo figuras masculinas muy fuertes, en su manera de sobrellevar aspectos dolorosos en silencio. En el lado B de la política, en los sacrificios invisibles de quienes no son los líderes, pero tienen un compromiso férreo con las causas también.

Sobre el significado de estrenar Allende, mi abuelo Allende en la Quincena de Realizadores de Cannes, la directora mencionó: Han transcurrido ocho años desde que empezamos a enfrentar este tremendo desafío sin imaginar lo complejo que sería llevarlo a cabo... Nos sentimos muy contentas y orgullosas porque es un reconocimiento a ese esfuerzo, al haber esperado el tiempo suficiente para profundizar, madurar o digerir temas dolorosos y hacer una película transparente, emotiva y reflexiva... Además, por el hecho de ser un documental que no es algo común, sentimos que es una puerta para mostrar la potencia del documental, género que va creciendo cada vez con mayor fuerza, tanto en territorio chileno como latinoamericano, por la forma que tiene de tratar los temas y aportar nuevas miradas.