Deportes
Ver día anteriorDomingo 17 de mayo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Complicidad entre directivos, barristas y la policía: Carlos Prigollini

El futbol argentino, rebasado por el monstruo que crearon los dirigentes
Foto
Prigollini se congratula de que aquí en México todavía puede controlarse a los hinchasFoto cortesía del escritor
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de mayo de 2015, p. a14

“El futbol argentino ya fue rebasado por el Frankenstein que los mismos dirigentes crearon”, plantea Carlos Prigollini, especialista en barras bravas, quien a propósito de los hechos en La Bombonera menciona que existe complicidad entre los directivos del futbol, los porristas y la policía, en un negocio que representa “un ingreso millonario, dinero negro no fiscalizado, además de que algunos políticos utilizan a los barristas como grupos de choque”.

Se juega como se vive y en una sociedad violenta, el futbol tiene que ser violento, agrega el escritor argentino radicado en nuestro país.

Prigollini es autor de los libros Futbol secuestrado, Futbol, política y otras pasiones y Futbol y violencia ¿hasta cuándo?, por lo que conoce de cerca el entramado que se vive alrededor de una cancha.

Recordó que desde hace varios años han sido muchas las voces que advertían de la violencia generada por los hinchas y los intereses políticos y económicos que se mueven alrededor de un partido.

Se venían avisando las cosas que podían pasar. En el futbol argentino hay más de 280 muertes, puntualiza, y menciona que se da “una convivencia directa entre los dirigentes, las barras y la policía” por el dinero y los grupos de choque en que a veces se convierten los aficionados.

Es muchísimo dinero, no se tienen las cifras exactas pero es fácil de calcular. Por ejemplo, con los puestos que se ponen alrededor de los estadios a los que, como se dice en México, les cobran mordidas, refiere.

Los barristas protegidos por las directivas de los clubes, añade, controlan la venta de ropa deportiva pirata, los puestos de comida, los souvenirs y el estacionamiento, entre otros rubros.

Todos esos intereses generan un caldo de cultivo entre las hinchadas y por eso las peleas ya no sólo son contra los otros clubes, sino entre ellos mismos, que se disputan el control de los negocios, además de los boletos que les da el club, indica el también antropólogo social y periodista.

Puntualiza que inclusive se ha mencionado que los fanáticos también están involucrados en la venta de jugadores.

Algunos políticos usan a los barrasbravas fuera del futbol, como grupos de choque en actos políticos y como un caudal económico para ciertos partidos políticos.

En el caso de Mauricio Macri, actual jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y ex presidente de los xeneizes, el escritor menciona que utilizó a Boca Juniors como trampolín político. En algunos medios no se menciona que esos seis o siete inadaptados entran a la cancha con la anuencia de la policía metropolitana (controlada por Macri) y después interviene la policía federal.

Define: “Todo es un desastre. Ese monstruo ya rebasó a los dirigentes y el gobierno debería intervenir. Cristina Kirchner ha hecho algunas reivindicaciones, pero tiene la asignatura pendiente de la violencia en las canchas.

Hay que realizar también auditorías a los clubes, pero no les conviene... una amiga estuvo en la ONG Salvemos al Futbol. Fue una lucha inútil durante seis o siete años y tuvo que renunciar.

A propósito del título de uno de sus libros, resume que el futbol argentino “ha sido secuestrado por las barras en complicidad con dirigentes y políticos. La inmensa mayoría de los aficionados al futbol en el país no está de acuerdo con eso que hacen unos 300 tipos barrasbravas”.

Con más de 40 años en México, Prigollini observa con agrado que en nuestro balompié todavía se puede controlar a los hinchas. La mayoría de la gente es pacífica y aún se puede ver a uno del América al lado de uno de Chivas, aunque advierte que debe tenerse cuidado con algunas porras, como Sangre Azul, que se salió de control del club cementero.