Opinión
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Ciudad Perdida

Elecciones en entredicho

Un mes sin programas sociales

Descontón a Manlio

L

as elecciones que vienen tendrán componentes contrarios a la autoridad electoral como nunca antes. No importa quién gane o quién pierda, el resultado no será producto de una competencia limpia y por tanto no será creíble.

Pero además, ahora se ha agregado un nuevo ingrediente que seguramente hará que menos personas acudan a las urnas, y eso tendrá que ver, por un lado, con el cochinero que realizan los partidos en cada justa de este tipo, y por otro, la amenaza de que durante el tiempo que los candidatos de todos los partidos e independientes realicen las campañas se suspendan los programas sociales que por ley deben continuar.

Es decir, además de que la gente debe sufrir a los malos políticos que llegan a los puestos de elección popular, también tienen que padecer que los pocos beneficios que se les entregan por vía institucional ya no les lleguen porque los malos políticos podrían aprovecharse de ellos para hacer creer a los electores que más que el cumplimiento de una ley, se trata de una gestión que ellos efectuaron.

De eso se vale la autoridad electoral para tratar de imponer la prohibición, que, se mire como se mire, aleja a la gente de las urnas, y cuando menos aquí, en el DF, causa irritación en contra de la elección, de los partidos y de todo lo que huela a política.

Si eso, hacer creer que el ejercicio de la política va necesariamente en contra de la gente, es el objetivo de la medida, van por muy buen camino y los magros resultados de la elección lo demostrarán, pero si por el contrario la idea es evitar que los militantes de alto rango continúen haciendo de las elecciones una porqueriza, han errado el camino y sólo sirven para acrecentar el sentimiento de desconfianza que se genera hacia ellos.

La ciudad de México es la entidad de la República que más programas sociales ha creado en beneficio de sus habitantes, y eso, se quiera o no, ha logrado evadir, hasta ahora, la violencia que tiene destrozado a casi todo el país. Hay quienes sin duda siguen pensando en cómo seguir en la guerra de Calderón, pero hay muchos más que apuestan por la paz desde la perspectiva de los programas sociales como refuerzo necesario para el de por sí ya muy maltratado tejido social.

Un mes sin programas sociales puede traer consecuencias muy graves para la ciudad, consecuencias que tal vez no impacten de inmediato la vida de los capitalinos en profundidad, pero que se suman a todos los agravios que el gobierno federal ha realizado en contra, y que pueden estallar en cualquier momento. Así que aguas con eso.

Paralizar el trabajo del gobierno es malo en cualquier momento, pero en época electoral es demasiado peligroso; agrega odios a los que ya se tienen. La reflexión debería estar de parte de las autoridades que rigen la elección, pero resulta que son tan básicos sus componentes que nada importante puede salir de allí.

De pasadita

Vaya descontón que sufrió el líder del PRI en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, en el acto para conmemorar el Día del Trabajo en la Universidad Obrera. Para empezar, la memoria no nos da para recordar que durante los periodos de los gobiernos de las izquierdas en la ciudad un priísta como Beltrones hubiera sido invitado a realizar un discurso en un día tan señalado, y menos aún que el invitado viniera a presumir los supuestos logros de las leyes en contra de las que la izquierda luchó.

Pero Miguel Ángel Mancera no tardó en ponerse la muleta en la diestra y capotear con elegancia eso que a todas luces parecía un agravio en contra de los habitantes del DF que no votan PRI, y le dijo que si las cosas iban tan bien con las reformas, era hora de aumentar los salarios. Todo quedó allí, pero luego nos enteramos de otro triunfo de las reformas: Pemex logró en el primer trimestre del año la mayor pérdida de su historia. Total, si no quieres que vengan a insultarte a tu casa, no invites a quien no debes. ¡Cuaz!