El director de orquesta y compositor Luis Herrera de la Fuente (DF, 1916-2014) jamás intentó situarse por encima de nadie, como sí lo hacían otras figuras, entre ellas Carlos Chávez, quien era un gran músico, pero insoportable como persona.

Así lo sostiene el escritor y crítico musical Fernando Díez de Urdanivia, quien pondera que la calidad humana era la principal virtud de Herrera de la Fuente.

Situación, ésa, que no es menor, agrega, si se considera que fue una de las figuras emblemáticas de la cultura mexicana del siglo XX, merced a sus aportaciones como músico, escritor y promotor cultural.

El maestro Herrera de la Fuente fue un hombre de enorme conocimiento y talento musicales, de amplia erudición, pero sobre todo de gran calidad humana, afirma el también periodista.

“Por ejemplo, marcó un poco una división sana, por desgracia no general, en la que el director de orquesta dejó de ser ‘el señor intocable’ y se tornó de nuevo en ser humano.”

Díez de Urdanivia hace estas consideraciones a propósito del libro de su autoría Luis Herrera de la Fuente: su entorno, su vida, su legado, que hoy será presentado como homenaje al legendario director de orquesta, pianista y compositor en el día que cumpliría 99 años.

Ese acto será a las 12 horas, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con la participación de Sergio Ramírez Cárdenas, Emilio Cárdenas Elorduy, María Teresa Castrillón, Luis Javier Herrera Andrade (hijo del maestro) y el autor del libro.

Luis Herrera de la Fuente (1916-2014), quien hoy cumpliría 99 años, será recordado en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Aquí, en marzo de 2009, durante una entrevista con La JornadaFoto Jesús Villaseca

Habrá una parte musical, con el Cuarteto Clifton, que interpretará el cuarteto para instrumentos de arco A Leonardo Nierman, de Herrera de la Fuente, con la presencia del pintor y escultor.

Publicado por Luzam, en su colección Biblioteca Musical Mínima, el libro, como indica el título, ofrece un detallado perfil del artista y humanista mexicano, a partir de ubicarlo en el contexto histórico y cultural en el que nació y se desarrolló, además de detenerse en su obra y sus otras aportaciones.

El autor recurre a sus recuerdos y experiencias al lado del maestro, así como a la mirada de estudiosos, amigos y colaboradores de éste, y la propia voz de Herrera de la Fuente, mediante un par de entrevistas en las que él aborda pasajes de su ser, hacer, pensar y sentir.

Díaz de Urdanivia conoció al director de orquesta cuando éste y su esposa, Victoria Andrade, en lo que es un pasaje poco conocido de su biografía, acudían a perfeccionar sus conocimientos de piano con Carlos del Castillo en la Academia J.S. Bach, donde el autor, siendo muy joven, estudiaba el mismo instrumento.

Decir Luis Herrera de la Fuente es hablar de la música y del ambiente cultural mexicano, pues el pianista, director de orquesta y compositor dejó varios libros que con palabras sencillas y justas muestran su talento, apunta Díez de Urdanivia.

Los testimonios que enriquecen el libro hablan de su bonhomía, de su afabilidad, de su personalidad seductora, así como de su culta e ingeniosa conversación.