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Labora sólo un empleado en la plataforma de Taylor Energy

Cumple más de una década fuga de petróleo en el Golfo de México
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Estela dejada por un buque de suministro que se dirige a la antigua plataforma de la compañía Taylor Energy en la costa de Luisiana, en el Golfo de MéxicoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de abril de 2015, p. 27

Golfo de México.

Un manto de misterio rodea el derrame de petróleo de la plataforma de Taylor Energy Company, que tiene hoy un solo empleado, pero sigue en operación para cumplir una misión: combatir una fuga de petróleo en el Golfo de México que ha pasado mayormente inadvertida a pesar de que ha generado manchas aceitosas de kilómetros de extensión por más de una década.

La empresa de Nueva Orleáns ha restado importancia al impacto de la fuga en el medio ambiente, diciendo que equivale a una cantidad de fugas y filtraciones menores que el Golfo absorbe rutinariamente.

Pero una investigación de la Associated Press ha encontrado evidencia de que el derrame es mucho peor de lo que Taylor y el mismo gobierno admiten. Confrontada con los hallazgos de Ap, la Guardia Costera ofreció un nuevo estimado de la fuga que es unas 20 veces más grande que el que había reportado hace poco la empresa.

Expertos afirman que el derrame podría ser peor todavía, tal vez uno de los más grandes jamás registrados en el golfo, aunque no tanto como el de BP de 2010.

Los orígenes de la fuga se remontan a deslizamientos de barro generados por las olas del huracán Iván en septiembre de 2004. Ese fenómeno provocó el derrumbe de la plataforma de Taylor y dejó 28 pozos bajo sedimentos frente a la costa de Louisiana, a unos 145 metros (475 pies) de profundidad. Al no tener acceso a los pozos enterrados, es imposible tapar las fugas.

La Guardia Costera dijo en 2008 que las fugas representaban una amenaza importante al medio ambiente, aunque no hay pruebas de que el petróleo de esos pozos haya llegado a la costa. Ian Mac Donald, profesor de oceanografía biológica de la Universidad Estatal de la Florida y quien fue llamado como testigo en una demanda contra Taylor, dijo que la mancha aceitosa representa una amenaza sustancial al medio ambiente y podría afectar a las aves, los peces y otras formas de vida marina. Pese a que invirtió decenas de millones de dólares para contener las fugas, Taylor dice que es imposible evitar totalmente las manchas.

La empresa presentó el año pasado ante autoridades reguladoras federales una solución final. Aun cuando los detalles no han sido revelados, plantea que expertos y funcionarios gubernamentales coinciden en que lo mejor... es no tomar medidas afirmativas debido a los posibles peligros para el medio ambiente.

El gobierno permite que la empresa no difunda ciertas informaciones por el secreto comercial.

Taylor es otro gran ejemplo de lo que yo llamo un secreto comprometedor a plena luz del día, afirmó John Amos, presidente de de SkyTruth, una agrupación que monitorea las manchas de petróleo por satélite.

Amos calcula que desde 2004 se han derramado cerca de 5 millones de litros (1.4 millones de galones) de petróleo.

Los estimados del gobierno son mucho más bajos, de un promedio de 83 litros (22 galones) diarios en 2008 a 45 litros (12 galones) en los cinco años siguientes.

Sin embargo, un análisis que hizo Ap de 2 mil 300 informes de contaminación emitidos desde 2008 indicó que esas cifras no encajan con las versiones oficiales de que las fugas están mermando. Por el contrario, los informes revelan un fuerte aumento en el tamaño y el volumen de las manchas desde el primero de septiembre de 2014. Ese incremento se reflejó luego de que reguladores federales ofrecieron talleres para mejorar los estimados del tamaño de las manchas y sobrevolaron la zona.