Espectáculos
Ver día anteriorDomingo 22 de marzo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La cantante veracruzana presentó Tour Invencible; interpretó 24 temas con arreglos tecno

Yuri, con muchas tablas y gran despliegue técnico, ofrece show ecléctico y futurista

Camaleónica, entre pelucas y más de 15 cambios de vestuario, la güera comprobó su vigencia

 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de marzo de 2015, p. a10

El pasado viernes, en el Auditorio Nacional, el Tour Invencible de la cantante veracruzana Yuri fue un espectáculo que abarcó un periodo que se inició en los años 80 del siglo pasado y que sobrevive por su eclecticismo; por momentos la intención escénica de la intérprete se convierte en un festival de escuela primaria, en la que ella luce atuendos que van de una supuesta ciudad mecanizada y con robots, hasta un flamenco con un vestido que tiene tantas flores que semeja una ofrenda.

El esfuerzo de la jarocha es tal, que cambia de ropa más de 15 veces, muta de pelucas y se maquila, todo entre cada número, lo cual hizo a una velocidad que no impidió el flujo de su recital. Fueron 24 canciones y un popurrí con tres temas. Los arreglos innovaron con entradas tecnos y electrónicas, que dieron una idea de la Yuri de hoy: con muchas tablas y con una voluntad de permanecer en las marquesinas.

Si una semana antes Guadalupe D’Alessio emocionó a sus seguidores mostrando su faceta de artista innegable, este viernes su amiga y güera de agua oxigenada y peróxido comprobó su vigencia y que todavía hay, respecto de un cuerpo caderón y un ser sin reserva de escrúpulos exagerados.

Recorrido por sus éxitos

Desde la primera canción, Este amor no se toca, donde ella aparece en una moto a gran velocidad en una ciudad que podría ser Detroit o el Distrito Federal dentro de 100 años, explotó ideas fijas de películas, en este caso de Robocop. De ahí su apariencia fue camaleónica y fue rubia en su éxito Dame un beso, cuyo coro al pronunciar la palabra dame se llevaba la mano a la altura de la pelvis, para intentar un exceso de erotismo.

Así se sucedieron sus éxitos sembrados durante décadas. El viernes entró la primavera y para ello interpretó Maldita primavera, tema que explota lo efímero de la alegría y el florecimiento del amor. En las pantallas se proyectaron imágenes de relojes que corrían a prisa en sus minuteros y segunderos. La metáfora es que no hay felicidad eterna y la maldita primavera pasa ligera.

Foto
Desde la primera canción, Yuri explotó ideas fijas de películas, como Roboco y La sirenitaFoto César Vicuna

Al cantar La isla del sol la escenografía fue como de La sirenita. Yuri estaba sentada en un supuesto trono y a sus pies mujeres mitad féminas y mitad peces la pasaban como turista gringo en playa de Cancún. En ese momento el vestido tenía motivos de un mundo marino con elementos como conchas y estrellas de mar. De la imaginería pasaba a la mujer sufrida y abnegada que le pregunta a su hombre: ¿Es ella más que yo? Se reivindica con Fuera de mi vida, un dramón tipo telenovela. Ella no es una leona dormida, sino una loba hambrienta.

Las faldas ceñidas dejaban ver sus secretos, aquellos que develaron galanes que ella sedujo cuando era joven. Los tiempos han cambiado y a ese pasado siguió su etapa religiosa. En un momento emotivo dijo que recientemente padeció de una alergia que la dejó afónica y que le hizo cancelar un concierto en Costa Rica. Fue tan grave que el concierto de este viernes también estuvo en riesgo. Esto lo contó al público emocionada y llorando. Tenía tres años que no se presentaba sola en el Auditorio Nacional.

Así interpretó la mayoría de sus éxitos, aunque faltó El oso panda. Fue numeroso el público gay y amas de casa que fueron complacidas por sus hijos o esposos para ir a la cita con la güera.

Como en festival de escuela cerró con ambiente de pachanga, no sin antes interpretar con los jóvenes de Reik el tema Duele. La fiesta terminó con Hola y El apagón. En esta última canción lució otro vestido. ¡Qué necesidad de complicarse la vida!