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Hoy se vive en la era del capitalismo criminal: Carlos Fazio

EU, involucrado en hechos de violencia en Colombia y México

Especialistas destacan similitudes y diferencias en ambas naciones

 
Periódico La Jornada
Viernes 6 de marzo de 2015, p. 5

Los procesos de violencia e inseguridad que se han vivido en México y Colombia tienen similitudes y diferencias, pero en ambos casos Estados Unidos se ha involucrado al grado que hoy en el país del norte se pone a la nación sudamericana como ejemplo de ‘‘la lucha contra el narcotráfico y la contrainsurgencia’’, señalaron académicos y analistas.

Durante el seminario internacional Colombia-México. Paramilitarismo y despojo territorial, que se realizó en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (Ceiich) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se dijo que mientras en ocho años –2006-2014– en México han sido asesinadas más de 120 mil personas y hay alrededor de 30 mil desaparecidos, en Colombia entre 1958 y 2014 se registraron 250 mil asesinatos políticos, de los cuales 80 por ciento se dieron de los años 90 a la fecha.

Camilo González Posso, del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) de Colombia, detalló la forma en que en su país se ha dado la ‘‘formalización del botín de guerra’’.

Por décadas los grupos criminales y paramilitares sembraron terror en varios sectores de la población, obligándolos a desplazarse de sus territorios como forma de control público.

Resaltó que cifras oficiales hablan de 10 millones de hectáreas, de un total de 50 millones, impactadas por el desplazamiento forzado, y 7 millones de personas, las que tuvieron que dejar sus lugares de origen.

Indicó que el Plan Colombia, promovido por Estados Unidos, se puede sintetizar en tres etapas: el desarrollo de una guerra para neutralizar la guerrilla y lograr el desplazamiento de millones de colombianos; la acción del Estado para asumir el control de las localidades, y la consolidación del ‘‘funcionamiento del estado de derecho’’ para hacerse de las tierras abandonadas y ofertarlas ante los grupos poderosos.

Luis Suárez, de la Universidad de La Habana, habló de las similitudes de la intervención estadunidense para ‘‘apoyar’’ a los gobiernos de México y Colombia con recursos económicos y materiales y asesoramiento bajo el esquema de combatir al crimen organizado, pero que también se usa como método de contrainsurgencia.

Indicó incluso que Colombia se ha convertido en el centro de entrenamiento de miles de oficiales de América Latina; entre 2007 y 2009 se capacitaron en territorio colombiano más de 22 mil efectivos, de los cuales 40 por ciento fueron mexicanos y otro 20 de naciones de Centroamérica.

John Saxe-Fernández, académico del Ceiich de la UNAM, refirió que funcionarios estadunidenses  han puesto a Colombia como ejemplo del éxito de la labor contrainsurgente y contra el narcotráfico, mientras a México se la ha pedido ‘‘paciencia’’.

Al empezar su participación, Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión y articulista de La Jornada, hizo un llamado a no dejar de lado el caso de los normalistas de Ayotzinapa. Expresó que el crimen es un importante negocio, pues 10 por ciento del PIB se contabiliza de actividades criminales, y de ese total 45 por ciento corresponde al tráfico de drogas, negocio que emplea a más de 750 mil personas.

Calos Fazio, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, planteó que hoy se vive ‘‘en la era del capitalismo criminal… El mundo del crimen es el del dinero, el poder y el secreto. Las mafias y los grupos de la economía criminal se han instalado en el corazón de nuestros sistemas políticos y económicos; no son un fenómeno aislado, sino una especie de empresa, de carácter ilegal, con un pie bien implantado en el mundo financiero y el de los negocios, en el aparato de seguridad y judicial, y hasta el mundo político’’.