Opinión
Ver día anteriorSábado 14 de febrero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Follaje denso
E

s conocida la fobia del espectador mexicano hacia el musical. Por alguna razón cultural, supongo, le cuesta trabajo aceptar la convención de que, de pronto, los personajes se pongan a cantar y bailar en un contexto cotidiano. No espero, pues, que permanezca mucho tiempo en cartelera En el bosque, el musical más reciente de Rob Marshall.

Basada en la obra musical de Broadway, según ocurre con la mayoría de ejemplos de ese género, la película arranca con la canción epónima en un número que dura más de 15 minutos. No sé si eso provoque la estampida y el público presente se salga a cambiarse de sala. El caso es que esa larga secuencia sirve para presentar a los personajes principales en esta mezcla irreverente –para estándares de la firma Disney– de cuentos de hadas, la mayoría debidos a los hermanos Grimm.

Así, resulta que el panadero (James Corden) de una aldea y su esposa (una sobresaliente Emily Blunt) son maldecidos por la vecina bruja (Meryl Streep, exagerada como ya es costumbre) a no procrear a menos que, en tres noches, logren juntar los siguientes objetos: una capa roja, una vaca blanca, cabellos tan amarillos como el maíz y una zapatilla dorada. Esa búsqueda los pondrá en contacto con la Caperucita Roja (Lila Crawford), Jack (Daniel Huttlestone), el niño de los frijoles mágicos, Rapunzel (Mackenzie Mauzy) y la Cenicienta (Anna Kendrick), respectivamente.

Con pocos diálogos, En el bosque es prácticamente una opereta, como sucedía con la anterior adaptación de un musical compuesto por Stephen Sondheim, Sweeney Todd: el barbero demoniaco de la calle Fleet (Tim Burton, 2007). Una canción conduce a otra y aunque se aprecian las líneas melódicas, los contrapuntos y el ingenio de las rimas, características de Sondheim, debe tratarse de su partitura menos inspirada. No hay aquí temas que hayan tenido éxito por sí solos. Si acaso, se distinguen los duetos Agony, interpretado por Chris Pine y Billy Magnussen como dos príncipes hermanos, atormentados por amores imposibles, e It Takes Two, cantado por el panadero y su esposa, en animoso festejo de su colaboración.

No obstante, el problema principal no está en la música, sino en el director. La filmografía de Marshall ha demostrado su limitada imaginación visual e incluso su torpeza. Horrores como sus anteriores Memorias de una geisha (2005) y Nine (2009) no me dejarán mentir. Hasta su película más celebrada, Chicago (2002) denotaba una incapacidad para resolver con acierto los números musicales.

Al menos en En el bosque no ha recurrido al tasajeo rápido de la edición, recurso del que abusó en Chicago, pero su puesta en escena es singularmente monótona, siendo que no hay bailes urgidos de una coreografía. La película se sostiene en su primer acto gracias a detalles de crueldad y los giros graciosos del guión de James Lapine, autor de la obra original, por los cuales el Lobo Feroz (Johnny Depp) aparece como pachuco de malas intenciones, la Cenicienta es una neurótica desprovista de hada madrina y su Príncipe no aparenta tener muchas luces.

Cuando todo parece haber sido resuelto en favor de los personajes y uno espera vivan felices para siempre, todavía faltan 45 minutos de metraje. Lo siguiente es una pesada demostración de las diversas moralejas de la película, referentes a la responsabilidad paterna y la lealtad hacia la pareja. Perdido en su propio bosque de mentiritas, Marshall es incapaz de hacer distintivo un número de otro y el asunto se hunde en un final infeliz para los espectadores.

En el bosque

(Into the Woods)

D: Rob Marshall/ G: James Lapine, basado en su propio musical/ F. en C: Dion Beebe/ M: Stephen Sondheim/ Ed: Wyatt Smith/ Con: Meryl Streep, Emily Blunt, James Corden, Anna Kendrick, Chris Pine/ P: Lucamar Productions, Marc Platt Productions, Walt Disney Pictures. EU-Reino Unido-Canadá, 2014.

Twitter: @walyder