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Piden pruebas de ADN; autoridades excluyen a la mayoría

Acuden cientos a la Fiscalía de Acapulco en busca de deudos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 8 de febrero de 2015, p. 5

Acapulco, Gro.

Cientos de personas que entregaron los cadáveres de sus familiares a Cremaciones del Pacífico, en el poblado de Llano Largo, llegaron este sábado a la Fiscalía Regional de Acapulco; desesperados preguntan por los requisitos para que les hagan estudios de ADN para ver si uno de esos 60 cuerpos es de sus parientes.

Policías de la fiscalía dijeron que la dependencia sólo atiende a los que comprueban que sus muertos fueron trasladados a ese lugar entre mayo y junio de 2014. A los otros los excluyen, lo que ocasionó el enojo de las familias, que demandaron se investigue a Guillermo Estua Zardáin, propietario del negocio; a las funerarias de Acapulco, y a las autoridades que emitieron los permisos de cremación.

Trabajadores de la funeraria Ciprés aseguran que ellos llevaron cuerpos allí hasta junio de 2014, por lo que este crematorio tiene siete meses sin operar y no un año, como dijo un día antes el fiscal Miguel Ángel Godínez Muñoz.

En un recorrido por las inmediaciones de Cremaciones del Pacífico, La Jornada detectó que los olores fétidos son insoportables, aun cuando desde el viernes trabajadores del servicio médico forense sacaron los 60 cuerpos que estaban ahí abandonados.

Los vecinos demandaron que se desinfecte y se limpie la zona, además que sea detenido el propietario para que aclare si él dejó abandonados esos cuerpos, por qué no los quemó, qué cosa entregó como cenizas a sus familiares y aclare que autoridades del municipio y del estado lo solaparon tanto, para que también sean investigadas.

Aunque ya se llevaron los restos embalsamados ni el gobierno del estado ni el municipal han enviado a las autoridades de Salud ni de Ecología para inspeccionar la zona e instalar un cerco sanitario para prevenir enfermedades.

Rosy, hermana del propietario del terreno, el cual le rentaba al crematorio, contó que ella le decía a Estua Zardáin que se fuera a un lugar alejado a cremar, porque la población ya estaban sufriendo muchas enfermedades.

Los vecinos lograron que mandaran personal a supervisar el lugar, pero Estua nunca los dejó entrar; luego ya no lo encontraron. De la noche a la mañana desapareció, “no se despidió de nadie, se fue y nunca contestó su celular.

Los trabajadores de Salubridad y Ecología en lugar de entrar y ver en qué condiciones operaba el crematorio dejaron de ir a inspeccionar pese a la insistencia de los vecinos, agregó la mujer.

Ahora que vio las imágenes de los cuerpos momificados Rosy se sintió horrorizada porque dijo que vivieron al menos ocho meses con ese montón de cuerpos al lado. Estamos consternados, porque eso es muy feo que haya dejado muertos ahí, nosotros vivimos aquí, nos duele y da tristeza saber que las familias no saben el destino final de sus muertos, agregó.

Antes de su desaparición, Guillermo Estua Zardáin, recuerda Rosy, platicaba que tenía deudas, que su negocio ya no era redituable, que el gas para quemar los cuerpos estaba muy caro y que el recibo de la luz le llegaba muy alto.