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El creciente movimiento de protesta es una oportunidad de transformación, señala

Ayotzinapa indigna a normales de todo el país: director de la Benmac

Las instituciones formadoras de profesores están comprometidas con la creación de ciudadanía en México, afirma Torres Bañuelos

Programas oficiales de estudios, alejados de la realidad

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Estudiantes de la Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho, en la capital de Zacatecas, durante una de sus protestas en demanda de la localización con vida de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero. A la derecha, Ramiro Torres Banuelos, director de la Benmac, señaló en entrevista que el ataque a los jóvenes en Iguala ha sido una sacudida para la conciencia del paísFoto Alfredo Valadez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 24 de noviembre de 2014, p. 32

Zacatecas, Zac.

La desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, es una sacudida a la conciencia del país, porque se trata de un ataque a la juventud estudiosa de México que no ha sido esclarecido por las autoridades. Si en este momento no levantamos nuestra voz para denunciar esta situación tan crítica que pone en jaque a la sociedad mexicana, seríamos incongruentes con lo que estamos haciendo aquí.

Así lo expone Ramiro Torres Bañuelos, director de una de las tres instituciones formadoras de maestros más antiguas de América Latina, aún en funciones: la normal de enseñanza mutua Escuela de la Constitución, que en la actualidad lleva el nombre de Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho (Benmac), con sede en esta ciudad.

Según el investigador Felipe Plasencia Vázquez, la normal se fundó en 1824 por decreto del Congreso Constituyente de Oaxaca. Al año siguiente, en marzo de 1825, se creó la normal de Zacatecas y en 1828 se abrió un plantel semejante en Guadalajara.

La Benmac prepara maestros desde hace 189 años, refiere en entrevista, orgulloso, Ramiro Torres Bañuelos, quien sostiene que las normales de todo el país están indignadas por los hechos ocurridos el 26 y 27 de septiembre en Iguala, Guerrero.

El creciente movimiento por la aparición de los normalistas es la oportunidad de generar una posición distinta en el país, y que se eviten situaciones similares a la de Ayotzinapa, subraya.

Torres Bañuelos señala que para el normalismo del país reclamar justicia en el caso de los estudiantes de Guerrero “tiene que ver con un principio de solidaridad y con nuestra misión, incluso con nuestro propio lema: La voz de la patria es el maestro.

“Hemos sido defensores de la permanencia del normalismo mexicano, sin diferenciar el rural del urbano, de las normales experimentales o los centros regionales de educación normal.

En las normales se generan las condiciones para preparar profesores de educación básica cumpliendo una función elemental del Estado: formar la idiosincrasia del ciudadano mexicano, destaca.

Agrega que hoy día escuelas encargadas de la formación docente inicial en todo el mundo están muy ligadas a políticas educativas nacionalistas. Cuando la educación básica se deja en manos de egresados universitarios, generalmente no tiene esa consistencia.

–¿En qué radica la principal diferencia entre los maestros normalistas y otros que tienen perfiles universitarios?

–Básicamente en su compromiso respecto a poder manejar la cuestión con la ciudadanización del pueblo mexicano, con la ciudadanía activa. Otros profesionales no lo tienen.

El proceso de formación del normalista, agrega, se basa en una identidad profesional y ética, en una sensibilidad que no tienen otros profesionales, incluso para abanderar causas sociales”.

–¿A qué atribuye el bajo rendimiento escolar en las escuelas públicas del nivel básico?

–Es un problema multifactorial que tiene que ver con cierta precariedad en la formación de los profesores, pero también, y mucho, con un manejo inadecuado de los contenidos, planes y programas de estudio que se hacen tras los escritorios por gente muy separada de la práctica educativa. Ahí es donde hay dificultades, porque las interpretaciones desde el escritorio difieren de la realidad.