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El presidente ucranio ordena cerrar instituciones públicas y bancos en zona de conflicto

Abandona Putin la cumbre del G-20 por críticas de sus homólogos

Critican anexión de Crimea a Rusia y las supuestas acciones desestabilizadoras de Moscú en Kiev

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En Tbilisi, Georgia, cientos de personas se manifestaron ayer contra Vladimir Putin, a quien acusan de preparar la anexión de esa región a la Federación RusaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de noviembre de 2014, p. 26

Brisbane.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, blanco de duras críticas en el primero de dos días de reunión del Grupo de los 20 (G-20), se vio forzado a abandonar este encuentro anual celebrado en esta ciudad australiana, donde los gobernantes de Estados Unidos, Japón y Australia despidieron al mandatario ruso con una declaración de rechazo a la anexión de Crimea a la Federación Rusa y la desestabilización de Ucrania, dada a conocer a primera hora de este domingo.

Así las cosas, el presidente ucranio, Petro Poroshenko, emitió este sábado un decreto que ordena el cierre de instituciones públicas y servicios bancarios en la región oriental de Ucrania, donde prevalece el movimiento independentista.

El pronunciamiento fue dado a conocer en un comunicado suscrito por el presidente Barack Obama y los primeros ministros Shinzo Abe, de Japón, y Tony Abbot, de Australia, quienes marcaron de esta manera el punto final a una serie de recriminaciones contra Rusia por su papel en el conflicto armado interno de Ucrania, donde existe un movimiento separatista de las provincias orientales, motor económico del país.

Una de las más agrias actitudes fue la del primer ministro canadiense, Stephen Harper, cuando dijo a Putin: Creo que voy a darle la mano, pero sólo tengo una cosa que decirle: tiene que salir de Ucrania.

Esta versión no fue grabada por medios de comunicación, pero fue dada a conocer por el portavoz del jefe del gobierno de Canadá, Jason MacDonald, quien dijo que la respuesta de Putin no fue positiva. No ofreció más detalles.

A lo largo de las sesiones de trabajo de los gobernantes de los 20 países que forman el G-20 hubo referencias a la situación en Ucrania en términos críticos y hasta condenatorios, anticipando además una nueva ola de sanciones económicas contra Moscú, las cuales comenzaron en febrero, tras el proceso de anexión de Crimea.

Rusia debe detener el flujo de armas y tropas desde su territorio a Ucrania y debe retirar los que ya haya desplegado, declaró el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, al resumir la postura de las potencias occidentales en una conferencia de prensa.

Otra muestra del aislamiento en que quedó Putin se presentó durante la sesión de fotografías de los gobernantes del G-20, en la que el mandatario ruso permaneció alejado de sus homólogos occidentales.

Pese a la marginación y los cuestionamientos, Putin se entrevistó con el presidente de Francia, François Hollande, y con el primer ministro británico, David Cameron.

Según la versión de portavoces, Putin y Cameron sólo hablaron del tema ucranio y mostraron interés en recomponer los vínculos (bilaterales) y adoptar medidas eficientes para resolver la crisis de Ucrania que faciliten una renuncia a los sentimientos beligerantes.

Putin y Hollande dialogaron sobre minimizar los riesgos y las consecuencias negativas de las tensiones internacionales, pero también, de acuerdo con sus portavoces, de un tema candente entre los dos países relativo a la suspensión de la entrega a Moscú de dos buques de guerra de fabricación francesa, lo que no será posible mientras no haya solución a la guerra en Ucrania.

La amenaza contra el mundo

Obama también se refirió a las acciones de Moscú contra Kiev, pero lo hizo públicamente en un encuentro con estudiantes universitarios australianos, ante quienes manifestó que Washington está a la vanguardia de la oposición a la agresión de Rusia a Ucrania, que es una amenaza contra el mundo, como lo vimos en el abominable derribo del avión de Malasya Airlines sobre suelo ucranio.

Por su parte, la medida de Poroshenko se aplicará en una semana en las zonas pro rusas de Donietsk y Lugansk. Incluye la suspensión del uso de tarjetas de crédito y débito, así como el retiro del personal de servicio público. Esta decisión se aplica a los servicios públicos como las escuelas, los hospitales y los servicios de emergencia, explicó un alto responsable ucranio que quiso guardar el anonimato. Es una medida decisiva, se acabaron los juegos, declaró. Se retirarán todas las estructuras que el Estado financia allí. Los fondos (ahorrados (se distribuirán como ayuda humanitaria para esas regiones, explicó.

El decreto es una de las consecuencias de las elecciones que se celebraron en las regiones separatistas el 2 de noviembre, a pesar de la oposición de Kiev. Dos días después de los comicios, Poroshenko había anunciado que Ucrania se vería obligada a endurecer el tono y aislar militar y económicamente las zonas que controlan los rebeldes para impedir que se extienda ese cáncer.