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Presenta en la Filij su libro El niño estrellero, sobre la importancia de la curiosidad

Estaríamos tranquilos y contentos si no hubieran desaparecido a los normalistas: Poniatowska

La escritora ha aprovechado sus más recientes apariciones públicas para referirse a los sucesos en Iguala

“No me gusta hacer preguntas a los políticos. ¡Vade retro, Satanás!”, aclaró

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Durante más de una hora, la escritora firmó libros a los asistentes, muchos de ellos niños, en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en el Centro Nacional de las ArtesFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de noviembre de 2014, p. 3

Creo que todos estaríamos más tranquilos, nos sentiríamos más contentos, si no hubieran asesinado a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, afirmó la escritora Elena Poniatowska.

La también periodista y activista social, colaboradora de La Jornada, hizo tal declaración durante la presentación de su libro El niño estrellero, la tarde-noche del viernes, como parte de la 34 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij).

Este pronunciamiento fue reconocido con una estruendosa ovación por el público que colmó la Plaza de las Artes, del Centro Nacional de las Artes (Cenart), complejo cultural ubicado al sur de la capital del país, que sirve de sede de este encuentro libresco.

Premio Cervantes de Literatura, la autora ha aprovechado sus más recientes apariciones públicas para referirse a los sucesos del pasado 26 de septiembre. En esta ocasión fue el único comentario político que hizo, para después concentrarse en la lectura del cuento que da vida a dicho volumen infantil, publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), por medio de la Dirección General de Publicaciones y el programa Alas y Raíces.

En este volumen, ilustrado por el artista plástico Fernando Robles, la Poni aborda la importancia de la curiosidad y el atreverse a preguntar para el correcto desarrollo intelectual de las personas, con la historia de un niño que desde pequeño supo que su vocación sería la astronomía. Es una alusión directa que la escritora hace a su fallecido esposo, el astrónomo mexicano Guillermo Haro.

“Los hombres y las mujeres –dijo– somos las preguntas que nos hacemos. A veces se nos olvida que las preguntas de los científicos, artistas o escritores vienen de las que se hicieron en la infancia. A lo largo de la vida regresamos a ser niños y a la hora de la muerte somos muchos los que llamamos a nuestra mamá, aunque tengamos ochenta años o más”.

Antes de acceder a firmar ejemplares de este libro, cuyas regalías fueron donadas por Poniatowska con el fin de hacer más accesible su precio, la autora accedió contestar tres preguntas del público.

En respuesta a una de ellas, refirió que esta obra es resultado de su admiración por los astrónomos y, en general, los científicos, cuyo trabajo y vida, agregó, son prácticamente desconocidos por el grueso de la sociedad, contrario a lo que ocurre con los artistas o escritores.

Diego Rivera (por ejemplo) fue el rey de la publicidad, pero, en cambio, de un científico sabemos muy poco, porque se conserva en su casa. No es afecto a las candilejas ni a las luces, pero trabaja con seriedad en la soledad, sostuvo.

La escritora contestó, asimismo, que no le gusta hacer preguntas a los políticos, de los cuales, enfatizó, ha procurado mantenerse lo más lejos posible desde que tiene uso de razón.

“¡Vade retro, Satanás! O sea, nunca les haría una pregunta”, aseveró. Pero sí le preguntaría a un científico, a un pintor, a un escritor por qué escogió su vocación. Creo que los que saben muy pronto lo que van a hacer en la vida tienen un gran regalo de las estrellas.

Para el titular de la Dirección General de Publicaciones, Ricardo Cayuela, El niño estrellero es una magnífica oportunidad para que los infantes adviertan la importancia de la curiosidad, de hacer preguntas y nunca perder esa capacidad.

Los niños que se hacen preguntas, principalmente los que se mantienen alertas, conforme van creciendo y se hacen interrogantes se convierten en poetas o científicos, indicó.

La gran enseñanza de este libro es que todos podemos llegar a ser lo que queremos si nos mantenemos fieles a a los niños que hemos sido. La infancia es la edad de la pregunta y las dudas son el terreno de la ciencia.

Por su parte, la coordinadora nacional de Desarrollo Cultural Infantil de Conaculta, Susana Ríos Szalay, contó que la idea de este libro nació luego de leer una entrevista en la que Elena Poniatowska comentaba que existen muchos científicos en México de los que la gente sabe nada y sería muy importante conocer qué hacen, cómo viven, qué piensan y cómo escogieron su vocación.

Saber más de la vida y el quehacer de los científicos, sostuvo la funcionaria, sin duda es una manera de enriquecer la existencia de los pequeños.

Concluida la presentación, más de 80 personas, entre ellas muchos niños y niñas, integraron una extensa fila para que la periodista les firmara un ejemplar de su libro o una hoja en blanco, a lo cual ella accedió con su amabilidad y sonrisa características durante más de una hora.