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Inauguran la muestra Tiempos de creación; reúne cien obras

Celebran el aniversario 233 de la Academia de San Carlos
 
Periódico La Jornada
Martes 4 de noviembre de 2014, p. 7

Fuego y acero, piedra y óleo, pasión y disciplina. Son las materias primas de las casi cien obras de la exposición Tiempos de creación, que hoy se inaugura para celebrar el 233 aniversario de la Academia de San Carlos.

Participan 22 artistas del Sistema Nacional de Creadores que representan sólo un puñado de los cientos de pintores, escultores, grabadores, arquitectos, diseñadores y dibujantes que se han formado en una de las escuelas de mayor prestigio y tradición de América.

Una escultura que representa al dios mexica Huehuetéotl, realizada por Jesús Mayagoitia, presidirá la apertura de la muestra en el patio central del recinto que en la actualidad es también una de las cuatro sedes de la Facultad de Artes y Diseño (antes Escuela Nacional de Artes Plásticas) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La pieza se enciende, por lo que es una de las pocas esculturas en México que contiene al fuego como elemento principal.

En las ocho salas del edificio ubicado en el corazón del Centro Histórico se expondrán otras obras en acero de Mayagoitia, además de trabajos de Luis Nishizawa, Gilberto Aceves Navarro, Kiyoto Ota, Ignacio Salazar y Diana Salazar.

Escuela pionera

La Academia de San Carlos fue la primera escuela de arte en América, fundada en honor al rey Carlos III, con motivo del día de su santo. Desde entonces es semillero de grandes talentos.

Inició su enorme labor formativa el 4 de noviembre de 1781, en la Antigua Casa de Moneda, pero después de 10 años se estableció en lo que fue el Hospital del Amor de Dios, en el número 22 de la calle de Academia, donde permanece hasta hoy.

El edificio, protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, conserva sus características originales y solamente la cúpula del patio data de los años 20 del siglo pasado, realizada por Antonio Rivas Mercado.

Las clases se comenzaron a impartir en la entonces Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos: arquitectura, pintura y escultura de la Nueva España, con la finalidad de educar y capacitar a los naturales, es decir, los indígenas. Para ello se invitó a importantes artistas españoles como Manuel Tolsá, para impartir cátedra.

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Vasos comunicantes, 2011, óleo de Luis Argudín incluido en la muestra montada en el recinto de Academia 22, CentroFoto Mónica Mateos

El florecimiento de la Academia de San Carlos se dio durante los siglos XVIII y XIX, cuando fue punto de origen de casi toda la pintura, la escultura y el dibujo creado en México y Centroamérica en ese momento.

De acuerdo con datos de la UNAM, a la que se incorporó en 1910, durante el siglo XIX gran parte de las construcciones en México, como iglesias y centros educativos, se originaron en la Academia de San Carlos.

El amor es el trabajo es una de las frases que hasta hace algunos años era el lema con el que maestros y estudiantes desarrollaban sus actividades en el recinto, recuerda Ignacio Salazar, curador de Tiempos de creación.

La pluralidad es la característica principal de esa muestra que hoy se inaugura a las 19 horas, añade, en la que se podrán apreciar diferentes estilos y corrientes artísticos de quienes tienen el carácter dual de ser ex alumnos y maestros de la Academia de San Carlos.

“Son creadores para quienes la disciplina se ha dado de manera simple y natural, pues desde las aulas ésta fue parte de su vida, ya que no pretendían ser artistas, sino hacer objetos con carga artística.

“Ahora, estos maestros esperan ser una reverberación en las nuevas generaciones, porque cada vez hay menos vocaciones en un mundo devorado por el entretenimiento y la distracción del espectáculo, el cual se roba la concentración que requiere la creación.

Los silencios en las aulas se han perdido; hay una preponderancia de la imagen en los alumnos, que ya no se ven a sí mismos. Los artistas que exponen este martes se han visto a ellos mismos y hurgado en el espíritu creativo que, al final, es lo que representa a México, concluyó Salazar.