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No sólo de pan...

¿Día Mundial de la Alimentación?

E

l Día Mundial de la Alimentación (DMA) fue fijado el 16 de octubre, también día de la fundación en 1945 de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés). A partir de 1981, el DMA ha adoptado temas anuales que más bien parecen obedecer a estrategias de comunicación que a verdaderos intentos por enfocar y discutir los asuntos que deberían asociárseles. Este año, el tema es Agricultura familiar: alimentar al mundo, cuidar el planeta, en el que hubiéramos esperado muchos más pronunciamientos oficiales, movilizaciones populares y campesinas, publicaciones de especialistas, debates de interesados en el tema, foros internacionales y, sobre todo, resultados.

No queda claro si un año temático corre del 16/10 al 15/10 del siguiente, pero sea como sea, el tema del actual es el que a mí, entre muchos otros pero aún insuficientes colegas, me ocupa desde el comienzo de mis entregas y en todas mis intervenciones públicas, siendo lógico que cuando los mexicanos celebran el Premio 2014 concedido a uno de sus conciudadanos, yo invite a reflexionar al lector sobre lo siguiente. El premiado, naturalizado mexicano gracias a haber desarrollado sus investigaciones en el Centro de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), como discípulo y continuador del padre de la Revolución Verde, Norman E. Borlaug, financiados con fondos de la Rockefeller Foundation fundamentalmente, indica un doble discurso por parte de los voceros de la ONU en el asunto alimentario.

Haciendo un poco de historia, recordemos que el llamado milagro verde consistió en abatir las parcelas de cultivos mixtos e imponer los monocultivos que empobrecen los suelos, compensando este problema con fertilizantes químicos a gran escala; a esto se unió el remplazo de los sistemas biológicos de control de plagas por agroquímicos cuyos efectos en la salud humana se están comprobando en dos generaciones (recordar el escándalo del DDT, tan popular en los años 50, y el aumento geométrico del cáncer en el mundo); es verdad que también se introdujeron semillas mejoradas por selección humana, pero esto lo hicieron todos los pueblos del mundo a través de la historia (y los indígenas mexicanos seguirán haciéndolo si los dejan); y para completar la revolución se inventaron sistemas de riego con presas y canales espectaculares así como de siembra, cosecha y almacenamiento mecanizados, con todo lo cual fueron desplazados miles de millones de campesinos con sus familias hacia las urbes, quitándoles no sólo las tierras de sus ancestros, fuente de su alimento diario, sino cualquier otro medio de subsistencia a por lo menos la mitad de ellos, pues no hubo empleo para todos, y dando origen a una nueva migración bajo sus aspectos actuales, con otros fenómenos de degradación social. ¿Puede considerarse un éxito de la ciencia el camino de la revolución verde que representa el flamante Premio Mundial de la Alimentación, Rajaram?

Es curioso que su maestro Borloug, quien consideró que los transgénicos en rumbo al auge representaban la continuidad de su propia obra, soliera contestar a quienes criticaban un productivismo que afecta a las leyes de la naturaleza, que para ellos el medio ambiente existía desde sus escritorios y nunca habían sentido hambre, mientras él había alimentado a mil millones de personas… ¿Pero cómo y con qué? Éste es el tema de la reflexión primordial. Por otra parte, es difícil conciliar declaración 2014 del DMA: concientizar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la erradicación del hambre, la desnutrición y la pobreza, cuando a la vez se está protegiendo a los productores del petróleo, indispensable para fertilizantes, plaguicidas, tractores y sistemas de riego automatizados. Porque ¿cómo podemos creer que el Objetivo 1 del Milenio: Erradicar la pobreza extrema y el hambre, con el Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, son conciliables con el Objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo…Desarrollar aún más un sistema comercial y financiero abierto, basado en normas, previsible y no discriminatorio… En colaboración con el sector privado (y) velar por que se puedan aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías?

Si la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 fue la primera en reconocer el derecho a la alimentación, incorporado hasta 1966 al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aunque no de manera vinculante sino como Directrices Voluntarias aprobadas por la FAO para la Realización Progresiva del Derecho a una Alimentación Adecuada en el Contexto de la Seguridad Alimentaria Nacional, preguntémonos ¿cuánto tiempo tardará nuestra LXIII Legislatura en aprobar la Ley general del Artículo 4º Constitucional relativo al derecho a la alimentación que fue entregado esta semana que pasó para su análisis? ¿Debemos tener esperanza en que pronto se implementarán recomendaciones como la gobernanza de los recursos naturales ligada a su tenencia por parte de los productores familiares haciendo honor al tema alimentario de 2014?