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Asegura la Canacope que afrontan la nueva competencia informal de los cajueleros

Fian tienditas de 3 a 5 clientes de cada 10 por falta de liquidez

Las ventas no se han incrementado en el pequeño comercio sólo se mantienen, reconoce

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Tienda de abarrotes en la calle Coahuila, casi esquina Monterrey, colonia Roma en la ciudad de MéxicoFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de octubre de 2014, p. 24

La gente gasta sólo en lo indispensable. La falta de dinero y la saturación en las tarjetas de crédito favorece, en apariencia, al comercio minorista que mantiene una mejor situación que los supermercados, aseguran dirigentes de la Cámara de Comercio en Pequeño (Canacope) y de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).

Las ventas de las tiendas de abarrotes, los changarritos o estanquillos, no bajan pero tampoco suben. Se mantienen y es en gran medida por los créditos que dan a sus clientes, sobre todo en productos básicos como huevo, pan, leche o jamón, entre otros.

Nosotros tenemos una banca social muy eficiente por los créditos que damos, no hay comercio de mayor proximidad con la gente que el canal abarrotero. La libretita donde apuntamos lo que prestamos es un recurso para mantener nuestra clientela y vender porque, según la zona, fiamos a tres o cinco clientes de cada 10, quienes además son nuestros vecinos y los conocemos. Este año ha habido una tendencia al alza en esos préstamos por la falta de circulante, asevera Cuauhtémoc Rivera, dirigente de la Anpec.

Abunda que con esa libretita, que constituye nuestro crédito a la palabra o te pago el fin de semana, el sector abarrotero tiene su Buen Fin todo el año, en alusión a la campaña comercial lanzada hace cuatro años por las cámaras de comercio para reactivar el consumo interno y que protagonizan supermercados y tiendas de autoservicio con ventas a crédito.

Banca social

“La banca social del pequeño comercio opera mejor que otros créditos porque nuestro límite es que si los clientes no pagan o no abonan nada, ya no les fiamos. En el comercio informal puedan encontrar productos más baratos, pero ahí no fían. Nuestros clientes son los trabajadores eventuales, los que cobran en efectivo cada semana, las amas de casa, los que consumen primero y luego pagan. No es que vendamos más, no podemos vender más si la gente no tiene dinero porque los ingresos de la población se han depreciado 76 por ciento en los últimos 30 años”, abunda Rivera.

Coincidente, Gerardo López Becerra, dirigente de la Canacope, dice: No digo que las ventas hayan crecido en los comercios pequeños, sólo se mantienen. La gente compra lo necesario y el que no se surta en las tiendas de autoservicio pudiera ser un fenómeno que nos beneficia, pero también sucede que la gente termina comprando muchos productos en el comercio ambulante sacrificando tanto calidad como cantidad por pagar menos.

Cifras del Inegi indican que el consumo de bienes y servicios en los hogares creció apenas 1.7 por ciento entre enero y junio de 2014. Es el crecimiento más bajo para un primer semestre desde 2010 y contrasta con el aumento de 2.9 y 6.3 por ciento para los seis meses iniciales de 2013 y 2012, respectivamente. En tanto, el pago con tarjetas de crédito durante el segundo trimestre del año cayó 13.4 por ciento y en julio la cartera vencida en los créditos al consumo alcanzó su nivel más alto de los pasados 11 años, según el Banco de México.

No hay liquidez y entonces la gente consume lo básico. Las señoras van a la tienda por el jabón o el huevo, pero ya no le compran las papas o el dulce al niño, señala el dirigente de la Canacope.

La capacidad de compra está retraída en todos los sectores, pero el mercado negro es el único bollante, la informalidad está de fiesta y en total impunidad. La gente ha migrado al consumo de productos artesanales o genéricos, que no tienen controles de calidad ni sanitarios, o productos robados y de contrabando. Ahí encuentran desde cigarros pirata y botanas y artículos de limpieza a granel hasta aguas preparadas de sabor, insiste Rivera.

Este año, refiere López Becerra, se han multiplicado “los cajueleros o ambulantes de clase media que tienen coche” y que recorren lo mismo zonas de oficinas como Santa Fe, Polanco o Paseo de la Reforma para vender comida preparada, ropa y perfumes que colonias populares como la Doctores o la Ribera de San Cosme, donde ofrecen artículos de higiene personal, como papel de baño.

Es una modalidad de comercio ambulante que se ha reforzado por la saturación de puestos en las calles y la falta de locales comerciales. Los ambulantes ya están encima unos de otros y prácticamente necesitan un segundo piso, comenta.