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La intervención, parte de un proyecto en Monterrey, NL, estado invitado de honor del festival

Plaza de toros deviene lienzo monumental dedicado al FIC

El mural, de 650 metros cuadrados, fue realizado por 11 artistas regios y 10 de Guanajuato

Está inspirado en Cervantes y en las fronteras, tema de esta 42 versión del encuentro cultural

Foto
La figura del personaje aprisionado representa que la frontera es personal, considera Smok, uno de los artistas participantes en la elaboración del muralFoto Alondra Flores
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de octubre de 2014, p. 2

Guanajuato, Gto., 18 de octubre.

La plaza de toros de esta ciudad, abandonada desde hace 20 años, es ocupada desde hoy por la monumentalidad de un Quijote y, a unos metros, un hombre semidesnudo, atrapado como símbolo de la frontera, en un mural de 650 metros cuadrados, realizado en una intervención urbana por artistas de Guanajuato y Nuevo León.

Por más de cuatro décadas, el Festival Internacional Cervantino (FIC) ha tomado por unas cuantas semanas las calles de Guanajuato y las transforma. A partir de hoy, a consideración de la benevolencia del tiempo, permanecerá en esta orilla de la metrópoli con una obra urbana que plasmó la figura literaria central del festival y a la frontera, tema eje de esta edición.

No es sobre la migración física o espacial de las personas, describe Malcom Vargas, Smok, uno de los 11 artistas regios que realizó la parte inspirada en el tema de la frontera. Va más por el lado sicológico del concepto de la migración. La figura es un personaje aprisionado. De alguna manera representa que la frontera es personal. Él está encerrado en su propio mundo. Los traslados no son suficientes cuando estás aprisionado en ti mismo, explica sobre el mural ubicado a un costado de las rejas oxidadas de la plaza.

Frente a la obra terminada, declara: Rescatamos el muralismo, este arte tradicional mexicano, obviamente con nuevas técnicas y plataformas, pero que tiene mucho valor. Incluso, pintar en Guanajuato, cuna de Diego Rivera, es muy importante para nosotros.

La intervención urbana es parte del proyecto Callegenera, festival de expresiones urbanas que se realiza en Monterrey y que fue traído al FIC por el gobierno de Nuevo León, estado invitado de honor en la presente edición. Entre clases de hip hop, break dance, rock y vallenato, una de las acciones fue la creación del mural, que mide 50 metros de largo por 13 metros de alto, dividido en dos temas representativos: el de la frontera, por 11 artistas regios, y el dedicado a Cervantes, por 10 guanajuatenses.

En opinión de Smok, la discusión sobre la validez del arte urbano sucedió hace 20 años. Ahora está bien considerado, incluso consagrado por grandes sistemas de evaluación del arte alrededor del mundo. El paso es para el Cervantino y para México, empezar con esta valoración del nuevo muralismo mexicano, apunta.

Las caras de un fenómeno

La parte que lo ve como acto vandálico e ilegal está mal entendida, al contrario, es sólo una parte del fenómeno, uno de los 360 grados que engloba el grafiti o el arte urbano.

El deseo de estos artistas, expone, es trabajar en buenas condiciones, con apoyo institucional, para tener seguridad, materiales decentes, infraestructura y logística, que no es fácil, al implicar pintar un muro de 300 metros.

Durante seis días trabajaron bajo el intenso rayo del sol para culminar esta obra en la que usaron una técnica mixta de pintura de esmalte en aerosol y pintura vinílica, con brocha y rodillo.

Aunque es difícil tener coherencia de color, ritmo y perspectiva, lo más complicado del arduo trabajo fue ponerse de acuerdo en la organización, dice Smok. Once cabezas proponiendo ideas, lo cual requirió mucha negociación, y luego dividir las zonas de trabajo. Aunque, considera, son una comunidad con muy buena cohesión.

Malcom Vargas fue el único testigo de la inauguración de la obra monumental. Sus compañeros ya regresaron a Monterrey y sólo pudieron ver la obra a través de los andamios.

Será en fotografías como conocerán el resultado final y tal vez puedan regresar algún día a Guanajuato.

En lo bajo de la escalinata de la plaza de toros, un hombre con tatuajes en la cara apunta la vista hacia el cielo para ver estos murales, ubicados lejos del trajín del Centro Histórico, donde ebulle el festival Cervantino. Los comensales que rodean el puesto de tacos de bistec, guarecidos del intenso sol bajo una lona azul, fueron rodeados por camionetas y autos oficiales que trajeron a funcionarios a ver la obra final en la colonia Pueblito de Rocha y subieron las escaleras entre la neblina emanada del asador.

A lo alto, entre el divisadero del caserío guanajuatense, junto a la fachada blanquecina de la plaza de toros, el Quijote y este hombre aprisionado observan la ciudad, en un edificio de lidia abandonado, intervenido y transformado.