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Los operan soldados y marinos y eso trastoca la convivencia social

Comedores comunitarios de la Sedesol causan conflictos en pueblos de Guerrero

Imponen hábitos alimenticios ajenos y convierten a las mujeres en sirvientas, sostiene ONG

 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de octubre de 2014, p. 21

Los comedores comunitarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) han causado conflictos entre las comunidades de la Montaña de Guerrero, sobre todo porque se establecieron con apoyo del Ejército, imponen hábitos alimenticios ajenos a los habitantes y convierten a las mujeres en sirvientas, señaló Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Lo que las comunidades requieren es maíz y frijol, recuperar sus parcelas afectadas por las tormentas Manuel e Ingrid en 2013, sostuvo Barrera previamente al Día Mundial de la Alimentación, que es el jueves próximo. En conferencia de prensa, se refirió a que el modelo de los comedores comunitarios que establece la actual administración federal es empotrado, no se pregunta a la gente lo que quiere comer, les llevan huevo en polvo y comida enlatada.

Hasta junio pasado, en el país se habían establecido 733 comedores, de los cuales 500 se encuentran en Guerrero, de acuerdo con el segundo informe de labores de la Sedesol. Indica que en este programa también participan en la puesta en operación y la capacitación las secretarías de la Defensa Nacional y Marina.

El defensor de derechos humanos recordó que tras el desastre que quedó en la Montaña por el impacto de las tormentas Manuel e Ingrid el año pasado, la Sedesol llevó los comedores, pero el tema central del maíz, alimento básico de las comunidades, quedó relegado. Lo peor, dijo, fue que quien operó en sus inicios el programa fue el Ejercito, transformado en cocinero y en el controlador de la alimentación. El Ejército en Guerrero ha tenido una presencia desastrosa, afecta la convivencia comunitaria y afecta la paz entre las comunidades.

Explicó que en este programa se impuso de unilateralmente esta manera de querer resolver el problema de la alimentación. Un modelo que obliga a las madres, como pasa con Oportunidades, que se conviertan en criadas de las comunidades, porque además de que tienen que atender a sus hijos y cocinar en sus casas, tenían que preparar los alimentos en esos comedores.

Los resultados, apuntó, han sido fatales, primero porque fue algo que trastocó la convivencia comunitaria. Fue la ocupación militar en un programa alimentario de comunidades indígenas; Sedesol toma un modelo castrense para atender una necesidad urgente que es la alimentación.

Además se trata de un programa discriminatorio, ya que la alimentación es para niños y mujeres, con este esquema “nunca han podido ayudar a mejorar la situación de pobreza. Esto fue trasladado a muchas comunidades con motivo del desastre que dejaron Ingrid y Manuel”.

Se estableció el Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña de Guerrero, el cual pidió a principios de año a la Sedesol que ante los daños a las parcelas se diera un abasto extraordinario de maíz, la dependencia respondió que estaban los comedores comunitarios. Aun así se logró establecer el programa Que llueva maíz en la Montaña, con el fin de dotar de grano a 185 comunidades.

Actualmente operan algunos comedores, otros han desaparecido. Es un modelo que no ha sido consultado ni dialogado con la comunidad, la dieta no es la más adecuada, los niños tiran la comida porque no les gusta. Todo esto no ha sido dimensionado por la Sedesol. Genera conflictos al interior de la comunidad.