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La vía San Cristóbal-Palenque destruiría la naturaleza

Rechazan indígenas el paso de autopista por sus comunidades

La tierra no se vende y no tiene precio, dicen en su defensa

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En la laguna de Sayul, dos mil tzotziles realizaron una ceremonia maya y asamblea para decidir las acciones de oposición al proyecto de la supercarretera que atravesaría sus campos de cultivoFoto Moysés Zúñiga Santiago
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Periódico La Jornada
Jueves 18 de septiembre de 2014, p. 14

Laguna Sayul, Chis., 17 de septiembre.

Para oponerse decididamente a que la autopista San Cristóbal-Palenque pase por sus comunidades, más de 2 mil indígenas de Los Altos de decenas de comunidades tzotziles y tzeltales se congregaron hoy en La Candelaria, comunidad rural del municipio de San Cristóbal de las Casas, a unos 15 kilómetros de la ciudad. Rodeados por la laguna de Sayul, para todos un lugar sagrado desde hace muchas generaciones, rindieron tributo a la Madre Tierra y declararon que impedirán el paso de la anunciada supervía, que destruiría, irremisiblemente, este delicado enclave de la naturaleza.

Tras horas de acción ceremonial y expresión de sus resistencias, los indígenas emitieron la Declaración de la Laguna de Sayul, la palabra verdadera de los pueblos originarios de Los Altos de Chiapas: Sabemos que los gobiernos municipal, estatal y federal están diciendo mentiras al pueblo. Están ofreciendo megaproyectos trasnacionales que traen muerte, haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. ¿Cuál es el desarrollo para el pueblo? Creemos que sólo están viendo sus propios intereses. No queremos el desarrollo que nos trae pobreza, destruye nuestra cultura y no respeta los derechos de nuestra Madre Tierra.

Reunidos en el Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio, los indígenas advirtieron: Defenderemos el medio ambiente, el tejido y las venas de la Madre Tierra: ríos, lagos, ojos de agua, montañas, árboles, cuevas, cerros. Defenderemos la vida de los animales. (¿Aunque no sean de circo?, se puede uno preguntar, en una entidad gobernada por ecologistas que inundan con su propaganda proteccionista las ciudades).

Convocaron al obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, a que respalde la exigencia de los pueblos contra la autopista. Lo mismo pidieron los asistentes (quienes apuntan hacia un interesante proceso ecuménico) a los pastores y líderes religiosos de todas las iglesias con presencia en estos territorios. Anunciaron que impedirán divisiones por razones partidarias con un llamado: La tierra no se vende y no tiene precio. A todos los que los apoyan y se han unido a la defensa de nuestras tierras y territorio les pedimos que estén en alerta máxima de lo que pueda suceder.

Durante horas hablaron en sus lenguas, y fueron traducidos al castellano, representantes de decenas de comunidades de Zinacantán, Tenejapa, San Juan Chamula, Huixtán, Oxchuc, San Juan Cancuc, Chilón, Salto de Agua y San Cristóbal mismo. En todos los casos sus presidentes municipales ya firmaron acuerdo de que el trazo de la autopista atraviese estos territorios.

La reunión fue en una monumental isla de bosques y helechos, rodeada por la laguna intacta de honda belleza y una densa colonia de carrizos, aves acuáticas, anfibios, un agua cristalina que nace aquí mismo. Imagine ahora el lector un Oxxo, un estacionamiento, una caseta de cobro, centenares de tráilers de doble remolque día y noche. Y el sitio sagrado, ofrecen las autoridades, lo podrían aprovechar los pobladores con fines turísticos y para vender sus productos (sic). La brutalidad de tal obra aniquilaría este notable ecosistema, sorprendentemente intacto, que beneficia a muchos ejidos de los diferentes municipios.